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Así es la NFL: Una, Grande y Monopolizante

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La historia del football en Estados Unidos fue, hasta el célebre Merger de 1970, una historia de desavenencias, intereses contrapuestos y, fundamentalmente, desunión. En paralelo a la originaria National Football League (NFL) creada en 1902 por Dave Berry, fueron muchas las ligas que se organizaron en directa competencia con la original: Western Pennsylvania Profesional Football Circuit; Ohio League, con equipos legendarios como los Akron Indians, Massillon Tigers, Dayton Triangles y, desde luego, los Canton Bulldogs; New York Pro Football League (Buffalo Oakdales, Rochester Jeffersons o All-Tonawanda); American Professional Football Conference (APFC), rebautizada como American Professional Football Association (APFA), incorporándose las franquicias de Buffalo y Rochester procedentes de la New York League, así como Detroit y Hammond del circuito de Michigan; American Football League (AFL), fundada por el agente y promotor C. C. Pyle y con el halfback estrella de los Bears Red Grange como principal reclamo; All America Football Conference (AAFC), siendo su primer comisionado el legendario Horsemen de Notre Dame, Jim Crowley o, desde luego, la legendaria AFL de 1960 de Lamar Hunt. Como decíamos, con el Merger parecía que por fin, las desavenencias se habían sepultado bajo el tremendo peso del nuevo y flamante Super Bowl. Sin embargo, las décadas siguientes aún nos depararían tres competiciones alternativas poco conocidas pero extraordinariamente interesantes: la efímera World Football League (WFL), la potente United States Football League (USFL), de la que por cierto ya nos dio aquí noticia Iñigo Balda en un formidable artículo, y la inclasificable XFL.

Comenzando por la más antigua de las referidas competiciones, lo primero que llama la atención es el fracaso de la WFL si se tiene en cuenta quien estaba detrás del proyecto: Gary Davidson, el hombre que en 1967 y en 1971 fundase la American Basketball Association (ABA) y la World Hockey Association (WHA) respectivamente, que si bien al final hubieron de fusionarse con las poderosas NBA y NFL, al menos dejaron importantes legados en forma de equipos profesionales en cada uno de aquellos «mergers», como fueron los Spurs, Jazz, Pacers, Nuggets o Nets por lo que respecta a la canasta o los Oilers, Hurricanes, Avalanches o Coyotes en el deporte del puc.

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Y desde luego, no sería por no contar con un importante y solvente respaldo económico, pues entre los conocidos como padres fundadores de la competición se hallaban nombres de tan notables chequeras como Robert Schmertz, Howard Baldwin, Ben Hatskin, R. Steve Arnold y, dese luego, el productor canadiense John F. Bassett. A este importante aval financiero, se unió una coyuntura sociolaboral que auguraba el éxito de la liga alternativa. Nos referimos a que en 1974, los profesionales de la NFL eran los deportistas peor pagados de entre las Four Majors, no en vano, en julio de ese mismo año se convocaba una huelga en reivindicación de mejoras salariales.

La oportunidad estaba ahí y se virtualiza cuando los Toronto Northmen, de un solo golpe, dejan a los todopoderosos campeones de Miami sin Larry Csonka, Jim Kiick y Paul Warfield por la estratosférica cifra para 1975 de 32.5 millones de dolares. La noticia se convierte pronto en un verdadero movimiento sísimico que se expande por toda la sorprendida NFL. Oakland Raiders pierde a sus dos quarterbacks, el llorado Ken Stabler, que firma con los Birmingham Americans y al iconoclasta Daryle Lamonica, que lo hace con los Southern California Sun; los Redskins ven como su lineman Wilbur se marcha a los The Hawaiians; Dallas se deja arrebatar a Calvin Hill y Craig Morton; The Hawaiians pescan de nuevo en Minnesota y San Francisco, firmando al Pro Bowl John Gilliam y al All-Pro Ted Kwalick. Cubierta mediáticamente con un contrato con la TVS Television Network, y con comentaristas de la categoría de Paul Hornung, George Plimpton, Alex Karras o McLean Stevenson, el 10 de julio de 1974–en plena offseason de la NFL por tanto- se da el pistoletazo de salida para las doce franquicias distribuidas en tres divisiones de la siguiente manera:

