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El proceso de reconstrucción se inicia en Boston

Mientras miraba por la ventana de su nuevo despacho como presidente de operaciones de los Boston Red Sox, Dave Dombrowski se percató que junto a Fenway Park se había levantado un gran bloque de apartamentos. Se acercó a curiosear y vio que desde la planta 20 del edificio de apartamentos Viridian había una vista estupenda, cinco veces más elevada que el Green Monster del campo de juego de los Medias Rojas. Cuando volvía a la oficina reparó en la paradoja de que el equipo estaba en el sótano de la Liga Americana y el barrio se elevaba hacia el cielo.

Para que los Red Sox se elevaran por encima de las azoteas de su barrio cuanto antes, Dombrowski se puso manos a la obra. La primera patata caliente tenía nombre y apellidos y era Hanley Ramírez. El dominicano de 31 años, contratado en invierno a razón de 88 millones de dólares por cuatro años, no sólo no ha cumplido con las expectativas en ataque, con un 0.257 como media de bateo, sino que ha sido un verdadero desastre como jardinero izquierdo. Aunque tenía experiencia como defensor en la esquina caliente, la llegada de Pablo Sandoval lo desplazó hacia el exterior izquierdo y allí el Monstruo Verde ha sido demasiado para él. Según las métricas avanzadas, ha resultado el peor defensa concediendo 19 carreras.

Para Dombrowski esta situación no es nueva, ya que en 2012 vivió en primera persona como los Detroit Tigers se quedaron cortos en la rotación defensiva y eso les costó las Series Mundiales. Y tiene claro que no quiere que le vuelva a ocurrir lo mismo.

Con todo ello sobre la mesa la decisión es clara, Ramírez no jugará más de exterior izquierdo y pasará a defender la primera base. Tras una reunión entre Dombrowski y el agente del jugador, Ramírez declaró que merecía la pena intentarlo,” yo estoy para ganar y puedo jugar en cualquier posición del campo. Las dos operaciones que llevo en el hombro no me permiten volar a por la bola como los chavales jóvenes”

Una de las pocas buenas noticias de este año para los seguidores del equipo de Boston, además de los 500 home run de David Ortiz, es que los tres jóvenes Mookie Betts, Jackie Bradley Jr y Rusney Castillo se han establecido con garantías en los puestos exteriores. Los Medias Rojas quieren construir su castillo sobre esos cimientos, con Pedroia en la segunda base, Sandoval en la tercera y Bogaerts como shortstop. También confían en que no les castiguen tanto las lesiones como este año y en la recuperación del catcher Christian Vázquez, que se sometió a la cirugía reconstructiva Tommy John. Además, Swihart y Hanigan se alternarán con él detrás del plate.

Todos los ojos de Nueva Inglaterra estarán puestos en la adaptación del jugador a la primera base. Ramírez, que ya ha empezado a entrenar en su nueva posición, posiblemente jugará algún partido de esta temporada en ella. Cuando preguntaron a Dombrowski su opinión sobre el experimento del cambio de posición de Ramírez, el presidente de operaciones fue cauto: “habrá que esperar hasta la próxima primavera, pero confío en que le valga su experiencia previa como shortstop”.

En las oficinas de Fenway confían en la adaptación, saben que es un estupendo bateador y que si este año ha rendido por debajo de lo esperado es debido a que su faceta defensiva le ha pasado factura en el cajón de bateadores. Ramírez tendrá que aplicarse para adquirir pronto los secretos de la primera almohadilla, ya que la inversión por él fue potente y Dombrowski no es de los que dudan mucho a la hora de desprenderse de contratos elevados.

Mientras tanto los inquilinos de los apartamentos Viridiana organizan los días de partido barbacoas en la azotea del edificio y brindan porque los Red Sox salgan de las catacumbas para volar muy alto.