Ya partió el “Bus” con destino a Canton
Los nuevos integrantes del Salón de la Fama ya se han dado a conocer, cinco de ellos pertenecen a la denominada “era moderna” y los tres restantes fueron elegidos en un proceso independiente. Estos últimos son el centro Mick Tingelhoff, (5 veces All Pro que sólo jugó en los Vikings entre 1962 y 1978) y los General Managers Ron Wolf (arquitecto de los Packers de Favre y sus dos viajes al SB) y Bill Polian (suma 7 viajes al superdomingo, con tres equipos distintos: Bills, Panthers y Colts, aunque solo ganó un anillo con Indy).
De los cinco elegidos de la era moderna, hay tres casos con sobrados méritos para lograr tal distinción, en tanto que los dos restantes se vuelven sumamente polémicos, más aún cuando se los compara con dos jugadores de la misma posición que no lograron acceder a Canton en esta oportunidad.
El único “First Ballot Hall of Famer” (jugador que recibe la chaqueta dorada en su primer año de elegibilidad) es el LB Junior Seau, uno de los mejores en su posición durante su extensa carrera y estandarte de los Chargers, amasó 1849 tackles, 56,5 sacks y 18 intercepciones en dos décadas de servicio, elegido 8 veces al primer equipo All-Pro y jugador defensivo de la NFL en 1992, entre otros muchos premios individuales que recibió.
El anillo de campeón le resultó esquivo a Seau en dos viajes al Superbowl, cuando sus Chargers cayeron ante los 49ers de Young y luego cuando defendiendo los colores de los Patriots, perdieron ante los Giants. Lamentablemente Seau no estará presente en la ceremonia, dado a que se quitó la vida por problemas de salud derivados de su carrera como jugador de football profesional.
En el polo opuesto en cuanto a logros colectivos, el LB y DE Charles Haley es de momento el único jugador que levantó cinco veces el Lombardi, dos veces con los Niners de Montana y las otras tres ocasiones con los Cowboys liderados a la ofensiva por Troy Aikman, Emmitt Smith y Michael Irving. Individualmente Haley fue elegido 2 veces al primer equipo All- Pro (una vez como Linebacker y la otra como Defensive End) y cosechó 100,5 sacks y 26 fumbles forzados en su carrera.
Tras cuatro años en las listas de 15 finalistas, le llegó el turno a Will Shields, el tres veces All Pro, para conseguir su lugar entre los inmortales talentos del football. El Guard surgido de Nebraska fue elegido por los Chiefs en la 3º ronda del Draft del 93 (selección global nº 74). Jugó toda su carrera para KC con 236 titularidades sin interrupciones, y fue un verdadero escudo en la línea ofensiva, bloqueando para Marcus Allen, Priest Holmes y Larry Johnson, su equipo consiguió 5 temporadas para más de 1000 yds terrestres, y protegió a sus QB consiguiendo que pasaran para 4 temporadas por más de 4000 yds, incluyendo tres veces consecutivas con Trent Edwards (de 2003 a 2005).
Hasta aquí todo inobjetable, pero las elecciones de Tim Brown y Jerome Bettis por sobre Marvin Harrison y Terrell Davis, lo menos que me provocan es asombro. Si algo caracterizó históricamente las nominaciones y posteriores inducciones, es que no se trata de un concurso de popularidad como se han convertido las participaciones al Pro Bowl. Teniendo en cuenta la cantidad de estrellas que deciden autoexcluirse del evento y que del mismo no participan quienes disputan el Superbowl, el mérito de ir a Hawaii (o donde sea que Goodell los envíe) suena más a vacaciones pagadas que a reconocimiento de virtudes deportivas.
La alta vara de la pertenencia a Canton, se solía marcar por una carrera plagada de logros individuales construida con muchos años de constantes altos rendimientos, aquí la cantidad de anillos se convierte en anécdota, una suerte de corolario (Terry Bradshaw, Joe Namath) o lastre (Fran Tarkenton, Dan Marino) que persigue como sombra a sus protagonistas. Esa falta de constancia y sólo 7 años como profesional, es lo único que puede explicar por qué un talento totalmente fuera de serie, una verdadera fuerza de la naturaleza, incontenible como un tsunami del sudeste asiático dejando un rastro de devastación tras su paso: eso fue Terrell Davis.
