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Previa de la temporada NFL-2015 New Orleans Saints

De vuelta a la tierra tras tantos años de festival aéreo

El pasado 10 de marzo marcó un antes y un después en la historia reciente de los Saints. Ese día Jimmy Graham, el referente ofensivo, el socio favorito de Brees, era enviado a Seattle con billete sólo de ida. Por el camino se cruzaba con Max Unger, un center que reforzará la maltrecha línea ofensiva de Nueva Orleans. Adiós al festival aéreo. Bienvenida al juego de percusión terrestre. Los aficionados aún seguimos con la boca abierta.

Durante los últimos años los Saints han sido la alegría de la NFL. Espectáculo pasador en estado puro. Ambición, agresividad, ¡fiesta! Olvidad el récord final de la temporada, olvidad los éxitos y fracasos. Por encima de los números está el hecho de que la flor de lis era sinónimo de espectáculo. El intercambio de Graham por Unger parece el punto final de la juerga. Y esa no es la única señal. El receptor Kenny Stills se marchó a Miami y el corredor C.J. Spiller llegó para acompañar a un Ingram que este año tendrá mucho trabajo.

Solo hay una explicación para interpretar tantos movimientos. Sean Payton ha pulsado el botón de reinicio y piensa apostar por un football más clásico, menos ambicioso, y que le permita controlar más el reloj y tener menos tiempo en el campo una defensa cuya agresividad solo rinde si sus miembros están siempre al ciento por ciento. Las discusiones a gritos entre Payton y Rob Ryan cada vez eran más habituales en la banda, y parecía que el coordinador defensivo sería finiquitado, pero al final los Saints volverán a apostar por los blitzs constantes y por que el menisco de Jairus Byrd no vuelva a ser un problema.

Tal vez el origen de toda esta revolución esté en un Drew Brees cada vez más crepuscular. El año pasado ya tuvo un encontronazo con un periodista que le preguntó si había pensado en la retirada. Brees, un luchador indomable desde que llegó a la NFL, capaz de superar cualquier contrariedad, sufrió un claro bajón de rendimiento a finales de 2013, y en 2014 estuvo siempre voluntarioso pero lejos de su mejor nivel. Quizá pueda recuperarse para reencontrar su juego, pero parece que Payton quiere cuidarle más, darle un respiro, y apostar por un juego mucho más conservador.

Puede ser que en Nueva Orleans ya estén pensando en un futuro sin Brees y sin fuegos artificiales en el cielo, pero no hay que olvidar que cuando se proclamaron campeones en 2009 tuvieron el sexto mejor ataque terrestre de la liga con 2.106 yardas. Definitivamente, correr más no tiene por qué sentarle tan mal a un equipo que necesita reinventarse.

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Las tres claves del equipo por Edgar Donis

1 Los mejores receptores del equipo de 2014 (Jimmy Graham y Kenny Stills) ya no están en él, fueron traspasados en primavera. Drew Brees debe encontrar la conexión con los nuevos receptores principales (Brandin Cooks, Josh Hill y otros). Por parte de Brees no hay dudas, a pesar de los altibajos en su rendimiento, así que veremos como responden los jóvenes receptores.
2 La defensa ha sido confiada un año más a Rob Ryan. El famoso coordinador, capaz de llevar a sus defensas a la parte más alta del ranking (2013) y a la más baja (2014), debe volver a encontrar la tecla correcta para pulsar. Especial tino ha de tener con una línea defensiva muy blanda, y unos cornerbacks que deben ganar en agresividad frente al balón.
3 El juego del equipo debe reenganchar a un público, que si bien siempre ha sido fiel a este equipo aun en las peores circunstancias, ha cuestionado muy mucho los movimientos del staff en el periodo de fichajes. Que la grada esté enchufada es clave en los partidos de local, más en un estadio con la sonoridad del Superdome. New Orleans es una ciudad muy caliente.

Lo mejor

1 Sin duda alguna, Drew Brees es lo mejor que le ha pasado nunca al equipo.
2 El liderazgo del Sean Payton es decisivo para resolver el mal sabor que quedó en 2014.
3 La pareja de safeties es de lo mejor de la NFL, aunque Jairus Byrd venga de lesión.

Lo peor

1 La línea defensiva sigue siendo muy vulnerable, sin cambios respecto al año pasado.
2 La línea ofensiva necesita espabilar para no dejar tantas veces vendido a Drew Brees.
3 La capacidad de robar balones de la defensa, que fue sello de identidad hace años, ya no lo es.