Baltimore encaja otra daga en corazón de Cleveland
Un TD en regreso de gol de campo bloqueado le da a Cuervos el triunfo sobre unos Cafés que, con limitaciones, estuvieron a segundos de llevarse el triunfo.
Más que una temporada, la acción con la que Baltimore sumó su cuarto triunfo de la temporada resume la historia de los Cafés de Cleveland los últimos 30 años.
El festejo estaba listo. Travis Coons sólo debía conectar un gol de campo de 51 yardas y el júbilo estallaría en el FirstEnergy Stadium.
La misión lucía fácil. Al fin de cuentas, Coons había fijado ya una marca de la NFL al conectar los primeros 18 intentos de gol de campo de su carrera.
Lo que sucedió cuando Coons pateó el ovoide tiene drama, frustración y agonía, características que han acompañado a Cleveland desde “La Serie” (The Drive, como se le conoce en EEUU) con la que John Elway y Denver quebraron el corazón de los aficionados de los Cafés en el Juego de Campeonato de la AFC en 1987.
Desde entonces, el balòn suelto de Ernest Byner en Denver en la siguiente Final de la AFC, la desaparición de la franquicia por la decisión del entonces dueño Art Modell de mudarla a Baltimore a finales de los años 90 y otros desaguisados han moldeado a este equipo los últimos años.
Coons hizo contacto con el ovoide y Brent Urban penetró lo suficiente para alzar su brazo y bloquear la patada. El ovoide cayó en manos de Will Hill, quien corrió por la banda izquierda para dejar atrás a varios jugadores de Cleveland y hacer un recorrido de 64 yardas hasta la zona final con el que produjo otra herida en el corazón de los aficionados de los Cafés.
Como si la ironía y el destino no tuvieran suficiente con tener a los Cafés de Cleveland de clientes, el marcador se abrió en el primer cuarto con un regreso de patada de 82 yardas para anotación de Kaelin Clay con el que Baltimore se fue arriba 7-0.
Los Cuervos, con varias ausencias por lesión –el quarterback Joe Flacco, el corredor Justin Forsett, el liniero defensivo Terrell Suggs, entre otras--, no pudo dar la puntilla a un equipo de Cleveland inferior en talento, pero que, ante las bajas de su rival, pudo batallar hasta el último segundo.
Matt Schaub, en sustitución de Flacco, puso 17-3 arriba a Baltimore en el segundo cuarto con un pase de touchdown de 13 yardas a Javorius Allen.
Sin un ataque terrestre confiable, los Cafés se dedicaron a atacar por aire y su persistencia dio dividendos cuando Josh McCown los guió a anotar 10 puntos sin respuesta para acercarse 17-13 con un pase de touchdown de 10 yardas a Marlon Moore y un gol de campo.
La defensiva hizo lo propio y logró darle vuelta a la pizarra cuando Karlos Dansby interceptó un mal pase de Schaub y lo regresó 58 yardas para touchdown y poner a Cleveland arriba 20-17 en el tercer cuarto.
Schaub respondió con un ataque que culminó con envío de anotación de 15 yardas a Kamar Allen y un gol de campo de 35 yardas de Justin Tucker le regresó la ventaja a Baltimore arriba 27-20.
McCown dejó el duelo por una aparente lesión en el hombro derecho. Austin Davis tomó su lugar y empató el duelo a 27 con pase de touchdown de 42 yardas a Travis Benjamín con 1:47 por jugar.
Schaub no pudo poner a Baltimore en posición de ganar el duelo y los Cuervos tuvieron que entregar la posesión del ovoide a Cleveland, que comenzó a acariciar la idea de barrer a Baltimore por primera vez desde 2007.
Johnny Manziel, el controvertido quarterback de Cleveland, se uniformó, pero no jugó al ser puesto como pasador de tercer equipo a raíz de una medida disciplinaria del coach Mike Pettine, luego de que el jugador rompió el acuerdo con el equipo al viajar sin previo aviso a una fiesta en Austin, Texas.
Sin Manziel, los Cafés estuvieron en posición de ganar, lo que deja bien parado a Pettine con su decisión y demuestra que Manziel no es el jugador indispensable que la afición que lo pide a gritos cree.
Esa sed de “Johnny Football” pudiera ser sólo producto de una campaña de mercadotecnia aderezada por una personalidad irreverente y egoísta desde la universidad.