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SAN FRANCISCO 49ERS 13 - ARIZONA CARDINALS 19

Los Cardinals sufren más de la cuenta para ganar a los 49ers

El equipo de Arizona requirió del drive más largo de su temporada, y de notables faltas de San Francisco, para acabar con un partido retorcido.

Carson Palmer anota el TD definitivo frente a los 49ers.
Thearon W. HendersonAFP

Al principio fue escepticismo, luego incredulidad, ilusión más tarde y, al final, la derrota de siempre. Así se sintieron los aficionados de los San Francisco 49ers en el Levi's Stadium al ver como su equipo era capaz de tratar de tú a tú, cuando no superar, al equipo que va a ganar su división, los Arizona Cardinals, y que es uno de los dos mejores del año en la NFC. Irse a casa con una nueva derrota fue más amargo que nunca esta temporada.

Porque el resultado final, de 19 a 13 a favor de los Cards, sí que explica con bastante claridad lo que fue el encuentro y el sufrimiento al que se vio sometido el ataque de los de Carson Palmer.

Ninguna línea funcionó bien, pero la peor parte recayó en la carrera. La línea se comportó de forma mediocre, superada por la línea defensiva de los Niners, y como consecuencia de ello Arizona no pudo establecer su juego terrestre. La derivada habitual volvió a ser matemática pura: sin carrera el juego de ataque pasó a depender de chispazos, de buenos pases puntuales.

No fueron muchos y, además, estuvieron salpicados por los pañuelos amarillos. Al final de la primera parte los Cardinals pudieron anotar en un drive en el que las interferencias de pase fueron la jugada más común. Palmer buscó una y otra vez a receptores cubiertos con la esperanza de que la secundaria se pusiese nerviosa y tratase de pararles sin girarse a mirar por dónde venía la bola. Lo consiguió en demasiadas ocasiones. 

Algo parecido se puede decir del drive que decidió el partido. Con 13-13 en el marcador, y 10:25 por jugar en el último cuarto, es decir, la eternidad, los Cardinals comenzaron una marcha de ocho minutos y quince jugadas que acabó con TD de carrera del propio Carson Palmer y decidió el partido. En ese periplo, ese viaje que pareció un mundo, abundaron las penalizaciones salvadoras contra los pobres 49ers. Los equipos malos son empujados por el destino a cometer este tipo de infracciones en terceros downs largos, por lo que parece, y San Francisco contribuyó al mito con su actuación.

¿Fueron todas las penalizaciones justas? Seguro que todo el mundo tiene opinión, muy probablemente dependiendo de qué equipo sea por el que dan el corazón, pero lo cierto es que no creo que se pueda decir que los árbitros decidieron el encuentro, como casi nunca, por otra parte.

Blaine Gabbert, a pesar de la derrota, volvió a mostrarse como un QB digno de la NFL, y ya van varias semanas seguidas que vivimos en un universo consistente con esa afirmación. Con sus 318 yardas, con sus 25 pases completados de 36 intentados, con su TD y, sí, con su intercepción al siempre reseñable Tyrann Mathieu, completó un partido en el que, en general, no supuso ningún lastre para su equipo. Bien al contrario, fue una pieza importante en mantenerse en la pelea contra unos Cardinals evidentemente superiores, como han demostrado todo el año.

Lo que resulta de este resultado es que el camino de los Cards hacia los playoffs, incluso hacia el bye de la primera semana, queda expedito con un 9-2 de récord que sólo les deja por detrás de los Carolina Panthers y les aleja del resto de la NFC, mientras que los Niners, con su 3-8, siguen con el via crucis que les habrá de llevar a draftear a un QB en abril.