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RUTH BEITIA

“Con lo de Rusia te quedas muerta, es una barbaridad”

Beitia, ganadora de la Diamond League en altura, tiene como grandes rivales a las atletas rusas, cuyo país acaba de ser suspendido por la IAAF tras conocerse el Informe de la AMA.

Ruth Beitia y Ramón Torralbo.
Chema Díaz

—Escándalo en el atletismo ruso. Suspendida la Federación por Dopaje de Estado. ¿Qué le parece?

—A ver... Si es verdad, es una barbaridad y te quedas muerta. Lo ha decidido la IAAF. Cuando el río suena, agua lleva.

—Algunas de sus principales rivales son rusas. Ana Chicherova, Svetlana Shkolina... Una venció en los Juegos de Londres; la otra en los Mundiales de Pekín. ¿Cree que están involucradas?

—No puedes poner bajo sospecha a todo el mundo, porque al final pagan justos por pecadores. No me gusta pensar así. Hasta que no figuren en una lista... Yo no deseo para los demás lo que no deseo para mí. No quiero pensar mal, porque no me gustaría que pensasen mal de mí. Si pensara que las rusas con las que me enfrento y que a veces me ganan no están limpias, no disfrutaría de la competición. Yo voy a seguir saltando pensando en mí.

—¿Piensa que el castigo llegará hasta los Juegos Olímpicos de Río?

—Creo que Rusia competirá allí, que la sanción no va a durar hasta entonces.

—El castigo es global, de forma que también se impide competir a atletas sobre los que de momento no recae sospecha alguna.

—Es verdad que los que no son sospechosos también han sido castigados. Si hay un Dopaje de Estado y se demuestra existe un agravio comparativo con todos los demás. Yo estoy 365 días al año localizable una hora al día, que en mi caso es de seis a siete de la mañana, en mi casa de Santander, y si voy a algún sitio debo avisar. Por ejemplo, ahora que he venido a Madrid. Es duro que una persona a la que no conoces pueda llegar a tu casa, llamar a la puerta, entrar contigo en el baño y ver cómo haces pis. La Policía, si entra en mi casa, al menos tiene que enseñarme una orden judicial... A veces me despierto a las cinco de la mañana y no orino no sea que vengan a hacerme un control una hora después y no tenga ganas.

—Hablemos de 2016. ¿Qué planes tiene?

—Pues todavía no lo he hablado con Ramón, ¿verdad? (Se dirige a su técnico, Torralbo). Lo haremos en diciembre, como siempre. Julia García, mi representante, nos mandará todas las competiciones en las que hay altura y luego decidimos. Pero en principio iré a todos los grandes Campeonatos: Mundial en pista cubierta de Portland, en marzo; Europeo al aire libre de Amsterdam, en julio, y Juegos de Río, en agosto. ¡Me gusta competir! Disfruto con la competición y no puedo entender a los atletas que no lo hacen. Si no saltara en pista cubierta y tuviera que estar entrenándome durante meses y no saltar hasta mayo o junio, me daba un patatús.

—Ha acompañado usted a Ramón Torralbo en unas Jornadas Técnicas organizadas por la Escuela de Entrenadores. Ramón es un hombre muy importante en su vida.

—Le conozco desde que yo tenía once años y ahora tengo 36. Mi hermano hacía altura con él, yo pasaba por las pistas y Ramón me dejaba saltar y cacharrear por allí. Yo hacía fondo, pero acabé saltando altura. La clave es que me ha tratado siempre más como persona que como atleta y que hay total confianza y comunicación entre los dos. Las grandes decisiones de mi vida siempre se las consulto a mis padres y a Ramón.