Davis fue el eslabón perdido que convirtió la cadena de fracasos de John Elway y sus Broncos (metódicamente apaleados en el Superbowl por los Redskins, Giants y Niners) en “Back-to-back Champions” Las lesiones y particularmente las cefaleas, truncaron una carrera que pudo ser meteórica. En sus 7 años en la NFL cosechó 7.607 yds terrestres, con un promedio de 4.6 yds. por acarreo, con 60 TD por tierra y 65 totales. De ese total, en sus primeros cuatro años de plenitud física (1995-1998), cosechó 6.671 yds totales promediando 4.96 ypc. En ese lapso fue que consiguió sus tres All-Pro, sus dos anillos de campeonato, un MVP de Superbowl (XXXII), un MVP de la Liga (en 1998 cuando corrió para 2008 yds) promedió 14 TD terrestres por año y nunca corrió para menos de 1000 yds.
Estadísticas que gritan Hall of Famer por donde se mire. Más aún si se tiene en cuenta lo “clutch” que fue en PlayOffs, con 3 apariciones cosechó 1140 ydas con 12 TD en 8 juegos, promediando 5.6 ypc. La contra que debe padecer Davis, es que su carrera fue breve y luego de sus años de plenitud, le sobrevino una caída en picado en la que el jugador fue una pálida sombra de sí mismo.
La otra cara de la moneda fue Jerome Bettis, alguien que hizo de su durabilidad su mayor estandarte. 13 temporadas en la que sólo la última no llegó a 500 ydas, pero una única vez en ese lapso rebasó las 1500 yds (en 1997 con 1665 yds) totalizó 13362 yds, pero con pedestre promedio de 3.9 ypc. con 91 TD por tierra (7 por temporada) ganó un anillo y fue dos veces All-Pro y ganó el Rookie of the year jugando para los Rams. Una carrera promedio, basada en 13 años de consistencia y durabilidad, sin ser nunca un gamechanger consiguió su boleto a Canton a base de volumen, la tortuga que venció a la liebre con su perseverancia…
El caso de Tim Brown y Marvin Harrison es muy distinto al anterior, ambos fueron muy prolíficos y consistentes, durante mucho tiempo. La carrera de Brown fue algo más extensa, pero la de Harrison fue más laureada en cuanto a logros y premios individuales. Brown disputó 17 campañas como profesional en tanto que Harrison lo hizo en 13. Harrison nunca promedio menos de 10.5 yds por recepción, mientras que Brown tuvo dos por debajo 8.5 (1989 y 2004). En 4 años más de carrera Brown nunca fue al primer equipo All-Pro y sólo una vez fue nombrado al segundo equipo, mientras que Harrison fue nombrado 3 veces al primero y 5 al segundo. Harrison fue dos veces líder absoluto en recepciones (2000 y 2002) dos veces líder de la liga en yardas aéreas recibidas totales (1999 y 2002) y líder en TD recibidos en 2005, compartiendo el honor con el por entonces WR de los Panthers, Steve Smith. Brown no cosechó ninguno de estos galardones.
En cuanto a los números totales en sus carreras, Brown registro 14.934 Yds por aire con 100 TD aéreos y 1.094 recepciones. Disputando cuatro temporadas menos que el ex Raider, Harrison se quedó cerca en Yardas por aire con 14.580 pero superándolo con 1.102 recepciones y 128 TD. Por último, como corolario pero no una cuestión de peso para dirimir esta decisión, cada uno tuvo un viaje al Superdomingo, finalizando con decepción para Brown y sus Raiders (2002) en tanto que Harrison levantó el Lombardi con los Colts (2006).
En este caso quizás, hay dos factores que ayudaron a Brown en su inducción: la espera de 6 años para el surgido de Notre Dame desde su año de eligibilidad pesó para incluirlo antes que Harrison, que es elegible desde el 2013 y el hecho de que Brown también fue un destacado retornador de patadas totalizando 4 anotaciones y 4555 yds en devoluciones.
Otros nominados que se quedaron a la espera de la chaqueta dorada fueron Kurt Warner, Orlando Pace, Morten Andersen, John Lynch y los coaches Tony Dungy Don Coryell (vamos, que ya se están tomando mucho tiempo para elegirlo…) y Jimmy Johnson. El “Bus” ya partió rumbo a Canton con la camada de 2015… Yo prefiero esperar al siguiente, con la ilusión de que Marvin Harrison, Terrell Davis y Don Coryell ya estén subidos a él…