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ARIZONA CARDINALS 31- NEW ORLEANS SAINTS 19

Sin Jimmy Graham los Saints no encuentran la end zone

New Orleans notó la ausencia de su antigua estrella y se estrelló en los momentos claves de un partido que Arizona Cardinals dominó.

Actualizado a
Drew Brees no encontró a sus hombres en la end zone.
Matt KartozianUSA Today Sports

New Orleans notó la ausencia de su antigua estrella y se estrelló en los momentos claves de un partido que Arizona Cardinals dominó.

Los New Orleans Saints se comprometieron esta offseason con un nuevo estilo de juego. La apuesta era a correr más y a mejorar la defensa, dos puntos flacos que les llevaron a un record de victorias y derrotas indigno del talento ofensivo del equipo. Para ello tuvieron que prescindir de una de sus piezas esenciales en los últimos años, el tight end Jimmy Graham. Y, viendo lo que ha sucedido en la primera jornada de esta NFL 2015, es posible que se arrepientan de esa decisión.

Los Arizona Cardinals ganaron a los Saints por 31 a 19 en gran parte por la ausencia de un receptor tan fiable como Graham en la end zone y en momentos de absoluta necesidad. Ninguno tan relevante como en un cuarta y seis dentro de la yarda 10 del equipo de Sean Payton. Quedaban menos de dos minutos por jugar y los Saints iban seis abajo. En vez de jugársela optaron por pegar un punt. Me cuesta imaginar el mismo escenario y la misma decisión con la antigua relación Brees-Graham en el campo. Pero el caso es que se ejecutó la patada y dos jugadas después los Cardinals celebraban un touch down definitivo para el resultado del encuentro.

No fue la primera vez que se echó de menos la inmensa figura del tight end. New Orleans sufrió para mover las cadenas, con un juego de carrera muy controlado por sus rivales. Pero con el talento de Drew Bress siempre se puede contar y los Saints llegaron a la red zone en varias ocasiones. Y ahí se estrellaron contra la defensa de los Cardinals con la certeza del que sabe que no tiene el talento diferencial.

Gran parte de la culpa fue de una secundaria, la de Arizona, que es capaz de volver loco a cualquier coordinador ofensivo. No tanto por su nivel real, o por sus esquemas complejos, sino por la anarquía que parece gobernar a sus safeties, elementos extraños que circulan por el campo a toda velocidad sin saberse muy bien de donde vienen, pero con la certeza de que van al balón. El que mejor se mueve de todos ellos en ese entorno es Tyrann "Hodney Badger" Mathieu, un demomio de Tasmania suelto por el emparrillado que suele aparecer como elemento disruptor cuando menos se lo espera uno.

Más allá de ese muro en la end zone para los Saints, lo cierto es que Arizona debió matar el partido bastante antes del two minute warning del último cuarto. Fueron capaces de correr, primero con Andre Ellington y, tras su lesión, incluso con el veterano Chris Johnson, Carson Palmer encontró en varias jugadas electrizantes a Larry Fitzgerald y la defensa obligó a Brees a vivir en el alambre, en los terceros downs largos que tanta incertidumbre generan. Pero, detalles puntuales aquí y allá, blitzes locos inoportunos y pañuelos amarillos evitables, fueron dando vida a unos Saints que no merecieron tanto.

En New Orleans no pueden estar contentos porque la defensa y la carrera no mostraron mejoría respecto al año pasado, y carecen de Graham para asustar a los rivales donde cuentan los puntos. En Arizona, por su parte, han vuelto a lo que hacían el año pasado hasta que se lesionó Carson Palmer: ganar en finales apretados.