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La hoja de ruta de los Cubs hasta las Series Mundiales

Los Chicago Cubs clasificaron en la madrugada del viernes al sábado para playoffs por primera vez desde 2008. Lo hizo, como no iba a ser de otra manera, sufriendo. Y no por por las exigencias deportivas, si no que no lo pudo hacer en el terreno al perder su juego correspondiente con los Pirates. Necesitó una derrota de San Francisco en Oakland para ser uno de los pocos equipos que lucharán por la Serie Mundial. Los Cubs, especialmente, por romper una mala racha que pasa del siglo de duración.

Podemos hablar de jugadores clave en un grupo joven y muy talentoso o de un manager catalogado como el mejor del negocio, pero el foco es obligatorio dirigirlo al front office de los Cubs. Allí, uno de los General Manager más reputados del mundo del deporte construye, o eso intenta, un imperio. Theo Epstein, natural de New York de 41 años, fue el arquitecto que construyó a los Boston Red Sox que rompieron la Maldición de Babe Ruth, ganando la Serie Mundial para la legendaria franquicia de Fenway Park 86 años después. Todo eso a los 28 años. Sí, 28. Galardonado como el ejecutivo más importante de la década para varios medios deportivos. Ahora, intenta el imposible: ganar una Serie Mundial con los Cubs 107 años después.

Epstein siempre se refiere al proyecto de los Cubs guiándose por una hoja de ruta trazada. Esa hoja de ruta que nunca vemos físicamente, pero que notamos. Epstein justifica cualquier decisión con la hoja de ruta. Por eso, Theo derribó los cimientos de una franquicia históricamente perdedora en 2012 por una ganadora. Y eso no es fácil. La espera es larga y la impaciencia del aficionado corta, incluso para los aficiones que llevan un siglo sin ganar. En los Cubs no hay ni una decisión que no pase por las manos de Epstein, pese a que no es el GM de los Cubs. Ese puesto es para Jed Hoyer, reputado ejecutivo y mano derecha de Epstein que lo contrató de San Diego Padres. Theo Epstein es el Presidente de Operaciones Beisbolísticas de los Cubs.

Tom Ricketts (izquierda), propietario de los Chicago Cubs junto a Jed Hoyer (derecha), vicepresidente ejecutivo y general manager del club.
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Tom Ricketts (izquierda), propietario de los Chicago Cubs junto a Jed Hoyer (derecha), vicepresidente ejecutivo y general manager del club.Kamil KrzaczynskiUSA Today Sports

La contratación de Dale Sveum como manager no salió como esperaba la organización. Reconocido formador de peloteros, se esperaban malas temporadas deportivas, pero no el lento desarrollo de dos de las piezas clave del futuro proyecto: Anthony Rizzo y Starlin Castro. Con el temor de un estancamiento que retrasaría el proyecto. Así pues, después de dos temporadas, Epstein destituyó a Sveum. El siguiente paso era un cambio referente al principio del proyecto. Y el objetivo era claro, Joe Girardi. El ex receptor de los Cubs cumplía contrato en el Bronx. Cashman no las tenía todas consigo para la renovación de un proyecto que parecía acabado. Y, Girardi, otro reputado manager que además es natural de Illinois, era el objetivo. Sin embargo, Joe acabó renovando por NYY y Epstein se quedó sin el paso adelante.

Tras muchas entrevistas, el encargado para el puesto fue el mexicano Rick Rentería. Sin experiencia como manager de Grandes Ligas, su conexión latina con muchos peloteros jóvenes de la organización podían dar buena química. Hubo avances, varios peloteros jóvenes crecieron, pero la falta de lectura en partidos importantes de Rentería y su sospechosa capacidad para mover los lanzadores pusieron en alerta a la organización. No era esto lo que estaban buscando. Tras minar la organización de talento joven y deshacerse de grandes contratos. Necesitaban un manager diferente.

