REPETICIÓN INSTANTÁNEA
Ojalá la vida fuera de color de rosa, Aaron
El QB de Green Bay, frustrado por la lesión de Jordy Nelson, dijo que la pretemporada debería reducirse, sin recordar el valor de esta etapa.
La frustración llevó a Aaron Rodgers a poner el tema de la reducción de juegos de pretemporada sobre la mesa.
Y el tema ya está en la mesa desde hace unos años, por lo que realmente lo que hizo Rodgers fue calentarlo a fuego lento y todo gracias a la lesión del receptor, Jordy Nelson.
Es comprensible la molestia del quarterback de Green Bay, quien tras ver caer a su principal arma al ataque dijo que la pretemporada de la NFL debería ser reducida a la mitad, es decir, de cuatro a sólo dos partidos, a los que calificó como “sin importancia”.
Rodgers seguramente considera que la rotura del ligamento anterior cruzado que sufrió Nelson en el duelo ante Pittsburgh simplemente tiró a la basura una buena parte del trabajo de los últimos cuatro meses y medio en cuanto a diseño de jugadas, rutas de pase, sincronización y demás factores que se conjugan para montar un sistema de ataque.
Desde hace unos años, el receso de temporada se ha organizado de tal manera que los minicampos de entrenamiento de los meses previos a agosto son más útiles que antes para los 32 staffs de coacheo, gracias a un diseño física y técnicamente más especializado de las prácticas.
Sin embargo, pese a no ser oficiales, los duelos de pretemporada son más que útiles para los jugadores que, a diferencia de estrellas como Rodgers, que no tienen que preocuparse por mantener su trabajo, tienen limitadas oportunidades para mostrarle a los entrenadores que tienen la calidad suficiente para quedarse en el equipo.
Los duelos de pretemporada son lo más cercano que existe a un duelo oficial. Ganar o perder es lo de menos, pero las formas en que se ganan o pierden estos partidos sirven al coach para hacer una evaluación integral de aquellos que no tienen un lugar seguro.
Las prácticas posteriores y previas a los duelos de pretemporada sirven para corregir errores y crear batallas por la titularidad en varias posiciones que sólo benefician al equipo.
Incluso, la pretemporada le sirve mucho a los veteranos como Rodgers para, en condiciones reales de juego, prepararse y llegar con cierto ritmo al inicio de la temporada regular.
Y todo lo anterior sin mencionar los compromisos comerciales creados alrededor de cada juego de pretemporada con patrocinadores locales y a nivel nacional.
El problema es que las lesiones, y más si éstas les pegan a piezas clave como Nelson o el centro de Pittsburgh, Maurkice Pouncey, llaman demasiada atención y crean psicosis alrededor de la Liga.
Concedamos que la pretemporada se reduzca a dos juegos. El riesgo de sufrir una lesión grave seguirá ahí y como dijo el esquinero de Detroit, Quin Glover, el lado positivo de lo sucedido con Nelson es que los Empacadores tienen tiempo para prepararse a enfrentar la campaña regular sin su receptor.
Perder a una pieza clave ya durante la campaña regular representa mayor riesgo y existe un limitado margen de acción.
La frustración de Rodgers es más que comprensible, pero su etiqueta de líder de los Empacadores y como uno de los mejores y más explosivos quarterbacks de la NFL le obliga a superar obstáculos como este y peores.