Hugh Culverhouse: la venganza es un plato que se sirve frío
Hugh Culverhouse es conocido en el mundo NFL como el primer, y seguramente, el peor propietario de los Tampa Bay Buccaneers. Sin embargo en su momento recibió el apelativo del “Vice Comisionado”, miembro casi desde el primer día del NFL Management Council, introdujo cantidad de reformas estructurales y financieras que hicieron de la NFL la potencia económica que es en la actualidad. Culverhouse amasó una enorme fortuna como abogado tributario y con inversiones en inmuebles, pero no pudo trasladar ese enorme éxito en sus negocios a un equipo de la NFL.
Carrol Rosembloom torpedeó el acuerdo de Hugh Culverhouse con una extraña maniobra jurídica. Robert Irsay, un propietario minoritario de los Colts y compañero de golf de Rosembloom, se haría con los Rams por 19 millones rompiendo el acuerdo de Culverhouse con los herederos de Dan Reeves. Carrol Rosembloom a continuación articularía un intercambio de franquicias con Robert Irsay y le daría 4 millones en efectivo en una operación totalmente libre de impuestos. Robert Irsay se quedaría en el Este con los Colts mientras que Rosembloom marchaba al oeste como nuevo dueño de los Rams. Entre medias dejaron descompuesto y sin novia a Culverhouse, que vio esfumarse su sueño de hacerse con un equipo de la NFL.
Hugh Culverhouse prometió venganza y demandó a Pete Rozelle, Carrol Rosembloom, Robert Irsay, herederos de Dan Reeves y a los restantes 26 propietarios por conspiración. La NFL se asustó, Culverhouse había ganado mas de 40 millones de dólares siendo abogado, y aquella para compensarlo le ofreció hacerse en 1974 con una de las nuevas franquicias que arrancarían en 1976. En principio se le concedió Seattle, pero la rechazó debido a que sus negocios estaban en Florida. Cuando el original propietario de los Tampa Bay Buccaneers abandonó el proyecto por su enorme costo, Culverhouse no tardó mucho en hacerse con la franquicia.
La desgraciada muerte de Carrol Rosembloom en 1979, murió ahogado mientras nadaba en las costas de Florida, propinó a Culverhouse la oportunidad de venganza que tanto ansiaba. Georgia Rosembloom, viuda de Carrol, que no sabía absolutamente nada de football, acudió buscando su consejo. Tras nombrar al abogado albacea del testamento lo primero que hizo es garantizarle el control de operaciones de la franquicia. Culverhouse no desaprovechó para enredar entre bambalinas y ser el auténtico gestor a la sombra del equipo. Georgia Rosembloom, mas preocupada por su vida social y el qué dirán, y cuya única aproximación a la NFL eran sus fastuosas cócteles en el palco del Coliseo, despidió al entonces vice presidente del equipo, el hijo del fallecido propietario, Steve Rosembloom.
Poco después, Georgia, viuda de Rosembloom, se casaría con su séptimo marido, el compositor, Dominic Frontiere, en la casa del propio Hugh Culverhouse en una ceremonia oficiada por él mismo en su condición de notario. Poco después de aquello Culverhouse se las agenció para dejar fuera de la franquicia a todos los hijos de Rosembloom y que Georgia Frontiere asumiera el control total, algo que le llevó a protagonizar ruedas de prensa donde solía decir que no era una simple marioneta, que era la única mujer en un mundo dominado por hombres y a aparecer en portadas en revistas y anuncios con los jugadores del equipo.
Muchos propietarios acusaron a Culverhouse de ser el gestor en la sombra del equipo tras el escándalo de la pretemporada de 1980. Aquel verano varios jugadores de los Rams se declararon en huelga y no se presentaron a los entrenamientos. Faltando días para empezar la temporada, el equipo cerró a un acuerdo con los jugadores, pero tras todo un verano sin entrenar, empezaron con una derrota casualmente ante los propios Bucs.
Al Davis, que ya por entonces mostraba interés por recolocar a sus Raiders en Los Angeles, veía en Culverhouse un peligro, lo calificó de ser “El Padrino” y de sobornar a los políticos locales. También Hugh Culverhouse fue el artífice de que la franquicia abandonara definitivamente el que fuera su estadio de siempre, el Coliseo de Los Angeles, para trasladarse a la vecina Anaheim y compartir estadio con un equipo de baseball. Oficialmente la disculpa era que el equipo raramente llenaba el Coliseo y eso llevaba a aplicar la política de blackouts de retransmisiones. El equipo angelino, icono de la ciudad, fue perdiendo apoyo popular. En apenas unos años perdió un 30% de espectadores y el estadio de Anaheim presentaba mucho cemento, lo que le situó en una posición crítica financiera.
Hugh Culverhouse sin embargo no pudo ver culminada su venganza, falleció el 25 de agosto de 1994 víctima de un cáncer de pulmón. Por aquel entonces los Rams ya habían perdido casi todo el apoyo popular del que gozaban, última franquicia en media de asistencia de espectadores y atravesaban graves problemas financieros. En 1995 Georgia Frontiere decidió mover el equipo de manera unilateral a St. Louis abandonando una ciudad que durante casi 50 años había acogido con los brazos abiertos.