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El éxito de Pete Carroll consiste en no dar la lata a sus jugadores

En esta serie tratamos de enseñaros como juega cada equipo. Nos metemos en la cabeza de los entrenadores y miramos hacia su personalidad aplicada al estilo que juega su escuadra. Lo normal es encontrar complejas soluciones tácticas pues se trata de tipos que llevan toda una vida intentando reinventar la rueda y ser un poco más listos que sus rivales. Hoy, sin embargo, vamos con el fascinante caso de un fabuloso grupo, el mejor en el último trienio de la NFL, en el que los que mandan en el campo prefieren no calentar la cabeza a los jugadores con intrincadas ordenes y les dejan sobrevivir con su talento.

Pete Carroll es un tipo que lleva toda una vida patrullando las bandas más importantes del football. Su más notable trabajo fue en la universidad de USC, en la NCAA, donde montó una dinastía que pareció no tener fin. Aquel equipo jugaba de memoria y con las cosas muy claras. Siempre me llamó la atención que no hacían nada especial... salvo ganar siempre y, al cabo del tiempo, lo acabé achacando a el potencial reclutador de la universidad del Sur de California por encima de su categoría como técnico. Cuando abandonó la universidad y fichó por los Seahawks pensé que pasarían dos cosas: USC seguiría ganando y en Seattle Carroll no duraría ni tres años y pasaría sin pena ni gloria.

Como es habitual en mí, acierto doble.

Porque lo que el tiempo ha demostrado es que esa sencillez de planteamientos, ese dejar a los jugadores jugar y ganar dependiendo de su talento y no debido a los esquemas ha sido una fórmula de éxito pleno para Carroll. Es obvio que eso no se consigue sin que tus jugadores sean especiales, pero lo cierto es que USC ya no los tiene y los Seahawks siguen teniéndolos... algo tendrá que ver el viejo Pete en ello.

Lo que distingue a este equipo es una defensa apoteósica. Lo fue cuando Gus Bradley fue su coordinador defensivo, lo fue cuando lo sustituyó Dan Quinn, ambos entrenadores jefes en la NFL hoy, y muy probablemente lo sea con Kris Richard al frente. 

Pero en ninguno de los casos lo ha sido por poner enfrente de los ataques blitzes inesperados, cambios entre zona e individual sorprendentes o dobles marcajes insospechados. Los jugadores de los Seahawks se plantan en defensa con una muy simple 4-3, con los muchachos teniendo que preocuparse cubrir su hueco y nada más. Los linebackers paran la carrera y los pases cortos. El strong safety, Kam Chancellor, poco menos que se incrusta con los LBs. Los dos CBs se comen cada uno su lado del campo sin importarles que receptor caiga por allí. y Earl Thomas ocupa el centro de la defensa volando de lado a lado.

Y ya.

Claro que tienen formaciones nickel y dime, como es obvio, y claro que varían de una jugada a otra pero la esencia es siempre la misma: sencillez y ejecución. Nada más. Y en esa letanía de órdenes directas y simple ha acabado por emerger el talento natural de sus mejores jugadores que, convirtiendose en superestrellas de este invento, han elevado al grupo a categoría de legendario.

Es aquí donde se produce la eterna discusión: ¿es buen entrenador Carroll por fomentar esto o es que con Earl Thomas, Richard Sherman, Bobby Wagner, Bruce Irvin y Michael Bennett (entre otros) sería buen entrenador cualquiera? Para mi, la primera opción gana sin despeinarse. Hay que ser muy buen entrenador para detectar el talento, para hacerlo florecer y para no interponerse entre él y las victorias. 

Algo así se puede decir del ataque que comanda el coordinador ofensivo Darrell Bevell. Con un corredor como Marshawn Lynch, un cuerpo de receptores como el que tienen y Russell Wilson como QB a nadie le puede extrañar que sean uno de los dos equipos que más corre en la liga y hayan desarrollado un sistema option ligerito para que Wilson saque provecho de sus piernas cuando las de Lynch lleven una carga excesiva.

En plena happy pass league los Seahawks corren hasta la extenuación y ganan los partidos en el tercer cuarto cuando las defensas rivales ya no saben que inventar para pararles mientras que la suya no ha inventado nada más que pegar al que tiene el balón para que no siga avanzando.

Pete Carroll ha demostrado que muchos estábamos equivocados. Ha sido capaz de encontrar los jugadores indicados, los físicos perfectos, para aplicar su sistema que consiste en... no darles la lata y dejarles hacer lo que mejor saben hacer. Los pone en la situación que prefieren los profesionales de la NFL: no me calientes la cabeza y déjame hacer mi trabajo. Los Seahawks no ganarán a nadie con complejos inventos tácticos, y no pasarán a la historia por sus innovaciones desde la pizarra, pero no paran de ganar partidos jugando un football maravilloso.