NFC NORTE desde dentro
La tradición del día de Acción de Gracias que iniciaron los Lions
George A. Richards, dueño del equipo de Detroit, buscó un impacto para el club que encontró en una fecha tan señalada en el año 1934.
Todavía falta mucho para que llegue el Thanksgiving Day a la NFL, pero quiero hablaros de una de las cosas que ya hemos visto otros años en esta fecha, se repite en 2015, y que con toda probabilidad veamos en posteriores años.
Cuando oímos que se va a celebrar la jornada del Día de Acción de Gracias, lo primero que se nos viene a la cabeza es esa familia norteamericana sentada alrededor de una mesa llena de comida y en el centro de la misma un enorme pavo. A mí, personalmente, se me hace la boca agua solo con ver esa estampa y con imaginarme lo satisfecho que se tiene que quedar uno después de meterse semejante homenaje entre pecho y espalda. Pero más allá de mis gustos culinarios (los cuales abarcan todo tipo de ser vivo animal, vegetal o robótico), lo que a mí me gusta de este día es el football.
Esta es una de las fechas señaladas en el calendario de todo buen aficionado al football, y más a los de este lado del charco, ya que podemos disfrutar de nuestro deporte con tres partidos (a priori) muy interesantes, y a unas horas menos intempestivas de los que nos tienen acostumbrados entre semana.
Al igual que el pavo, hay una franquicia en la NFL que no falla a su cita con este día. Desde 1934, y de eso ha llovido bastante, los Detroit Lions vienen jugando cada año en esta fecha. Los Dallas Cowboys también son asiduos, pero ellos empezaron su periplo en la década de los 60 y no han logrado jugarlo ininterrumpidamente desde entonces tampoco. ¿Y cómo arranca esta tradición?
Todo esto comenzó cuando George A. Richards compró el equipo de los Portsmouth Spartans, y se lo llevó a la ciudad de Detroit en 1933. Convirtió a los antiguos Spartans en leones, y construyó la franquicia de los Lions en la ciudad de la Motown.
A pesar de su fantástico inicio de año con un record de 10-1, Richards no veía que su equipo de football importase en demasía, y quería copar las portadas de los periódicos y ser el equipo deportivo del que se hablara en todas las emisoras de la ciudad, por encima del equipo de baseball de los Tigers. Para conseguir esto, quiso dar forma a una de las ideas más arriesgadas que se podían hacer por esa época: colocar un partido de football en el día más familiar y hogareño posible. Algo que no se había hecho nunca.
¿Y qué mejor partido que frente a los todopoderosos Chicago Bears? Los de Chicago venían con un balance de 11 victorias consecutivas y sin ninguna derrota. Es decir, una posible victoria de los locales, los auparía al liderato a tan solo un partido para acabar la temporada.
George Richards era un alto ejecutivo de una de las emisoras más escuchadas por todo el país, y convenció a la NBC para que retransmitiera el encuentro de Thanksgiving. La apuesta estaba lanzada, solo quedaba esperar el devenir de los acontecimientos.
Antes de este día, los Detroit Lions habían conseguido reunir en su estadio, como máximo, a 15.000 personas para ver uno de sus partidos. El día de Thanksgivig de 1934, el cartel de “no hay billetes” se expuso por primera vez en las taquillas. 26.000 aficionados abarrotaban las gradas del University of Detroit Stadium. Cuenta la leyenda que se podrían haber vendido otras 25.000 entradas más. El éxito fue rotundo, y a pesar de la derrota por 19-16, Richards había ganado la apuesta, y había conseguido colocar a su equipo en la mayoría de los medios de comunicación del país.
Un año después, en 1935, los Lions se alzaban con el NFL Championship, título al que no hubiesen podido optar si no hubiesen ganado su partido contra los Bears en el Día de Acción de Gracias, día en el que a lo largo de todos estos años hemos visto jugar al equipo de Detroit. En 2015, para esta fecha tan señalada, tenemos unos interesantísimos duelos entre Panthers y Cowboys, o entre Bears y Packers, pero antes de todo esto, habrá una franquicia que no fallará a su cita con la historia, ya que los Lions se verán las caras con los Eagles.
A George A. Richards, allá donde esté, se le volverá a dibujar una sonrisa en el rostro. Se arriesgó con esa apuesta, pero se ganó su lugar en la historia.