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Denver Broncos 19 - Baltimore Ravens 13

La defensa de Denver salva la mala tarde de Peyton Manning

En un durísimo duelo de trincheras, los dos ataques fueron incapaces de mover el balón y el partido se lo llevó el que menos errores cometió.

Peyton Manning pareció incómodo y falto de puntería durante todo el partido, pese a ello, los Broncos ganaron.
Dustin BradfordGetty Images/AFP

En un durísimo duelo de trincheras, los dos ataques fueron incapaces de mover el balón y el partido se lo llevó el que menos errores cometió.

La perspectiva de un partido de septiembre en Denver con Peyton Manning como quarterback local, y frente a unos Ravens que con la llegada de Trestman como coordinador ofensivo parecían llegar a la liga como una máquina sofisticada de anotar puntos, podía ser de fuegos artificiales. Pero la realidad fue muy diferente. El Denver-Baltimore se convirtió en una batalla en las trincheras en la que los dos quarterbacks estaban más preocupados de salir vivos y los running backs de ambos equipos se levantaban del suelo negando con la cabeza una y otra vez ante su incapacidad para avanzar más de una o dos yardas.

Solo hay que ver los números del partido. Flacco consiguió117 yardastotales con 18 completos de 32 intentos. Peyton Manning llegó a las175 yardasdespués de completar 24 de sus 40 lanzamientos. Los corredores de Baltimore sumaron73 yardasy los de Denver se quedaron en las 69. Y aunque parezca increíble, las cifras están hinchadas, que en la última serie de unos y otros el balón se movió más lejos que en todo el resto de la batalla.

Flacco sufrió cuatro sacks y Peyton Manning solo 2, pero son cifras engañosas. Ambos quarterbacks vivieron siempre en el filo del alambre, soltando el balón antes de ser atropellados o lanzándolo al limbo para evitar males mayores, incapaces de encontrar a un receptor con un mínimo de separación de su marca. Que los jugadores de secundaria siempre fueron lapas y los del frente levantaron un muro infranqueable.

Con ese panorama, tanto Flacco como Manning, perros viejos, tuvieron claro desde un principio que la clave sería no equivocarse. El típico partido de trincheras bajo la nieve, jugado a pleno sol y en una de las catedrales del espectáculo ofensivo en la NFL. Los fieldgoals llegaban con cuentagotas y el 9-3 con que se llegó al descanso parecía una losa demasiado pesada para que los Ravens pudieran remontar.

Pero antes o después debían llegar los errores, que por muy conservadores que se hubieran vuelto los dos ataques, y muy experimentados que fueran sus quarterbacks, las defensas estaban siendo tan asfixiantes, estaban haciendo jugar a sus rivales tan al límite, que era imposible que nadie se equivocara.

El primero en hacerlo fue Peyton Manning en su segundo intento de pase de la segunda mitad. El balón viajó hacia Norwood, pero Jimmy Smith se anticipó como una flecha para darse un paseo de24 yardashacia el pick six. 9-10 en el marcador y vuelta a empezar. A todo esto con un Peyton Manning con una preocupante falta de precisión en sus lanzamientos, que lo mismo volaban altísimos que se quedaban muy cortos, hasta tal punto que la retransmisión televisiva empezó a centrarse en su mano de lanzar, y los analistas a dudar de su capacidad para conducir con precisión un ataque. Veremos si en las próximas semanas cambian los síntomas, pero lo que vimos del quarterback no anima al optimismo.

Pero estos Broncos son capaces de ganar incluso aunque les falle su quarterback. Encajaron otro fieldgoal en la siguiente serie de los Ravens, que se adelantaron 9-13, lo que visto lo visto el partido parecía una diferencia de dos anotaciones, pero al final del tercer cuarto, cuando el partido parecía encasquillado en una sucesión interminable de tres y fuera en drives meteóricos, Joe Flacco se vino arriba y lanzó un pase que fue interceptado y devuelto para touchdown por Talib.

Lo más curioso es que en esa serie en que Flacco cometió el error que le costó el partido a su equipo parecía que Forsett y Allen comenzaban a abrir alguna grieta en la hasta entonces infranqueable defensa de Denver.

Quedaba un cuarto por delante y los Broncos se adelantaban 16-13. En ese momento Peyton Manning comenzó a demostrar su inteligencia, Terrell Suggs (lesionado para toda la temporada al partirse el tendón de Aquiles) se marchaba al vestuario y entre Hillman y CJ Anderson perforaban el centro de la defensa de Baltimore como no lo habían hecho en todo el partido para consumir casi 11 minutos y culminar la serie con un fieldgoal. 19-13 para los locales que parecían tener la victoria asegurada.

En un último intento desesperado, los Ravens se atravesaron el campo a trancas y barrancas, y se encontraban con cuatro oportunidades en la yarda 16 rival y con 46 segundos por delante gracias a una interferencia de David Bruton. Tres intentos después, Flacco lanzaba un pase al corazón de la end zone a Gilmore que parecía que lo iba a controlar sin problemas cuando apareció de la nada Stewart para interceptarlo y matar el partido.

Toda la NFL habrá tomado nota. Las defensas de Ravens y Broncos son terribles. Pero toda la liga también se habrá dado cuenta de que sus ataques son menos fieros de lo que nos habían pintado.