El Füchse acaba con la racha imparable del Barcelona
En el último segundo marcó de penalti el gol de la victoria 26-25. Los azulgrana patinaron en ataque y defensa en la semifinal
Cayó el Barcelona (25-26) en lo que podría ser una Superfinal europea, entre el campeón de la Champions y el de la EHF, el Füchse Berlín alemán. Un choque sin título, pero que da el paso a la final de la Super Globe de este año, en la que los azulgrana no habían perdido ni un partido en las dos ediciones anteriores y gozaban de la vitola de favoritos para ser el equipo récord de la competición, porque nadie tiene tres títulos. Y, por lo menos, hasta la próxima temporada nadie los tendrá, porque el conjunto español claudicó en la recta final, en la que se atragantó en ataque, y en defensa se diluyó pese a la buenas acciones de Gonzalo Pérez de Vargas.
Ganó el Füchse de penalti en el último segundo, y antes, había logrado el empate también desde los siete metros y sacado la exclusión de Víctor Tomás. Es decir, jugó los dos últimos ataques en superioridad, y lo gestiono mejor que el Barcelona.
La realidad es que los alemanes rebajaron la euforia azulgrana, y el halo de equipo invencible se cayó por los suelos. Sin duda, la ausencia de Karabatic va a ser un baldón en el cuadro de Pascual, por lo menos mientras se acoplan los nuevos, en especial Jicha, que además de lanzar tendrá que hacer más cosas para acercarse a la aportación del francés. Porque el Barcelona vivió de la aportación ofensiva de Lazarov (11 tantos), pero fue poca aportación. Y con tres pivotes que juegan en ataque, es un problema añadido: no acaban de coger el ritmo al choque. A veces una plantilla tan larga crea problemas en momentos puntuales porque es complicada la gestión de los minutos, aunque a la larga el plantel azulgrana llegará fresco a los momentos calientes del calendario.
Aunque el Barça se marchó al descanso con ventaja (15-12), siempre quedó patente que no dominaba el choque, que Stochl era muralla para los lanzamientos de nueve metros, que tenía bien controlados a casi todos los artilleros del campeón de Europa. Por eso se igualó el marcador, y aunque el Barcelona daba arañazos más que zarpazos, allí aparecía otra vez el Füchse para remontar. Con 22-21 Gonzalo Pérez de Vargas fue providencial, y evitó tres goles cantados del conjunto alemán: dos uno contra uno y un siete metros. Pero no lo aprovechó el Barcelona, titubeante, sin velocidad en la circulación de su ataque y previsible.
Duro regreso a España, con la conciencia, además, de que esta temporada no va a ser como la anterior, donde todo fueron sonrisas y éxitos. Sin el dios Karabatic, el Barcelona se ha convertido en un equipazo, pero mortal, como el resto de los grandes equipos. Ya no es único.