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SERIES DIVISIÓN LIGA AMERICANA

Los Blue Jays son un monstruo que acaba de despertar

La brillante reacción cosechada por el conjunto canadiense hace que empaten la serie y que el quinto y definitivo partido se dispute en su campo.

El closer mexicano Roberto Osuna tras acabar la victoria por 8-4 de sus Blue Jays en Arlington.
RONALD MARTINEZAFP

Uno tiene la sensación de que los Toronto Blue Jays son ese clásico monstruo que acaba de despertarse y que empieza a flexionar los músculos, ese auténtico rodillo que (todavía) puede hacer estragos en esta pretemporada cuya fase divisional está a punto de acabar pero que nos puede deparar múltiples sorpresas.

Si se sigue el Manual de Abraham Van Helsing para acabar con el clásico vampiro, habrá que clavarle una estaca en el corazón, cortarle la cabeza y no sé qué perrerías más en el orden que sea porque cuando algo así se pone en marcha es difícil de parar y es lo que acaba de ocurrir en esta eliminatoria. Y no, los vampiros no brillan en la oscuridad o a la luz del sol o lo que sea como los gusiluz pero eso es tema para otro día que nos desviamos…

El mejor ataque con diferencia en la competición ha terminado despertando en las series contra los Texas Rangers y se asemeja al club que anota 891 carreras en liga regular, 127 más que su más inmediato perseguidor y una de las diferencias más notables en la historia, mérito doble cuando estamos atravesando una época en la que los pitchers ejercen su tiranía particular desde el montículo.

Cuando tres de los ocho primeros bateadores del turno logran sacarla del campo, eso supone que la franquicia de la hoja del arce vuelve a alcanzar ese nivel de confianza que ha tenido en 2015 y que se había visto maniatada de forma admirable por parte de los lanzadores de Texas.

En un previsible partido que podía acabar con la eliminatoria si ganaban los Rangers, el partido acabó pero para asegurarnos que habría un quinto en el Rogers Centre cuando los Blue Jays sacaron del encuentro a Derek Holland, abrumado por el poderío de sus rivales y que colocaba el 7-0 nada más concluir la tercera entrada para los visitantes.

Todo marchaba sobre ruedas e incluso se acrecentaban las opciones de triunfo para un R.A. Dickey, que debutaba en playoffs a pesar de estar a punto de cumplir los 41 años a finales de mes pero Gibbons le relevó de forma cuestionable por un David Price que se iba a hacer con el triunfo de la contienda a pesar de hacer un relevo irregular.

De esta manera, Price muy probablemente no va a estar para un quinto partido que parece terreno abonado para esa gran adquisición en el mercado de traspasos pero para el que los Blue Jays depositarán toda su confianza en el soberbio Marcus Stroman.

El resultado final de 8-4 demuestra que Toronto ha vuelto a la vida y que tiene muchas papeletas para seguir el camino iniciado por los Yankees de 2001 y Giants de 2012, que lograron remontar un 2-0 tras jugar los dos primeros encuentros en casa y que son los precedentes a los que se quieren agarrar los Blue Jays para seguir su camino para hacer historia.

Por su parte, Texas si confia en su adquisición del mercado veraniego, Cole Hamels, que repetirá el magnífico duelo que se dio en el segundo partido de la serie, uno que nos llevó hasta las catorce entradas. No obstante, los dos bullpen se mostrarán muy alertas porque, al mínimo síntoma de peligro, los entrenadores no tardarán en recurrir a ellos para parar o evitar una sangría de colosales dimensiones.

Esa es la urgencia que se presenta para un quinto partido, apasionante y emocionante desde todos los puntos de vista posibles.

Y por el bien de los Rangers, más vale que se lleven el kit anti-vampiros a Canadá.