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UNA VIDA TURBULENTA

Dez Bryant: "Mi vida fue una mierda hasta la universidad"

El receptor de los Cowboys se sincera en 'Rollingstone'. Su infancia fue de lo más dura y no se ahorra ningún detalle. Drogas, incesto, violaciones y hambre formaron parte del tóxico ambiente de su niñez.

El wide receiver de los Cowboys, Dez Bryant.

La increíble vida de Dez Bryant ya es de conocimiento público. El receptor de los Cowboys es portada de la edición de septiembre de Rollingstone y, en un adelanto, no se ahorra ni el más mínimo detalle en el relato de su turbulenta infancia. Y es que, de pequeño, Dez tuvo que superar a un ambiente de lo más tóxico: drogas, incesto, violaciones, pobreza, hambre... Todo en el pequeño pueblo de Lufkin, Texas, un edén del evangelismo habitado por 35.000 personas.

“En mi casa siempre habían yonkis y, entre todos, éramos unas 15 personas... Para cenar, manteca de cacahuetes y bolsas de patatas. Y cuando no les sobraba comida a mis vecinos, íbamos al comedor social. Mi vida era una auténtica mierda hasta llegar a la universidad”.

Su madre, Angela, fue violada por su padrastro a los 14 años. Y de ahí nació Dez... El receptor estrella nunca tuvo a una figura paternal aunque sí una estrecha relación con un hermano que es, a la vez, su tío.

Angela vendía drogas a lo largo de la infancia de Dez: “Una vez me tiró un altavoz encima, en otra me golpeó con un tubo metálico, en otra me rajó la espalda. No tuve una infancia guiada en la que se me seguía el progreso en el colegio. Todo era caos. Realmente, podía hacer lo que me daba la gana”.

Angela y Dez han experimentado una mejora importante en su relación. Ella, desde que éste fue a la universidad, dejó el mundo de las drogas tras cumplir una condena en la cárcel. Desde que recuperó la libertad, se casó con una mujer, algo que ha dado mucho que hablar un pueblo tan conservador como Lufkin...

Robó su primer equipo

“Mi madre y yo fuimos a apuntarme a mi primer club. Nos dijeron que teníamos que comprar nuestro propio equipo, pero no teníamos el dinero. Pero os juro, ese día me sentí bendecido. Nos encontramos con una caravana abandonada y había unas protecciones tiradas en el suelo. Lo más loco es que me iban perfectamente. Me las llevé. Me las llevé sin pensármelo y ese fue mi equipo durante un tiempo”.

Curiosidades

Bryant asegura que gran parte de su mala fama fuera de los campos es indebida. Por ejemplo, dice sentirse incómodo en las discotecas y sufre en situaciones sociales con desconocidos. Rara vez bebe alcohol y es un obseso del gimnasio, ya que va dos veces al día en sus jornadas libres. Tony Romo, que participó en el reportaje dice que le ve como un hermano pequeño: “Es muy inocente y necesita que le protejan. Y su pasión es tan intensa que contagia a sus compañeros, que no ven otra que igualarle en ese sentido”.

Sobre la batalla por su renovación, Dez asegura que nunca iba a ceder: “Vine de la nada y no tengo problema en volver a ella. Jerry Jones creía que me conocía y podía mantenerme al margen, pero no sabe una mierda...”.