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Se acerca el otoño para los New York Yankees

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Llega septiembre y Woody Allen mira por la ventana como las hojas de Central Park se tornan ocres y llegan al suelo tras una caída lenta y armoniosa, pocos recogieron esa belleza otoñal en un lienzo como los impresionistas.

Y no solo el final del verano ha dejado su huella en la vegetación, los Yankees están viviendo su otoño particular, cayendo lentamente de la primera posición, poco a poco, perdiendo una ventaja que parecía holgada pero no lo era tanto, resistiendo con orgullo a la acción de la gravedad, pero el paso el tiempo es inexorable hasta para ellos.

La aparición de Luis Severino a primeros de agosto y su magnífica actuación contra los Red Sox hizo que creciera un halo de esperanza, parecía que los Bombarderos del Bronx eran incombustibles. Pero clásicos de este deporte, y casi de nuestras vidas, como el formidable Mark Teixeira o Alex Rodríguez, a pesar de ser bien dosificados por Girardi, emiten señales de que la temporada se les está haciendo demasiado larga.

Parecía que los neoyorquinos, a pesar de la fatiga, iban a resistir hasta final de temporada pero un fenómeno extraño se produjo en la ciudad de las luces más brillantes. De repente, bandadas de azulejos cubrían amenazadores el tejado del Yankee Stadium. En una escena que recuerda a los Pájaros de Hitchcock, los pájaros azules provenientes del norte miraban con avidez la posición ocupada por los del Bronx y se lanzaron en picado a por ella.

Los Toronto Blue Jays son una verdadera apisonadora, en tres partidos contra los Tigers anotaron 29 carreras. El hombre que encabeza esta tremenda ofensiva es Troy Tulowitzki, nombre que evoca a un compositor de música clásica. Ha llegado a Toronto desde Colorado para manejar el bate como si fuera una batuta.

Pero no sólo de batazos se vive en el béisbol, tan importante es anotar carreras como no concederlas. Desde la ciudad del motor cruzó la frontera el 5 veces All Star y premio Cy Young David Price.

Con estos refuerzos, los Blue Jays levantaron el vuelo y se han acomodado en la primera plaza de su división, relegando a los Yankees a ser anfitriones en este momento en el partido de Wild Card, en el que te lo juegas todo a cara o cruz.

Pero aquí nadie ha dicho su última palabra. Los Yankees son orgullosos y no se han rendido nunca, si algo es seguro es que se dejarán hasta el último aliento para recuperar un trono que consideran suyo, la única hoja que quieren ver caer es la del arce. Los Blue Jays siembran el terror allá por donde pasan y aguardan, afilándose el pico y las garras, a los siete enfrentamientos directos con los Yankees para asestarles el golpe definitivo. El equipo canadiense quiere reverdecer los laureles logrados en 1992 y 1993 cuando fueron los campeones del clásico de otoño y desde entonces no han vuelto a jugar en octubre.

Esas dos series entre ellos prometen ser decisivas, no aptas para cardiacos y dignas de una película de Hollywood. Si la película la dirigiera Spike Lee todos sabríamos ya el resultado, pero en Toronto está toda la ciudad volcada ante la oportunidad de terminar esa travesía por el desierto que dura ya demasiados años.

La pelea entre las dos franquicias promete ser como un maratón decidido en la última recta y estaremos todos expectantes a ver cómo se resuelve. Desde El Bullpen creemos que Toronto se acabará imponiendo, pero esto es sólo una opinión. Lo único seguro es que será una disputa digna de aparecer en un cuadro impresionista.