Eastern Division Central Division Western Division
Florida Blazers Memphis Southmen Southern California Sun
Charlotte Hornets Birmingham Americans Tha Hawaiians
Philadelphia Bell Chicago Fire Portland Store
Jacksonville Sharks Detroit Wheels Shreveport Steamer
Eastern DivisionCentral DivisionWestern Division
Florida BlazersMemphis SouthmenSouthern California Sun
Charlotte HornetsBirmingham AmericansTha Hawaiians
Philadelphia BellChicago FirePortland Store
Jacksonville SharksDetroit WheelsShreveport Steamer

Esta temporada inaugural culminó con el I World Bowl, disputado el 5 de diciembre de 1974, en el Legion Field de Birmingham (Alabama), en el que 32.376 espectadores disfrutaron viendo vencer al equipo local, que derrotó a los Florida Blazers por un apretado 22 a 21, siendo nombrado MVP de la final el quarterback de los Americans, George Mira, seleccionado en 1964 por San Francisco con el número 15, y que en 1971 jugara el Super Bowl VI con Miami, perdiendo ante Dallas. En aquel equipo campeón jugaba quien ha sido consierado unánimamente como el mejor elemento de la historia de la WFL, el receptor Alfred Jenkins que después desarrollara una exitosa carrera en los Falcons, siendo seleccionado para dos Pro Bowl en los años 1980 y 1981. Entre los finalistas de los Blazers, cabría también destacar al running back Tommy Reamon, si bien de carrera como jugador casi intrascendente –una año en los Chiefs-, su labor como entrenador en categorías de high school ha sido encomiable, descubriendo talentos como Aaron Brooks o Michael Vick.

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A pesar del completo desastre económico que fue esta primera temporada tanto para las franquicias como para los jugadores, la WFL arrancó su segunda singladura en 1975 de la mano de Christopher Hemmeter como nuevo comisionado, y con únicamente cuatro de los originales doce equipos en liza en 1974: The Hawaiians, Southern California Sun, Philadelphia Bell y Memphis Southmen, trasladándose de ciudad los Shreveport Steamer y Charlotte Hornets a Houston y New York City, respectivamente. Por otra parte, los Vulcans sustituyeron a los actuales campeones Americans de Birmingham; Thunder a Portland Storm; Express a Jacksonvill Sharks y Winds a Chicago Fire. Finalmente, los finalistas de 1974, Florida Blazers, se mudaron a la texana San Antonio como Wings.

En un desesperado intento por revitalizar la decadente competición, se introdujo en los partidos de preseason la delirante idea de distinguir la posición de los juagadores por el color de sus pantalones; así, los Offensive linemen iban de morado; running backs de verde; receivers de azul; linebackers de rojo, y backs amarillos. Quarterbacks y kickers vestían de blanco.

Afortunadamente, la idea se deshechó al inico de la competición. El frustrado intento por parte de los Chicago Winds de firmar a un Namath ya de vuelta, pero con todavía un impresionante tirón mediatico, fue la puntilla de una competición cuasi invisible, al perder el contrato televisivo que la sostenía. En la semana doce, la WFL dejó de operar, designándose campeón de nuevo a Birmingham, franquicia que en ese momento poseía el mejor balance de victorias. La humillación fue completa para el proyecto de la WFL cuando a Birmingham y Memphis, las franquicias más saneadas del negocio, se les cerró la puerta de acceso a la NFL en un postrer intento de reubicarse en aquella competición.

La competencia ejercida por esta mal gestionada liga en la NFL fue intrascendente, sin perjuicio de algunos vestigios en otros aspectos dignos de mención. Es innegable que las agresivas gestiones de contratación de la primera WFL provocaron la quiebra de una trayectoria que hubiera podido ser histórica para los Dolphins, tras el fichaje de tres de sus mejores estrellas, como ya vimos; la revitalización de ciudades para el football, como Hawaii, Jacksonville o Houston; en 1976, John McVay, entrenador de los Southmen, fue contratado por el staff de los Giants, llevándose a Nueva York nueve jugadores de Memphis, que reforzaron notablemente la franquicia de los Mara; tuvo aún más éxito como gerente de los 49ers de San Francisco durante los gloriosos ochenta; la formación en el seno de la WFL de una interesante escuela de head coaches, como fueron los casos de Jack Pardee, Lindy Infante, Marty Schottenheimer o Jim Fassel; varios jugadores, especialmente Pat Haden, Danny White, Alfred Jenkins, Greg Latta, y Vince Papale, más tarde encontraron el éxito en la NFL. Finalmente, tres ex alumnos de la WFL –ya consagrados antes de llegar a esa liga- se abotonaron una chaqueta dorada en Canton: Larry Csonka, Paul Warfield, y Curley Culp.