Tampa y Maddon son un binomio que hizo época por su estilo definido, pero el manager decidió que su ciclo en Florida había acabado. En los albores del Spring Training, Epstein se deshizo de Rentería y fue de cabeza a por Maddon. El manager más codiciado. Superaba así la decepción Girardi. Aquel año no fue esa la única decepción, también lo fue el rechazo de Masahiro Tanaka en favor de los Yankees. Aunque muchos creyeron que Epstein hizo bien, al no repetir su gran fallo en Boston: Daisuke Matsuzaka. En Chicago, ese error ya lo cometió Epstein con el exagerado contrato de Edwin Jackson, el verdadero punto negro de la administración Epstein.

Así pues y con el talento brotando los Cubs se presentaron en esta temporada con ganas de pelear. Por primera vez con el nuevo proyecto ya no eran un equipo vendedor y pasivo en el mercado, todo lo contrario, agresivo y protagonista. Tras adquirir a Jon Lester y varios peloteros más de importancia, comenzaba una temporada excitante. La polémica inicial con Kris Bryant y su ascenso no enturbió la buena marcha del equipo. A él, se le fueron añadiendo piezas claves a lo largo de la temporada como Addison Russell (SS adquirido de los A's por Samardzija y Hammel en verano de 2014) o Kyle Schwarber (C/OF adquirido vía draft'14 con el pick 4). Schwarber es uno de los casos más importantes de la administración Epstein. Destinado para jugar en Grandes Ligas a finales de 2015. Fue drafteado de forma sorprendente tras ser proyectado como Top15 del draft. Varias publicaciones en USA dijeron que Epstein se precipitó. Su impacto en el negocio dejó en mal lugar a muchos analistas.

Anthony Rizzo ha sido uno de los mejores jugadores de toda la Liga Nacional y un bastión para los Chicago Cubs.
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Anthony Rizzo ha sido uno de los mejores jugadores de toda la Liga Nacional y un bastión para los Chicago Cubs.Jon DurrAFP

El equipo no dispuso toda la temporada de su impresionante ofensiva, con los puntos claves de los dos bateadores élite del equipo: Kris Bryant y Anthony Rizzo. Si no que lo hizo por el pitcheo, apoyado básicamente por Jake Arrieta y un irregular Jon Lester que fue de menos a más en la temporada. Además, de un bullpen que por momentos fue intocable. Y, eso, la culpa es de otro coach traído por Epstein, Chris Bosio. Para muchos, el pitching coach más prestigioso del negocio. La falta de ofensiva puso en el objetivo a otra de las grandes apuestas de Epstein: John Mallee, el hitting coach del equipo traído este año de Houston Astros. Para muchos, también el HC de más nivel en Grandes Ligas. Así pues, Epstein y su equipo de ejecutivos minó la organización de talento. Tanto en el terreno como en la banca, Maddon exigió a Dave Martínez como su ayudante principal. El talento es el punto número 1 de la hoja de ruta.

Por eso, Epstein justifica todas las decisiones con una hoja de ruta que hizo saltarse todos los planes cuando, por ejemplo, daba a Jeff Samardzija cuando Billy Beane incluyó en el paquete de prospects a Addison Russell pese a la súper población de SS que tenía la organización. Justificación vía hoja de ruta.

Las credenciales de los Chicago Cubs ya están encima de la mesa, pese a que la hoja de ruta no marcaba playoff hasta 2016, el prematuro brote de talento conjunto a todos los niveles de la organización hace que la amenaza de los Cubs esté presente. Una amenaza que para el aficionado es buscar la Serie Mundial después de 107 años, aunque para el ambicioso Epstein solo es el principio del camino. Como dijo en un morning show famoso de la radio en Chicago: 'el objetivo no es ganar un campeonato, es hacer que los Cubs sean el nuevo gran imperio deportivo'. El reto está marcado en rojo al final de la hoja de ruta.