“Russell: ¿y por qué tú no?”
“Russell: ¿y por qué tú no?”
Una de las preguntas más interesantes que se le pueden hacer a un deportista –de hecho, a cualquier persona que se entreviste- es si estamos llamados a cambiar el mundo. Os imaginaréis que al personaje en cuestión se le pilla totalmente en fuera de juego y las respuestas que obtenemos son variopintas: “Al menos estamos llamados a cambiar nuestro entorno más cercano”, “El deporte es una herramienta para cambiar el mundo”, “Es el mundo el que nos cambia a nosotros”…
Decir que Russell Wilson está cambiando el mundo quizá es muy ambicioso, lo que no lo es tanto es afirmar que este quarterback está cambiando el concepto del papel de un jugador de su posición en este deporte. Tampoco lo es subrayar que pasará a la historia del fútbol americano, en la misma línea que Joe Montana (49ers) , Peyton Manning (Colts) o Tom Brady (Patriots), como un jugador que sí que cambió el destino y el curso de la historia de un equipo. En solo tres campañas con los Seahawks, el joven quarterback ha dado más alegrías a la afición de Seattle que las recibidas en los 40 años anteriores.
Wilson ni mide 1,90 (solo 1,75) ni lanza la pelota grandes distancias ni se basa solo en su habilidad para pasar el balón para lograr que su equipo avance. No ser el prototipo de quarterback profesional hizo que todos los clubes de la liga pasarán por alto su elección en el draft hasta dos veces (Seattle lo escogió en la tercera ronda). Wilson, sin embargo, ha demostrado que un quarterback bajito, pero inteligente, puede ser un gran líder que inspire a sus compañeros y los conduzca a la victoria, sabiendo cuándo correr con el balón y cuándo pasarlo para obtener los mejores resultados.
¿Y de dónde le viene la inspiración a esta gran estrella? Su padre, que también fue deportista y que murió por la complicación de una diabetes, le preguntó un día mientras miraban la Super Bowl por televisión. “Russell: ¿y por qué tú no? ¿Por qué no puedes conseguir tú esto un día, hijo mío, aprovechando las cualidades que Dios te ha dado?”
La antepenúltima jugada de la pasada Super Bowl, que concluyó con famosa intercepción en la línea de gol que dio a los Patriots su cuarto título, no hizo más que corroborar que el quarterback todavía tiene cosas que aprender durante un recorrido por la NFL que esperamos sea muy largo. En solo tres años al mando del ataque los Seahawks ha probado su gran valía. Ahora, toca a Seattle comportarse acorde a las circunstancias y darle el dinero que merece. Oportunidades como éstas suelen presentarse no muchas veces en la vida y el club del Pacífico Noroeste no puede darse el lujo de perder la temporada que viene a un icono como Wilson.
Cinco cosas que pienso