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Otro visionario del deporte profesional fue también el protagonista de la segunda aventura alternativa que le surgía a la NFL. En este caso hablamos de David Dixon, fundador de los New Orleans Saints para la AFL, constructor del Superdome, promotor del World Champsionshimp Tennis que se disputó entre 1971 y 1989 y, cómo no, principal accionista de la United Status Football League (USFL), el plan más solvente para ofrecer football profesional durante la offseason de la NFL, sin descartar que ulteriormente pudiera competir directamente con aquella y programar la temporada también en otoño. Una idea que rondaba en la cabeza de Dixon desde la década de los sesenta y que finalmente se materializaría el 11 de mayo de 1982, siendo nombrado como primer comisionado el presidente de la ESPN, Chet Simmons, con cuya cadena y la ABC, se firmaron importantes acuerdos de explotación de derechos por importes de 13 y 16 millones de dólares. Y de nuevo la chequera y la búsqueda de prospectos y jugadores que atrayeran la atención de la audiencia. Así, la USFL fue capaz de firmar de manera consecutiva a tres Heisman Trophy: Herschel Walker, Doug Flutie y Mike Rozier. Además, formaron parte de sus franqucias Hall of Famers como Reggie White, Gary Zimmerman, y futuros monstruos siderales del emparrillado como Jim Kelly o Steve Young. Veteranos y talentosos jugadores de la NFL como Chuck Fusina, Cliff Stoudt, Buddy Aydelette o el gran Jim Smith completaron un atractivo cokctail en los rosters de la incipiente liga.

El 4 de enero de 1983, en el Grand Hyatt Hotel de Nueva York se celebra el primer draft de la nueva liga, siendo seleccionado por Los Angeles Express como primera opción el joven quarterback nacido en Pittsburgh, Dan Marino, que sin embargo, como todo el mundo sabe, elegiría a Miami en el draft que meses después celebraria la NFL. El 6 de marzo de ese mismo año es la fecha aprobada para el kickoff, que presenta algunas diferencias también con las reglas de la NFL y que algunas de ellas fueron adoptadas por ésta años después, como la posibilidad de optar por una conversión de dos puntos tras touchdown; la facultad de utilizar un kicking tee de 1 pulgada para extra points y field goals; la detención del reloj en primeros downs en los últimos dos minutos del segundo y cuarto cuartos; la distinción entre interferencia en el pase intencionada o involuntaria; la supresión del side judge o el óvalo 3/8 más pequeño que el Duke, aunque también fabricado por Wilson.

La comptención se articula en las siguientes tres divisiones

Atlantic DivisionCentral DivisionPacific Division
Boston BreakersMichigan PanthersOakland Invaders
New Jersey GeneralsTampa Bay BanditsLos Angeles Express
Philadelphia StarsChicago BlitzDenver Gold
Washington FederalsBirmingham StallionsArizona Wranglers

Philadelphia y Chicago, junto con Michigan y Oakland disputaron los enfrentamientos divisonales, celebrándose el I USFL Championship Game el 17 de julio de 1983 en la ciudad de Denver entre los Panthers y los Stars, imponiéndose los de Michigan por 24 a 22. En aquella primera temporada, los nombres propios fueron, desde luego, la portentosa irrupción de Herschel Walkeren los Generals de New Jersey con un balance de 1.812 yardas de carrera y 17 TD; el liderazdo del Cañon Cajún, Bobby Hebert Jr., que llevó a los Panthers al título y más tarde ayudaría también a su querido Saints, ya en la NFL, a su primera aparición en playoffs y, finalmente, el formidable receptor Trumaine Johnson, cuya prometedora carrera se frustó por diversas lesiones tras su paso por Buffalo.

La off-season 1983-1984 es rica en acontecimientos habida cuenta de la necesidad de nuevas inyecciones de capital, por lo que se opta por una política expansiva, incorporándose las siguientes franquicias al proyecto original: Pittsburgh Maulers, Houston Gamblers, San Antonio Gunslingers, Memphis Showboats, Oklahoma Outlaws y Jacksonville Bulls.Además, los Breakers abandonan Boston para radicarse en Nueva Orleans de la mano de Joseph Canizaro.

