NATACIÓN | MUNDIALES KAZÁN 2015
Jessica Vall se cuelga el bronce con una historia irrepetible
Acaba tercera en 200 braza al pasar en el último 50 de ser última al bronce. Es biomédica y solo lleva tres años dedicándose a tope a la natación.
"Esto demuestra que en la natación no hay nada imposible!”, explotaba Jordi Jou, técnico de Jessica Vall, a quien le caían las lágrimas a plomo. Su pupila tampoco se pudo contener, aturdida por colgarse una medalla que parecía un sueño. La carrera de la nadadora del CN Sant Andreu este viernes en la final de los 200 braza fue una metáfora de su trayectoria acuática, un sprint del anonimato a la élite mundial gracias a su “pasión, ilusión y competitividad”.
Primero estuvo la estrategia, la que le llevó a priorizar los estudios a la natación hasta que se licenció en Biomedicina en 2012 y la que, en el Kazán Arena, propició que en los primeros 150 metros no se desgastara y llegara al último viraje octava, pero fresca y a dos segundos del bronce. “Le dije que ese era su momento”, afirmó Jou.
La española comenzó a aumentar el ritmo de brazadas y a adelantar a rivales, con constancia y fe, sin rendirse, como cuando empezó a tomarse en serio la natación. Vall, a menos de 15 metros para el final, se metió de lleno en la lucha por el bronce junto a la danesa Rikkie Pedersen —plusmarquista mundial— y la china Jinglin Shi. Lejos, la japonesa Watanabe, que fue oro (2:21.15) y la estadounidense Lawrence (2:22.44). El bronce se jugaría en la última brazada. Vall tocó, se giró y siguió confundida.
En la grada, Melani Costa, Fred Vergnoux y el resto de nadadores españoles se echaban las manos a la cabeza y sonreían incrédulos. Vall había sido bronce, al igual que Pedersen y Shi, quienes formaron un podio histórico junto a Watanabe y Lawrence: cinco medallistas.
El último 50 de Vall fue antológico (35.57), un torpedo persiguiendo el sueño de una medalla que se convirtió en realidad. “Su final nos pone a todos de los nervios. En 2012 decidió subirse a un carro que no para y seguirá”, añadió Jou. Vall, metódica como nadie (“el jueves estuvo repasando el vídeo de su prueba con Andreu Roig, el biomecánico”), regresará al laboratorio del Parque de Investigación del Hospital del Mar cubierta de bronce. Y aún le queda Río 2016.