“Este 2015 es el año de mi carrera... hasta el momento”

Hace más o menos un año que Miguel Ángel López limpió la estantería de su habitación en casa de su madre donde acumulaba todos los trofeos de su vida. “Había un porrón. 100 o 200. ¡Desde el colegio!”, cuenta a AS y su sonrisa traspasa el cable del teléfono. Guardó muchos para dejar sitio a los siguientes. Y en 2015 añadió dos oros, el de la Copa de Europa (“¡Y en casa, en Murcia!”) y el del Mundial.

“El año salió mejor de lo que esperábamos: 2015 ha sido el año más importante en mi carrera...”, dice, pero en seguida llena esos puntos suspensivos con un “hasta la fecha” que mira directamente a 2016 y los Juegos. Miguel Ángel es la esperanza del atletismo español. Si alguien puede pisar el podio ese es él. De Londres guarda un diploma. Fue quinto en 20 kilómetros marcha. En Río buscará el oro en esa distancia y también en los 50 kilómetros.

“Es un reto muy importante. Voy a tope a por los 20 y los 50 es una incógnita. Ojalá haga un buen invierno. Ojalá salga”. La presión es cero. Su cabeza, acero. “¿Presión? No. Que cuenten contigo siempre es bueno. Supone que estás haciendo las cosas bien. Yo daré todo lo que tengo y luego será la carrera la que me ponga en mi sitio”. Su secreto suena sencillo: hacer lo de siempre. Sus rutinas. Entrenar cada día con ese mix de canciones de la radio en los oídos (“y Michael Jackson, siempre”, confiesa; es su favorito) mientras marcha por el carril bici de su pueblo. “Empecé hace cinco años. Por la carretera es peligroso por el tráfico. Alguna vez, cuando rebaso a un corredor, se pica, pero (ríe)... ¡a mí me pasa un tío andando y también me mosquearía!”.

Premios AS. A la marcha llegó por casualidad y cabezonería. “Yo corría, pero tenía un amigo que hacía marcha, enfermó y le suplí yo”. Al principio le costó. “El gesto cuesta asimilarlo, cuanto más natural sea mejor”. Ahora lo tiene tan interiorizado que cuando corre sufre más. Creció admirando a Jefferson Pérez mientras las medallas comenzaron a acumularse en la estantería de casa de su madre. En 2014, tras el oro en Zúrich, en su pueblo le pusieron su nombre a un jardín. “¡A veces paso por allí sólo para ver mi nombre!”. 2015 ya ha sido elegido atleta español de un año que puede cerrar con otro premio que emociona: el AS del Deporte. “La verdad que sí, me ilusiona: es la primera vez que me nominan...”. Y por si acaso, en su estantería hay un sitio libre para guardar el trofeo, ese Corazón de Hierro esculpido por Xavier Mascaró.