Iván Raña sale a doctorarse en su tercer Ironman de Hawai
"En ironman corres vacío. Tienes que tener ganas de pasar un día fastidiado”, dice el gallego, de 36 años, que llega "muy entero" a la cita.
"La clave es estar todo el día quemando energía. Si estás quieto revientas”, cuenta Iván Raña (Ordes, 1979) sobre el gran secreto de su larga vida deportiva. Hoy (18:25, hora española), el pionero gallego del triatlón pone fin a diez largos meses de entrenamientos, en el Ironman de Kona (Hawai), los Campeonatos del Mundo de larga distancia en los que recorrerá 3,8 kilómetros a nado, 180 en bicicleta (donde no se puede ir a rueda) y una maratón, 42.195 metros a pie.
También compite Eneko Llanos, el mejor español de siempre
Es la tercera vez que Raña, de 36 años, va a la cita hawaiana, donde fue sexto en 2013 y 17º en 2014: “El año pasado no me retiré por mis colegas. Les doy la charla de que hay que tener actitud y no pararse. Esta vez me lo tuve que decir a mí mismo, pero las malas sensaciones eran un escándalo”.
Aquel resultado le ha hecho caer en las apuestas al séptimo lugar (28 a 1), lejos de los favoritos Frodeno (3 a 1) y Kienle (4 a 1). Pero a Raña, curtido en mil batallas, no le preocupa demasiado. “A los ojos de otros competidores no soy el candidato principal, pero me noto más entero que en 2014 y tengo la tranquilidad de saber de qué va el tema, incluso haberte llevado algún palo te relaja”. Lo bueno es que domina la distancia, porque desde que pasó al Ironman (en 2012) ha hecho siete pruebas, con cinco podios (ganó en Austria y México).
Para los últimos 15 días, Raña se cogió un vuelo para instalarse en un apartamento de Kona, donde ha estado adaptándose. “Son 12 horas de cambio, hay calor, humedad... y toca hacerse amigo del viento”, dice el de Ordes, que mantiene la ilusión haciendo “cambios” en su trayectoria: “Cada vez hago algo diferente, aunque no sepa la repercusión sobre mi cuerpo. Como cuando hice sólo bici tres años (corrió en el Xacobeo) o estaba todo el día en la pista y, sin embargo, ahora corro en monte”.
Tras tantos kilómetros, Raña tiene ganas de ironman: “Hay una parte divertida. En bici, es chula la sensación de velocidad. A pie, me gusta cuando tengo energía, pero es lo que más cuesta. Ahí ves el pomo, la puerta y a San Pedro”. En 2014, pese al mal día, fue el que más corrió en maratón (2h 44:38).
Lejos queda cuando competía en distancia olímpica (oro mundial y quinto en Sydney y Pekín). “Son deportes casi diferentes. En olímpica, el ritmo te mata. En ironman corres vacío. Tienes que tener ganas de pasar un día fastidiado”.