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Eagles-Ravens

Bradford-Suggs: Dean Blandino ha salvado de la muerte a la NFL

El defensa placó al quarterback de forma que puede parece fea o malintencionada, pero que es legal y que no deberá volver a ser penalizada.

El debate no está en la buena o mala intención del defensa, sino en la mala aplicación de la 'Brady Rule'.
Mitchell LeffGetty Images/AFP

En esta NFL convulsa, en la que las decisiones sensatas brillan por su ausencia, los conferenciantes recomiendan que los jugadores cometan delitos y un desinflado de balones recibe el castigo más fuerte de la historia, es un alivio escuchar a Dean Blandino, vicepresidente responsable del arbitraje en la NFL, poner freno a una tendencia que lleva años haciendo peligrar la integridad del juego en la NFL: la protección excesiva del quarterback.

Desde la sorprendente Tuck Rule que en enero de 2002 salvó a los Patriots de la eliminación ante los Raiders en los playoffs, y abrió la puerta a la primera Super Bowl de New England, hemos visto como se aprobaban casi cada año cambios de reglamento que favorecían el juego de pase o convertían al quarterback en intocable. Hasta tal punto que los pasadores ya han creado hábitos y protocolos para sacar ventaja de todas esas reglas.

El origen de los cambios suele tener casi siempre a los mismos protagonistas. Peyton Manning y las quejas de los Colts por el exceso de celo de la secundaria de los Patriots en un partido de playoffs provocaron la rigurosidad actual en los castigos a la cobertura de pase. El 7 de septiembre de 2008, en un Patriots-Chiefs de la segunda semana de temporada regular, Bernard Pollard placaba a Tom Brady golpeándole en la rodilla y lesionándole para toda la temporada. Ese golpe tuvo como consecuencia la ‘Brady Rule’ que prohíbe placar a los quarterbacks en la rodilla o por debajo de ella. Carson Palmer ya sufrió una grave lesión por un golpe similar en un Bengals-Steelers de playoffs poco tiempo antes, aunque en ese momento nadie pensó en cambiar la regla.

Esa famosa ‘Brady Rule’ que muchos consideraron el principio del fin del football americano, y que daba un paso decisivo en la sobreprotección del quarterback, es la que aplicaron el pasado sábado los árbitros que juzgaron el Eagles-Ravens cuando Suggs placó a Bradford golpeándole en la rodilla que tantos problemas le ha dado en los últimos años y que hasta necesitó cirugía.

Incluso tras el partido, desde los Eagles saltaron bastantes voces criticando a Suggs por ese golpe cobarde y torticero que según ellos sólo buscaba lesionar gravemente a Bradford. Se llegó a exigir una dura sanción para el jugador que, asustado por las consecuencias del placaje, se acercó al árbitro principal del partido para preguntar si podría acarrear algún tipo de multa económica e insistiendo en la legalidad del golpe.

¡Pues no! ¡Hasta aquí hemos llegado! Blandino ha marcado una línea roja que puede ser la última defensa de la integridad del football como deporte de contacto. Jerome Boger, el árbitro principal, marcó erróneamente como falta una jugada que no lo era. Si un quarterback está jugando en una read option, no es considerado quarterback hasta que no tiene la intención clara de lanzar el balón. Hasta que no es evidente que va a pasar, y no a correr con él. Todos los árbitros, jugadores y aficionados debemos grabarnos a fuego esa idea a partir de ahora.

Sin la aclaración de Blandino, la read option se convertía definitivamente en imparable. La clave de esta jugada es la lectura que QB y DE hacen el uno del otro; si el pasador ve que el pass rusher, que está sin bloqueo, se lanza a por él, debe dar el balón al corredor; en caso contrario, si el DE se queda a la expectativa, es el momento de echar a correr en dirección contraria mientras el pobre defensa choca contra el RB. Pues bien, esa milésima de segundo es uno de los momentos más complicados para cualquier pass rusher, y no debe dudar. Si decide irse a por el QB ha de tener la libertad para ejecutar su jugada, su golpe. Si le quitas eso, y duda solo un instante por miedo a una penalización, directamente, la jugada option es imparable. Sin más. Estás dando tantas ventajas al QB que casi no tendría sentido ni poner defensa delante.

Uno de los problemas de tanto cambio de reglamento es que, en muchos casos, los árbitros no pueden limitarse a aplicar, que ha sido durante años uno de los secretos del arbitraje en la NFL, sino que se han visto obligados a interpretar. Y esa siempre es fuente de conflictos. Tras la explicación de Blandino, vamos a vivir un maremagnum de discusiones sobre si un QB estaba corriendo, pasando, o todo lo contrario, pero el aviso a caminantes ya está lanzado y uno de los mayores temores, digo más, horrores de la NFL futura ha quedado desactivado.

Con la proliferación de los nuevos quarterbacks móviles, la ‘Brady Rule’ amenazaba con convertirse en una trampa irresoluble para las defensas. Un quarterback podía arrancar a correr detrás de la línea de scrimmage, amagar un pase en el momento de ser placado en los pies y sacar una magnífica penalización de15 yardassin despeinarse. A este ritmo, los quarterbacks terminarían saliendo con peto y un par de tiras amarillas atadas al cinturón como único punto de agarre permitido por los defensas.

El football es un deporte de contacto se lesione quien se lesione. La sobreprotección a los quarterbacks está provocando un giro hacia el juego de pase que será muy difícil de corregir. Si Blandino no hubiera salido a poner sensatez, esa sobreprotección hubiera terminado por aplicarse también a los quarterbacks en movimiento. En ese mismo momento, el football hubiera quedado definitivamente tocado de muerte.