Anoche me contaban, y no era una broma, que las cuatro camisetas más vendidas actualmente en los San Francisco 49ers son la primera equitación con el 38 de Jarryd Hayne, la segunda equitación con el 38 de Hayne, la camiseta femenina de Hayne y la infantil de Hayne. El retornador australiano ha conseguido que estemos deseando que la defensa de los 49ers acumule tres y fuera uno detrás de otro.
Porque, al final, un equipo no solo es ganador o perdedor por sus resultados, sino también por la actitud de sus seguidores. Optimistas y confiados los de los grandes, incluso en los peores momentos. Cenizos y pesimistas los de los eternos perdedores, también en sus mejores rachas… porque tras un duro aprendizaje de años y años, ni terminan de creérselo, ni esperan que las alegrías duren demasiado.
Por eso es tan gratificante ver cómo en el entorno de los Niners cunde el optimismo por encima de cualquier otra sensación. El equipo no ha parado de sufrir sobresaltos desde que Chris Borland anunció, al final de la temporada pasada, que se retiraba por miedo a las secuelas de la práctica del football. Tras aquel golpe inicial casi todo han sido malas noticias: retiradas inesperadas de sus estrellas como sucedió con Patrick Willis o Justin Smith, bajas dolorosas o años sabáticos como el de Anthony Davis y, para que la traca final fuera memorable, la expulsión fulminante de Aldon Smith tras su enésimo escándalo.
Parecía que ya había acabado la riada. Que no podía suceder nada más. Que ningún otro jugador daría un disgusto. Pero en los actuales 49ers el alboroto se ha convertido en rutina.
Ray McDonald, que jugó en el equipo entre 2007 y 2014, y dejó el equipo durante la agencia libre, ha sido imputado por violación, y Ahmad Brooks, uno de los jugadores clave de la defensa en los últimos años, aunque este año posiblemente ya no iba a ser titular, también se enfrenta a cargos por asalto sexual el mismo día y sobre la misma víctima.
Lo bueno de esta historia es que el asunto ni siquiera ha levantado demasiada polvareda. La franquicia ha hecho un comunicado en que se da por enterada, e informa de que Brooks queda por el momento apartado del equipo. Los Niners se han acostumbrado a mandar a su casa a sus jugadores con una soltura y una tranquilidad envidiable.
Mientras tanto, el equipo está dejando durante la pretemporada muchas mejores sensaciones de las que casi todo el mundo pronosticaba, Jim Tomsula parece estar afrontando el reto de mantener a los Niners en la élite con optimismo y confianza, la plantilla se ha contagiado de esa ilusión, y los individuos con asuntos turbios, del tipo que sea, se van marchando por la puerta de atrás sin que parezca afectar al espíritu ambicioso del equipo enfundado en sangre y oro.
Y su afición, tan optimista como siempre, aprovecha para tirar a la basura la vieja camiseta de Ahmad Brooks y comprarse la de Jarryd Hayne, el dorsal 38 que recién llegado desde Australia se está convirtiendo en la cara de este nuevo proyecto desde los equipos especiales.
Que las franquicias ganadoras lo son hasta cuando pierden.