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La temporada de 1984 comienza antes que la anterior, un 26 de febrero, y con preseason games, extremo que no hubo en la inaugural. La ampliación en el número de equipos permite una estructura en Conferencias, Este y Oeste, cada una articulada en dos divisiones, la Atlantic y la Southern, y la Pacific y la Central, respectivamente. Las Conference Semifinals se disputaron el 30 y 1 de julio, derrotando Phila, Los Angeles, Birmingham y Houston a Nueva Jersey, Michigan, Tampa Bay y Arizona, respectivamente. En los Conference Champisonships, Wranglers y Stars se deshicieron de Express y Stallions, jugándose el título Arizona y Philadelphia el 15 de julio en el Tampa Stadium, donde los Wranglers fueron pulverizados por unos Stars que contaban con un equipo técnico y ejecutivo de primer nivel, como luego se vería en la NFL. Jim Mora como head coach, Carl Peterson en el front office y un puñado de jugadores que más tarde triunfarían en la NFL como Sean Landeta, Sam Mills o Bart Oates. En cualquier caso, los libros de historia reflejerán, por encima de los campeones, que en aquella temporada, la USFL contó entre sus jugadores con Jim Kelly en los Gamblers, Steve Young en los Express, el ya citado Herschel Walker en los Generals y el inolvidable wide de los Redskins Ricky Sanders, que aquella temporada lideró las recepciones merced al prodigioso brazo de su compañero Kelly en Houston. Sí, también estaba Brian Sipe…

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El draft de la USFL de 1985, al igual que ocurriese en 1983, demuestra un mejor criterio de los técnicos de esta liga en relación con los sesudos analistas de la NFL, pues la primera elección de los Stallions fue el espigado wide de Mississippi Valley Jerry Rice, que ese mismo año, para la NFL fue el tercer receptor, por detrás de los irrelevantes Al Toon y Eddie Brown. Esta última temporada de la USFL comienza con un notable cambio en los despachos, pues nada menos que Harry Usher, el general manager de las Olimpiadas de Los Angeles 1984, es nombrado comisionado de una liga severamente lastrada por dos problemas concurrentes: la falta de asistencia a los estadios y la inestabilidad económica de sus franquicias, muchas de ellas embarcadas en flagrantes vulneraciones de los topes salariales convenidos. Este año tanto los Maulers de Pittsburgh como los Blitz de Chicago echan el cierre al advertir que no hay mercado suficiente para ciudadaes que cuenta con fenómeos deportivos de la categoría de Steelers, Pirates, Penguins, Bulls, Bears, Cubs, White Sox, Blackhawks y…Michael Jordan. Michigan y Oakland, así como Arziona y Oklahoma se fusionan. Los Federals de Washington se convierten en los Orlando Renegades e incluso los vigentes campeones deben abandonar Filadelfia y trasladarse a Maryland para ser los Baltimore Stars. Con sólo catorce equipos y dos Conferencias sin distinción divisional, la temporada se inicia el 23 de febrero de 1985 con la novedad del instant replay. Los playoffs de junio y julio dejan un USFL Championship Game con Baltimore Stars y Oakland Invaders, jugado el 14 de julio en el Giant Stadium de los Meadowlands, con victoria para los hombres de Maryland por 28 a 24.

En un desesperado intento por no hundirse definidamente, la USFL interpuso una demanda antimonopolio frente a la NFL, al considerar que ésta había presionado a las grandes compañías televisivas para no emitir partidos de la USFL en otoño. El 29 de julio de 1986, un jurado llegó a la conclusión de que, en efecto, la NFL había mantenido un monopolio de facto en relación con los derechos de retransmisión…pero que la precaria situación financiera de la USFL no era fruto de esa monopolización sino de la pésima gestión de sus administradores, por lo que se condenó a la NFL a pagar a la USFL un dólar, que se triplicó por la Ley antitrust a tres. El Dixon Plan suspendió las operaciones el 4 de agosto.

¿Qué nos dejó la USFL? Pues varias cosas y nada desdeñables. De momento seis Hall of Famers pasaron por allí: Marv Levy, George Allen, Jim Kelly, Steve Young, Reggie White y Gary Zimmerman. Además, su notable implantación en el conocido como Sun Belt geográfico, facilitó el ulterior establecimiento de franquicias en una zona antes inexplorada por el deporte profesional (Tampa Bay, Jacksonville, Birmingham o Memphis). Resulta también curisoso comprobar como los medios en general, tanto informativos, comerciales como de entretenimiento, utilizan hoy en día abundante material de la USFL, habida cuenta de los ridículos derechos que supone su uso en comparación con los que exige la archipoderosa NFL. Y last, but no least, en la USFL jugaron dos futuros campeones de la WWF: Lex «The Narcissist» Luger y el gran Ron «Farooq» Simmons.

