Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

El fiasco de los Nationals no puede caer más bajo

Siempre se dice que los balances hay que hacerlos al final de la temporada, sea en el deporte que sea, porque las sensaciones que puede tener un equipo o un jugador pueden ir variando según progresa el año, siendo en muchas ocasiones, algo prematuro o desproporcionado hacer esas valoraciones antes de tiempo.

Ahora bien, aunque la temporada regular en la MLB no ha terminado todavía ya que resta apenas una semana para su conclusión, ya se puede valorar lo que ha sido el comportamiento de uno de los máximos aspirantes al título y favorito según las casas de apuestas. Y es que la lamentable temporada de los Washington Nationals ha alcanzado su punto álgido con el ridículo episodio que se pudo ver ayer entre Bryce Harper y, especialmente, el closer Jonathan Papelbon.

Si hay una constante, sea regla escrita o no en el mundo del béisbol, es que el bateador tiene que demostrar actitud a la hora de correr hacia primera base aunque sepa que va a quedar eliminado ya que nunca se sabe lo que puede ocurrir y con la idea de meter algo de presión a la defensa.

Es cierto que en la jugada que ha originado este esperpéntico incidente, Bryce Harper puede salir corriendo con mayor fuste hacia primera pero su frustración no es sino el reflejo de una pésima campaña por un equipo que aspiraba a todo… y que se ha quedado sin nada.

También es verdad que Jonathan Papelbon puede tener su parte de razón pero no es ni el lugar, delante de todos los compañeros y con las cámaras pendientes del futuro MVP, ni el momento ya que se acaba de producir la eliminación con Harper muy frustrado, ni probablemente las maneras, que fue la chispa que se necesitaba para iniciar la pelea

Pero curiosamente el exigente jugador de 22 años no fue el que empezó sino el “sosegado” Jonathan Papelbon de 34 años, que demostró que la veteranía en su caso no es un grado sino más bien todo lo contrario.

Echando la vista atrás y aunque la situación y los protagonistas no son los mismos, la resolución de esta diferencia de apreciaciones sobre un aspecto en concreto puede ser abordada de forma distinta. Durante el spring training y en un partido entre jugadores del mismo equipo, el rookie Noah Syndergaard, estaba hambriento y más pendiente de solucionarlo que de estar presente de la pachanga. El capitán, David Wright, le puso los puntos sobre las íes y el novato tomó nota.

Si Papelbon quiere decirle algo a Harper, hay otras maneras y agarrar del cuello al mejor jugador con infinita diferencia del club no parece la más apropiada. Como es lógico, los memes en las redes sociales no han perdido el tiempo en sacar partido aunque echo de menos alguno sobre Matt Williams, un entrenador que hace tiempo que se rumorea que perdió el vestuario y parece que también ha hecho lo mismo con el banquillo ya que posteriormente sacó a Papelbon, sin haberse enterado de lo que había ocurrido y eso que el banquillo de los Nats no es precisamente el aeropuerto de Heathrow, y éste procedió a ceder cuatro carreras y perder el partido.

La cuestión es que esta pelea no fue el resultado exclusivamente de la testosterona, como dice Williams, que fluye a raudales por el banquillo de los Nationals sino un fiel reflejo de un equipo disfuncional, sin rumbo claro y que afronta una pretemporada muy convulsa con enormes interrogantes entre los que no se incluye el rendimiento de Bryce Harper, que ha sido el mejor jugador de posición y el único que ha estado a la altura de un club cuya ventana de oportunidad puede haberse cerrado sin que lo hayan aprovechado como se merece.

Pero siempre hay que mirar hacia el futuro y los Washington Nationals tendrán su oportunidad aunque para ello haya que esperar un poco. ¡Mientras haya vida, hay esperanza! O al menos hasta el 2054…