Stone Johnson, la muerte más trágica en la historia de la AFL
Es práctica habitual de los equipos de la NFL retirar los dorsales de sus grandes estrellas, aunque hay excepciones como las de los Oakland Raiders y Dallas Cowboys, equipos que no retiran dorsales, de allí que el número 88 de los Cowboys lo hayan podido llevar Drew Pearson, Michael Irvin y en la actualidad Dez Bryant. Cada equipo tiene su filosofía en esta cuestión. Sin embargo hay un caso singular, el más singular de todos, nunca nadie jamás ha jugado con el dorsal número 33 de los Kansas City Chiefs, un número que está retirado desde 1963.
El 1 de diciembre de 1962 los Dallas Texans eligieron en el puesto 105 del draft de la American Football League (AFL), décimo cuarta ronda, a Stone Johnson, un súper atleta de la universidad negra de Grambling State. Natural de Dallas, triunfó en cuantos deportes practicó en la escuela. De adolescente Stone Johnson sufrió una grave lesión de columna, los doctores le dijeron que era muy probable que nunca pudiera andar. Se equivocaron, Stone Johnson se pudo recuperar y vaya como lo hizo. En el año 1960 quedó en 2º lugar en los campeonatos universitarios en la disciplina de 200 metros lisos, lo que le permitió participar en los Juegos Olímpicos de verano en Roma. En las semifinales de los juegos igualó el record mundial de los 200 metros lisos con una marca de 20.5 segundos, aunque en la final terminó en quinto lugar. También fue miembro del equipo del 4x100 de relevos que ganó la medalla de oro, pero que luego sería descalificado.
En Grambling State, Stone Johnson fue una súper estrella en el football, jugaba de QB, CB, punter y kicker. En 1961 fue nombrado All Southwestern Athletic Conference, una conferencia universitaria que reunía a las universidades de color. Decidió no jugar en 1962, su año de senior. Cuando lo eligieron en 1962 los Dallas Texans pretendían reunir talento local con el fin de atraer público al estadio, en aquel entonces el equipo luchaba a brazo partido con los Dallas Cowboys de la NFL por hacerse el favorito del público. En mayo de 1963 Lamar Hunt abandonaría Dallas para trasladar la franquicia a Kansas City, en el estado de Missouri. Ese mismo mes el equipo pasó a denominarse Chiefs.
En 1963 los partidos de pretemporada recibían el nombre de “Partidos de exhibición”. Tanto la NFL como la AFL usaban aquellos encuentros para ganar popularidad en aquellas ciudades o zonas donde el football profesional no llegaba. Era muy habitual jugar partidos en pequeñas poblaciones y en campos de High School.
El 31 de agosto de 1963 los Kansas City Chiefs jugaban un partido de exhibición, el último de aquel año, contra los Houston Oilers, en la ciudad de Wichita, la mayor ciudad del estado de Kansas. Stone Johnson llevaba el dorsal número 33 y como muchos novatos jugaba en los equipos especiales, intentaba hacerse un hueco en el roster. En el retornó de un punt Stone Johnson chocó contra un jugador de los Houston Oilers y quedó tendido en el césped.
Enseguida se dieron cuenta que la lesión era muy seria, el jugador permanecía totalmente inmóvil en el césped. Para agravarlo ocurrieron dos hechos, las asistencias sanitarias y la ambulancia tardaron cerca de media hora en aparecer por el campo, entonces nadie pensaba que era necesario en los partidos de exhibición. Pero además ocurrió algo que nunca debió pasar, durante esa eterna media hora los asistentes le quitaron el casco al jugador. Miembros retirados de los Chiefs aún recuerdan aquel momento como el más horrible de su carrera.
Stone Johnson fue llevado esa misma noche a un hospital, donde ingresó en estado muy grave. Los primeros informes médicos hablaban de que se había roto la quinta vértebra, lo que le había provocado una parálisis de todos los miembros de su cuerpo. Esa misma noche, Lamar Hunt mandó fletar un avión privado desde Dallas con destino a Wichita para trasladar a la familia de Stone Johnson.
El jugador nunca despertó del coma y yacía en su cama sin reaccionar, la noche del 8 de septiembre fue el último día con vida de Stone Johnson. El día anterior los Kansas City Chiefs abrieron la temporada en Denver, ganaron el encuentro por 59 a 7 pero eso no le importaba a nadie.
La noticia fue un completo shock para el football profesional aunque no era ni muchísimo menos la primera vez que un jugador fallecía jugando al football. En 1960 el OG Howard Glenn de los New York Titans (actuales Jets) falleció en un hospital al día siguiente de abandonar un partido por un golpe de calor, aunque se atribuye la muerte a un golpe que sufrió en las cervicales la semana anterior. El football había conseguido desterrar la muerte, algo muy común a principios de siglo y que obligó a los rectores del football a cambiar las reglas con el fin de hacer el juego más seguro.
En el ideario popular la grave lesión que sufrió el WR Darryl Stinger, tras recibir un golpe de Jack Tatum “The Assasin”, figura como la peor lesión de la pretemporada. La estrella emergente de los New England Patriots, elegido en 1ª ronda del draft, quedó tetrapléjico. Pero el trágico, y muchas veces desconocido final de Stone Johnson es sin duda la peor lesión que nunca jamás ha ocurrido en la pretemporada. A pesar de los Kansas City Chiefs solo tenían tres años de existencia, su propietario Lamar Hunt, tomo la decisión de que nunca nadie jamás portaría el dorsal 33 del equipo en honor a Stone Johnson.