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Charles Haley, El Señor de los Anillos entra en el Hall of Fame

Sólo hay un jugador en la historia de la NFL que puede lucir un anillo de campeón de la Super Bowl en cada uno de los dedos de una mano. Charles Haley formó parte de dos equipos campeones en San Francisco (1988 y 1989) y otros tres en Dallas (1992, 1993, 1995). Esos cinco títulos siguen siendo a día de hoy un registro inalcanzable en la era Super Bowl.

Dos veces All-America en la desconocida universidad de James Madison, Haley fue seleccionado en la cuarta ronda del draft de 1986 por los San Francisco 49ers. El conjunto californiano realizó varios drafts históricos bajo el mando de Bill Walsh, pero ninguno más famoso que el de aquella temporada. Acumulando picks a base de traspasar “hacia abajo”, Walsh fue capaz de elegir hasta ocho hombres que acabarían siendo titulares en el equipo. Seleccionar hombres de universidades fuera del primer escalafón nunca fue un problema para el head coach de los niners. Jerry Rice, John Taylor o Brent Jones son sólo algunos de otros muchos ejemplos como el de Haley.

Muy pronto el cuerpo técnico corroboró el potencial del defensive end de James Madison. Le situaron en un “stance” de dos puntos en lugar de tres con la misión principal de cazar quarterbacks partiendo de cualquier lado de la defensa, una posición que llamaron “Elephant” (Elefante). Sus 12.0 sacks y 59 placajes fueron prueba de su excelente rendimiento.

Para 1988 ya consiguió ganarse la titularidad como outside linebacker puro. Seleccionado para su primera Pro Bowl fue clave en el triunfo de los niners en la Super Bowl XXIII con dos sacks sobre Boomer Esiason. La campaña siguiente volvió a ser muy exitosa, doble dígito de sacks y segundo título de campeón.

Su mejor año en la NFL en el plano individual fue el de 1990. Con 16.0 sacks lideró la NFC y por primera vez fue considerado como el mejor defensor equipo, superando incluso en importancia a Ronnie Lott. Sin embargo, los niners vieron su cruzada hacia una tercera Super Bowl consecutiva truncada por los Giants en la final de conferencia y buena parte de los líderes del vestuario abandonaron el equipo.

La difícil personalidad de Haley se convirtió en un problema insostenible dentro del equipo en 1991. Tras una derrota ante los Raiders entró en tal estado de furia que Lott tuvo que venir del vestuario rival para contenerlo. La integridad del head coach George Seifert corrió peligro más de una vez. Peleas en los entrenos, orinarse en coches de los compañeros o en las salas de reuniones y exponerse físicamente a una reportera fueron varios de los incidentes que protagonizó.

Para 1992 el equipo tuvo bastante y puso al jugador en venta. En un movimiento que cambiaría el curso de la década, los 49ers entraron en contacto con Dallas para traspasar al jugador. Una segunda y tercera ronda cerraron el trato. En los Cowboys Haley siguió mostrándose como un jugador problemático pero Jimmie Johnson y Jerry Jones lograron mantenerlo bajo control.

Dallas conquistó tres Super Bowls en las primeras cuatro campañas de Haley allí. Aunque la base del equipo residía en el tridente Aikman-Smith-Irvin, la mayoría de los jugadores y entrenadores de los Cowboys de aquella época reconocen que quien permitió al conjunto dar ese salto de calidad fue Haley.

Lejos de ser el delgado jugador que llegó a la liga, Dallas le colocó como defensive end. Aunque seguía siendo un defensor rápido y con unas manos prodigiosas para el “pass-rush”, ganó suficiente músculo como para incluso presionar desde el medio en algunos downs claros de pase. En un memorable partido ante los 49ers en San Francisco en 1994 saltó al centro del campo como único capitán de los Cowboys. En su carrera, Haley nunca se achantó ante nada ni nadie.

Cinco semanas después de una operación de espalda fue capaz de volver a tiempo para la Super Bowl XXX. Jugando a tiempo parcial resultó determinante en el último gran triunfo de Dallas y logró un sack que elevó su cuenta en finales a 4.5, otro récord que sigue activo.

Los problemas en la espalda le acabaron llevando a la retirada antes de tiempo con apenas 33 años en 1997; pero para sorpresa de propios y extraños, aceptó la llamada de Walsh en diciembre de 1998 para regresar a San Francisco. El head coach guardó siempre un lugar especial en su complicada cabeza y sin duda habría sido su presentador mañana en la ceremonia del Salón de la Fama de seguir vivo. En su sitio lo realizará el antiguo dueño del equipo, Edward DeBartolo Jr.

Su última campaña en la NFL le permitió llegar a la barrera de los 100.0 sacks en su carrera si bien su legado va mucho más allá de las estadísticas. En palabras del coordinador defensivo Bill McPherson: “era muy rápido tras el snap, tenía unas manos geniales para el pass rush y era muy inteligente. Si querías podías alinearlo en cualquier posición defensiva”. Un jugador clave en dos dinastías diferentes con más anillos de Super Bowl que nadie.