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EL JARDÍN DE ATRÁS

¿Por qué los ex jugadores de NFL se arruinan? (y Parte II)

En la segunda parte del artículo que explica por que los exjugadores de la NFL se arruinan, discutimos los motivos económicos, sociales y culturales por detrás de este drama..
Patriots-Eagles: Super Bowl LII en vivo

La exestrella de los 49ers, Cowboys y Eagles, Terrell Owens, uno de los muchos exjugadores de la NFL que se han arruinado.

El promedio de jugadores NFL que se declaran en bancarrota es prácticamente el mismo que el promedio de americanos que sufren el mismo destino en el mismo rango de edad, de 25 a 34 años. La pregunta es entonces: ¿no deberían estos atletas tan bien pagados tener un promedio de bancarrota más bajo que unos tíos normales y corrientes?

La NFL ha permitido que cientos de hombres se entreguen a un estilo de vida que no es sostenible y ficticio. Es un modelo de consumo feroz basado en gastar y fanfarronear de forma estrafalaria con coches, ropa, casas y joyas, como bien se ve en Broke, el documental que recomendé en la primera parte. Y digo la NFL porque la liga no ha puesto fronteras: ha fracasado históricamente en sus programas de alfabetización financiera, el programa de certificación para consejeros financieros de la Asociación de Jugadores ha sido un coladero y los propios jugadores han exagerado la opulencia de su existencia.

Pero culpar a la NFL sería simplemente matar una abeja obrera de un panal. Es el modelo que nos vende el imparable monstruo del neoliberalismo que comanda la economía estadounidense. Pero centrémonos en lo deportivo, para los interesados por teorías económicas y sociales hay otros espacios.

Las razones socioeconómicas

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El mítico entrenador Chuck Noll solía recordar a sus jugadores a que no esperaran hasta el día de su jubilación para pensar en que era lo próximo en sus vidas. El viejo Noll sabía lo que decía porque un jugador o ex jugador de NFL carece, en líneas generales, de los conocimientos financieros para invertir con sensatez todo el dinero que tiene. No suele salir bien preparado académicamente de la universidad, porque los atletas universitarios aprueban la carrera, sí, pero de aquella manera (esto lo contaré otra semana), y frecuentemente se aprovechan de ellos los llamados gurús financieros, es decir, un vendemotos cualquiera. En el libro ‘Is There Life After Football? Surviving The NFL’ (que recomiendo), se concluyó que al menos 78 jugadores perdieron más de 42 millones de dólares entre 1999 y 2002 porque confiaron su dinero en agentes y consejeros financieros con currículums cuestionables.

Algunos de los pecados financieros de los jugadores o ex jugadores han sido:

  • Inmobiliarias. Como cualquier hijo de vecino estadounidense, los jugadores y ex jugadores de la NFL se sumaron a la burbuja inmobiliaria con el consiguiente tortazo. El quarterback Mark Brunnell, mientras jugaba en Jacksonville, invirtió en una inmobiliaria de Michigan en la que perdió millones. Eso junto a una cadena de restaurantes de comida rápida llamada “Whataburger” le han llevado a una deuda de 25 millones de dólares, cuando en toda su carrera ganó en torno a 50.
  • Negocio propio. El típico sueño americano de montar tu empresa una vez te retiras es, en muchos casos, una pesadilla para el ex jugador de NFL al carecer de preparación financiera. Deuce McAllister, ex corredor de los Saints, ganó en torno a 70 millones de dólares en su carrera; al año siguiente de retirarse se declaró en bancarrota por la mala gestión de unos concesionarios de coches.
  • Malas inversiones. Además de las inmobiliarias, la poca educación financiera les hace presas fáciles de invertir, por ejemplo, en una startup de autenticación biométrica. Es lo que le ocurrió al ex pasador Drew Bledsoe y otros cinco jubilados en 2007 cuando perdieron 100.000 dólares por cabeza. Otras veces son víctimas del propio funcionamiento del mercado, como el glorioso Dan Marino que se estima que perdió 13 millones de dólares en Digital Domain, un estudio de animación con varios Oscars a sus espaldas.
  • Estafas. Estrellas de la MLB como Greg Maddux, Bernie Williams, Johnny Damon o J.D. Drew mordieron el anzuelo del llamado Esquema Ponzi, la típica promesa de ganar dinero de forma rápida, segura y sin riesgo. En la NFL, Will Allen, ex cornerback de Giants y Dolphins, ha sido imputado recientemente bajo los cargos de fraude por valor de 31 millones de dólares.

Las razones socioculturales

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  1. Desempleo. Dejar de jugar al football, lo único que han hecho en su vida y a lo único que les han estimulado, es muy duro. La difícil transición se une a que el ex jugador es incapaz de bajar su nivel de gastos pese a tener un sueldo mucho menor y, en otros muchos casos, apenas ha ahorrado y se lo ha pulido todo. Como comenta el informe del NBER: “los atletas tienen la mayor parte de sus ganancias en sus años jóvenes, al salir de la universidad. Luego se retiran pronto, y en la mayoría de los casos, nunca vuelven a ganar ese dinero. Es difícil ahorrar bajo ese modelo.
  2. Divorcios. El porcentaje de divorcios de ex jugadores de NFL es más alto que la media estadounidense. Infidelidades, esposas trofeo, mujeres que buscan atletas/millonarios, visitas a clubs de striptease, estilos de vida poco familiares, los séquitos que llevan que rompen con la privacidad, etc. En muchos casos, los jugadores están casados con la novia de siempre, la de la universidad, o desde el propio college, no han “conocido mundo” y la avalancha de estímulos desemboca en costosos divorcios.
  3. Drogas. Josh Hamilton, jugador de los Texas Rangers de la MLB, se gastó 4 millones de bonus en cocaína, crack y una botella de Crown Royal diaria. El gran Lawrence Taylor hizo unos 50 millones de dólares en toda su carrera (de la época) y fueron a parar prácticamente casi todo a su tabique nasal para acabar declarándose en bancarrota a finales de los noventa. Gastar de forma extravagante en fiestas, alcohol, drogas, prostitutas y clubs de striptease forma parte de la cultura de la NFL.
  4. Estupidez. Warren Sapp tenía 240 pares de Nike Air Jordan (su pie es una talla 50); hoy está sin un duro hasta el punto que vendió su anillo de Super Bowl ganado con los Buccaneers en Championshiprings.net. Travis Henry, ex corredor desde 2001 a 2007, tiene nueve hijos de nueve madres diferentes que le cuestan 170.000 dólares al año, además de haber estado en la cárcel por tráfico de drogas. Antonio Cromartie, actual jugador de los Jets, está a la misma altura con doce hijos de ocho mujeres diferentes. Michael Vick organizaba peleas de perros, como todos sabemos, que no solo le dejaron una temporada en la cárcel sino sin toda su fortuna de 130 millones de dólares.