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Hablando de wrestling, el último intento paralelo de gridiron en Estados Unidos vino de la mano precisamente de la WWF, en un delirante joint venture con NBCUniversal. El plan original del singular Vice McMahon, era crear una liga apoyada en el éxito de la WWF y de la NFL, combinando la espectacularidad de ésta con los códigos del catch…en otras palabras, laxitud con las faltas, zona de lesionados, micrófonos de alta resolución para reprocudir insultos, amenazas y bravatas, cámaras en los vestuarios y en los pasillos, miles de decibelios de trash metal, chicas en lencería, nicknames patibularios (Maniax, Rage, Xtreme, Demons, Enforcers, Hitmen, Outlaws o Blast) y el conocido como Human Toss: no hay sorteo inicial, la pelota se deja en el medio y los jugadores embisten para decidir quien ejecuta la ofensiva. En fin, la XFL.

La liga se organizó en dos divisiones y ocho equipos: Orlando Rage, Chicago Enforcers, New York Hitmen, Birmingham Thuderbolts –ordinariamente Blast, pero descartado tras las protestas de la ciudad por las connotaciones explosivas-, Los Angeles Xtreme, San Francisco Demons, Memphis Maniax y Las Vegas Oultlaws. El 21 de abril de 2001, Los Angeles Xtreme y los San Francisco Demons disputaron en el Memorial Coliseum de Los Angeles el denominado Million Dollar Game, cuyo cheque fue entregado, como no, por Ted Dibiase a los Xtreme, el conjunto angelino liderado por Tommy Maddox, campeón del XL Super Bowl cinco años después con los Steelers.

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No me detendré en glosar toda la retahíla de disparatadas reglas y esfuerzos técnicos que se implementaron para hacer rentable un producto inprosperable desde su nacimiento. La WWF y NBC únicamente recuperaron un 30% de su inversión inicial, siendo lamentable la asitencia de público a los estadios. Además, se programó las rondas finales del campeonato coincidiendo con el Madness March de la NCAA, con los resultados previsibles. Como ya ocurriese con las franquicias de la USFL, los extáticos nombres de las franqucias han sido empleados en el cine dado el bajo coste de su uso - The 6th Day-.

Como curiosidad, retengan los nombres de Ron Carpenter, Fred Coleman, Davie Richie, Corey Ivy, y el ya citado Tommy Maddox como ex jugadores de la aberrante XFL que cuentan con un anillo de la NFL. Bobby Singh, el guard de Fiji, es el único ser humano en contar con un Million Dollar Game, una Grey Cup y un Lombardi. Y sí claro, el linebacker Richard Young, se convirtió en Rich Ortiz sobre la lona del wrestling, logrando el IWA Florida Tag Team Championship junto a Rico Suave.

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Termino. La competencia es muy saludable en cualquier orden de la vida. Estimula el esfuerzo, la creatividad y la iniciativa, lo que genera una mejor y más variada oferta para el consumidor. El problema es que hay ámbitos donde ya está todo inventado. ¿Es viable lanzar un nuevo refresco de cola? ¿Hay nicho de mercado para otra cadena de restauración rápida? ¿Qué fue primero, la civilización o el Corte Inglés? No lo sé, no soy economista ni publicista, pero no me cabe ninguna duda de que la NFL tiene un consolidado status de marca dominante y cualquier intento por escapar de su influencia se evaporó tras el merger de 1970. Listas de espera de más de treinta años para una localidad en Lambeau Field, arraigos seculares como los de las familias Rooney o Mara en Pittsburgh o Nueva York, lealtades incondicionales como los de la Raiders Nation o paciencias benedictinas como los seguidores de Detroit no se logran a base de dólares, unos cuantos contratos con cadenas de televisión o unas cheerleaders aún más ligeras de ropa. Y además, ¡que demonios! ¿Quien necesita de football on the field en la offseason? ¿No tenemos a Moi narrando lo que pasa sobre el diamante? ¿Se ha aburrido alguien en la última post temporada con la pedazo de Guía NFL de As? Pues eso, a disfrutar. Football is coming.