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POSTEMPORADA MLB

Los playoffs de la MLB vienen teñidos de azul

Octubre en el béisbol nos está deparando momentos inolvidables cada día pero el azul está muy presente en todos aquellos que buscan hacer historia.

Johnny Cueto estuvo increíble cuando mayor fue la necesidad para sus Kansas City Royals.
JAMIE SQUIREAFP

Isaac Newton, además de enunciar la ley de la gravedad por una manzana que le despertó de la siesta, demostró que el haz de luz blanca está formado por bandas de colores, siete, que se pueden separar por un prisma. La prueba más palpable de ello es el arco iris. Si Newton compartiera con nosotros este mes de octubre comprobaría, además de nuestra resistencia cardiaca, que en la MLB solo hay un color, el azul.

El azul lo llevan los Blue Jays en el nombre y, a pesar de ello, se las han visto moradas para eliminar a los Rangers. En Toronto, que llevaban desde el 93 sin catar un partido por el título, se desató la locura en el último partido. Los dos primeros dejaron un regusto a hiel ya que los azulejos perdieron ambos. Tras empatar la serie en el estado de la estrella solitaria, se lo jugaban todo a una carta, como si un partido de Wild Card se tratara. Con el partido empatado se llegó a la séptima entrada. Algo tiene la séptima entrada que suelen ocurrir cosas asombrosas, será el azar, será la cábala, la casualidad… Lo que es seguro es que en la séptima entrada José Bautista envió la bola hasta el otro lado de la frontera. El partido fue como un río de aguas revueltas y quienes mejor navegaron, sin David Price al timón, fueron los de Toronto. Al final se hizo bueno el pronóstico y los Blue Jays, posiblemente los grandes favoritos, jugarán las series de campeonato.

Su rival también viste de azul y es algo normal, al fin y al cabo siempre se dijo que azul es el color de la sangre de la nobleza. En la séptima entrada del cuarto partido, otra vez la séptima, Carlos Correa tuvo a los Astros con pie y medio en la siguiente ronda con su segundo home run. Tan felices estaban los tejanos que hasta el gobernador les felicitó por su victoria. Sin embargo los Royals son como los malos de las películas, nunca terminan de morir. La parte alta de la octava entrada fue memorable anotando cinco carreras y llevando la serie al Kauffman Stadium para jugarse el ser o no ser a un juego. En el quinto y definitivo, los Astros se volvieron a poner por delante pero fue un espejismo ya que Johnny Cueto y Kendrys Morales pusieron los últimos clavos en el ataúd de los jóvenes y prometedores Astros.

Los Cubs también visten de azul y azul es el color del cielo que están tocando sus aficionados. El estado de excitación ha llegado a un punto que les es indiferente la ventaja de campo, se sienten capaces de ganar a cualquiera. Las pancartas que decían que ¨no más próximo año¨ muestran la esperanza de una ciudad en la que no queda nadie vivo que haya visto ganar las series mundiales a los cachorros. Los Cubs esperan contrincante por el campeonato de la liga Nacional y sea cual sea rival, el azul es su color.

Azules son los Dodgers desde que tenían su sede en Nueva York y azules, como las aguas del Pacífico, siguen siendo en Los Ángeles. Esta noche el Dodger Stadium se vestirá con sus mejores galas para alentar a los suyos y llevarlos en volandas a la siguiente ronda. Zack Greinke lucirá su lacia melena desde el montículo y tratará de demostrar que está a la altura de Kershaw.

Por su parte, los Mets, que visten de azul en honor a aquellos Dodgers de Brooklyn, pondrán en la loma a otro melenudo como Jacob deGrom, que ya sabe lo que es ganar en esta serie y en Los Ángeles. Los Mets, que también mojan sus pies en las aguas de un océano, quieren que la euforia desatada en agosto en la gran manzana continúe en octubre. La afición metropolitana no olvida la lesión de Tejada y quieren la victoria para saldar cuentas.

Sea el que sea el equipo que acompañe a los Blue Jays, a los Royals y a los Cubs en las series de campeonato se produce otro hecho curioso. Ninguno de ellos ha ganado las Series Mundiales en los últimos veinte años, el último fue Toronto en 1993, demostrando que este deporte ofrece una oportunidad para todos. En lo que no hay duda es que el campeón vestirá de azul.