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UN ESPAÑOL EN LA NFL

Alejandro Villanueva: un español juega en los Pittsburgh Steelers

Pasó toda la temporada pasada en la escuadra de prácticas y tiene bastantes papeletas para terminar en la plantilla definitiva de 53 jugadores como tackle ofensivo.

Alejandro Villanueva tiene su nombre en una casilla del vestuario de los Pittsburgh Steelers.

Alejandro Villanueva estuvo toda la pasada temporada en el equipo de prácticas de los Pittsburgh Steelers, a principio de verano se casó con su novia de siempre y en julio pasó unos días de vacaciones en Motril con sus padres, españoles que residen en el Puerto de Santa María. Desde hace unos días se parte el cobre en el training camp de los Señores del Acero en busca de una plaza en el roster definitivo de 53 jugadores, y por lo que dicen los medios locales, tiene bastantes papeletas para terminar formando parte como tackle de una línea ofensiva con una calidad excepcional en el quinteto titular, pero una preocupante falta de profundidad en el banquillo hasta ahora.

Alejandro Villanueva no tiene el puesto asegurado y tendrá que luchar con todas sus fuerzas por conseguirlo a lo largo de este mes de agosto, pero solo hay que conocerle un poco para saber que este gigante de 2,08 metros, que jugó al rugby en el Portuense y llegó a formar parte de la selección española junior de Rugby (su hermano Iñaki es internacional con la absoluta de rugby 7 y de 15), siempre se sale con la suya cuando se empeña en algo.

Alejandro Villanueva consigue una recepción acrobática en un partido con Army.
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Alejandro Villanueva consigue una recepción acrobática en un partido con Army.Drew HallowellGetty Images

Su historia terminará por ser llevada al cine porque no puede ser más increíble. Consiguió ser admitido en West Point. Allí, además de sobresalir como estudiante, se convirtió en uno de los pilares del equipo de football americano de Army donde jugó de línea defensivo, línea ofensivo, tight end y hasta receptor. En 2009, su último año, además de conseguir unos números excepcionales, fue elegido para disputar el ‘East-West Shrine Game’ en el Citrus Bowl de Orlando, uno de los All Star universitarios más importantes.

Muchos equipos de la NFL se fijaron en él por su increíble movilidad pese a su envergadura, pero nadie se atrevió a elegirlo en el draft, pese a que tuvo varias entrevistas, por un problema irresoluble: los alumnos de West Point están obligados a completar dos años de servicio activo antes de poder licenciarse. Como suele pasar cada vez que un fenómeno pasa por una academia militar, algunos equipos intentaron que por una vez se obviara esa obligación, pero fue imposible.

Durante el invierno de 2010, antes de terminar los estudios, Alejandro (Ale como le llama su familia, o Ali como le conocen en EEUU) participó en los training Camps para novatos de Bengals y Bears, pero parecía que ese sería su último contacto con la NFL. Tenía por delante dos años de servicio en los que sería enviado a Afganistán, y ese es demasiado tiempo para la NFL, y más para un jugador que pese a despertar interés no era considerado una estrella.

Alejandro llegó a Afganistán en la primavera de 2011, y tras completar un primer periodo de servicio regresó al escenario bélico en 2012 y 2013. Durante esos años fue varias veces condecorado, mientras jugaba cuando tenía un rato libre a lo que él llamaba HLZ football (Helicopter Landing Zone Football). Después volvió a EEUU y se presentó al combine regional de la NFL de Detroit el 14 de abril de 2014, donde se convirtió en la gran estrella cuatro años después de su último contacto con el football de alto nivel. No solo por su increíble rendimiento, sino porque era un héroe veterano de Afganistán dispuesto a triunfar en la NFL. Entonces su mayor preocupación era que su forma física era excepcional en ejercicios de fondo, acostumbrado a largas caminatas y ejercicio físico continuado en el ejército, pero debía trabajar la explosividad, que tenía bastante abandonada. Bromeaba con que retaba a cualquier jugador de la NFL a hacer junto a él una marcha con la mochila reglamentaria llena.

El 5 de mayo de 2014, los Eagles le hicieron un contrato de pretemporada con la intención de usarlo como defensive end, pero fue cortado antes de empezar la temporada y repescado por unos Steelers que le incluyeron en su equipo de prácticas.

Alejandro, durante unas vacaciones con su familia en el Puerto de Santa María.
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Alejandro, durante unas vacaciones con su familia en el Puerto de Santa María.Marcos PiñeroAS

Durante toda la temporada pasada, Alejandro, que ahora tiene 26 años, trabajó su físico en Pittsburgh para ganar la explosividad, peso y potencia necesarias para conseguir una plaza en el equipo definitivo. Su posición será de tackle ofensivo, pero sigue teniendo muy buenas manos para salir a recibir si fuera necesario, y conociendo a los Steelers y su afición a las jugadas de engaño y fantasía, no sería raro verle este año recibiendo algún pase si al final termina estando en la plantilla definitiva.

En Pittsburgh aseguran que están encantados, y han tenido la paciencia de trabajar con él durante todo un año, una inversión que parece haber dado sus frutos y que difícilmente terminará con un corte inesperado. Además, como contaba Antonio Magón en su artículo de esta semana, en los primeros entrenamientos ha dejado a todo el mundo boquiabierto tras aplanar a Jarvis Jones, todo un primera ronda.

En AS.com haremos un seguimiento exhaustivo de todo lo que le suceda a Alejandro en Pittsburgh, contando semanalmente todas las novedades que se puedan producir y su aportación en los partidos amistosos. Para empezar, el partido del Hall of Fame que inaugura hoy la pretemporada de la NFL. Además, el jugador nos ha dicho que ahora no quiere hacer declaraciones para estar centrado en su objetivo, pero se ha comprometido a concedernos una entrevista larga y a fondo si termina estando en el roster definitivo.

Ahora solo queda soñar. Un español recibiendo un pase de touchdown de Big Ben en una jugada de engaño de un partido de playoffs ¿Imposible? Estoy seguro de que lo veremos.