Debut del Rey Felipe VI con el renovado ‘Aifos’ en ORC1
Es el Corel 45 que él mismo patroneó en 1996, modificado para competir en la división ORC1, ha sido el propio monarca el que ha elegido el barco. Navegará su trigésima Copa.
La 34ª Copa del Rey Mapfre, que mañana se iniciará en aguas de la bahía de Palma, ha despertado gran expectación después de la confirmación de que el Rey Felipe VI participará con su propio barco: el Aifos, un Corel 45 (13,90 metros de eslora) con el que compitió hace casi dos décadas. Será su trigésima participación en la prueba.
Modificado para competir en la división ORC1, ha sido el propio monarca el que ha elegido el barco, propiedad de la Armada Española y que fue trasladado de Marín (Pontevedra) a Palma de Mallorca para efectuar las modificaciones oportunas.
Al igual que el Rey Juan Carlos, las infantas Elena y Cristina y su propia madre, la Reina Sofía, la relación del actual Rey con la Copa se remonta tres décadas atrás, concretamente a un 30 de julio de 1984. Desde entonces, salvo en contadas ocasiones, ha estado compitiendo en el evento.
Primero lo hizo como aprendizaje y, posteriormente, como un rival duro de batir en un deporte que le apasiona, en el que fue olímpico, al igual que padre, y abanderado de España en los Juegos de Barcelona 1992.
Como muchos regatistas, el Rey Felipe VI empezó su andadura en este deporte en la escuela de Calanova en Palma donde realizó sus primeros cursillos de vela ligera. Tenía sólo 16 años y en la tercera edición de la Copa del Rey debutó como un tripulante más del Sirius II de la Armada.
De ese primer año muchos recuerdan cuando la Reina Sofía le llevaba el bocadillo al barco antes de la salida de la regata. Hoy, tres décadas después, sigue siendo el rival a batir en la Copa... La Copa del Rey.
Una elección para evitar altos gastos en crisis
Dos monotipos Corel 45, un diseño de Bruce Farr para la competición en tiempo real, llegaron a España en 1996: uno de ellos fue para la Armada Española, que patronearía un joven Príncipe Felipe. Competiría con él tres años y destacó en importantes regatas, llegando a lograr un cuarto puesto en el Mundial de 1998 en Atenas. En 2001, el barco fue trasladado a la base naval de Marín y renombrado como Etea y utilizado como velero escuela. Ahora, su decisión de recuperarlo ha sido encomiable dada la situación de crisis económica del país y renunciando a disponer de un barco de última generación.