Las potencias del rugby también abusan de los nacionalizados
Francia cuenta con jugadores nacidos en Sudáfrica, Nueva Zelanda o Fiji. Gales, Escocia o Italia, también. En rugby no hay cupos.
Aunque visualmente choque más ver a un jugador de raza negra defendiendo los colores de Japón, la realidad del rugby demuestra que incluso las grandes potencias pescan fuera de sus fronteras y que casos como el de Francia llegan incluso a ser preocupantes. Otros países tienen el pretexto de que el nacionalizado es hijo de inmigrantes (pasa mucho en las islas polinesias), pero países como Francia o Escocia, y también Italia, pescan a golpe de trámite habitual (varios años de residencia) o buceando en antepasados lejanos hasta encontrar un resquicio legal.
Incluso Nueva Zelanda y Australia, tradicionalmente exportadores, han pescado en Fiji y Tonga en el último lustro: Naholo y Fekitoa (All Blacks) y Kuridrani o Speight (en los Wallabies). Pero el caso que más preocupa es el francés. Un país que ha jugado tres finales de Campeonatos del Mundo, que ha sido exponente del rugby champagne y que ha visto cómo su prolífica cantera se ha estancado de golpe. Así, fueron muy sonadas las convocatorias de Kockott (medio melé sudafricano) y Atonio (pilar nacido en Nueva Zelanda e hijo de samoano). También ‘fichó’ al fijiano Nakaitaci y a los sudafricanos Le Roux y Spedding. La causa, acumular tantas estrellas en el Top 14 ha ahogado la formación de nuevos valores. El grifo se le secó en los últimos años.
Escocia y Gales también están en la parte alta de la lista de foráneos. El Cardo utilizó el método francés mientras que el Dragón cuenta con mucho jugador nacido a pocos kilómetros de Cardiff, en suelo inglés, hijos de inmigrantes. Italia fue, durante un tiempo, cuna de argentinos y ahora tiene también australianos y neozelandeses.
Si bien en baloncesto hay cupos, en rugby podrán jugar con una selección tantos como acrediten dicha nacionalidad. Las fronteras son tan laxas y el trasiego es tal que es fácil ver a dos hermanos jugando en selecciones distintas (el samoano Alesana Tuilagi y el inglés Manu, ausente en el Mundial). O dos primos midiéndose hace dos días: Kuridrani (Australia) contra Nadolo (Fiji).
¿Y España? No está en el Mundial pero también lo aprovecha. Su gran 6 Naciones B de este año se debe en parte a la llegada del galo Rouet, medio melé que según explica el seleccionador Santi Santos “en sus venas tiene tanta sangre española como tú o yo”. Su abuela es española.