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TAEKWONDO

Eva y Marta Calvo: hermanas de plata en el taekwondo español

Las hermanas de Leganés fueron subcampeonas mundiales en Chelyabinsk (Rusia) y ahora miran a los Juegos de Río. "Sería un sueño ir juntas".

Marta Calvo y Eva Calvo.
Emilio Cobos

En Leganés Norte, en casa de las hermanas Calvo hay desde el mes de mayo dos medallas de plata de inmenso valor. Son las que lograron Eva (-57 kilos), de 23 años, y Marta (-62 kg), de 18, en los Mundiales de taekwondo de Chelyabinsk (Rusia). “Fue muy bonito que las dos subiéramos al podio. Estábamos en una nube. La verdad es que este resultado nos pone a otro nivel”, cuentan ambas en una cafetería frente al Pabellón Olimpia, donde se entrenan entre centenares de niños que quieren seguir sus pasos. “A nosotras nos gusta estar aquí, en casa”. Porque en Leganés empezaron a hacer taekwondo, como aquellos niños, con 15 y 10 años.

Dos medallas en Chelyabinsk

Día 18 de mayo en Chelyabinsk (Rusia). Eva y Marta Calvo se habían metido en las finales del Mundial de taekwondo. “Íbamos avanzando a la par durante el campeonato y ni pensé que estaba tan lejos. Iba viendo a ella y no me di ni cuenta”, decía Marta, la menor. En el día clave, primero competía Eva, en -57 kilos. La mayor de las Calvo (23 años) pierde peso para las competiciones y le esperaba la defensiva japonesa Mayu Hamada. “No había manera (3-5) y tuve que buscarlo en el último asalto”, decía Eva, que ya había sido bronce Mundial dos años atrás en Puebla (México). “Te quedas con la rabia. Pero con el tiempo valoras más lo que has hecho”, relata. Media hora después le tocaba a Marta, que con 16 ya fue a un Mundial, y esta vez llegaba con dos ligamentos del tobillo rotos. Le esperaba la turca Irem Yaman. “Llegué tarde porque mi hermana me tenía que dejar el cinturón”, confiesa la menor. “Si te fijas, la televisión enfocaba a mi rival y no a mí, porque no había llegado”. Allí se encontró a una Yaman muy agresiva, que le dejó en 14-4. “Pero peleó hasta el final y buscó los puntos. Esa es la actitud”, dice Eva sobre su hermana. Ambas son chicas muy tranquilas, incluso “tímidas”, pero cuando salen al tatami se transforman. “Es que si no eres agresiva ahí te comen. No hay otro remedio”, sonríen.

Ambas estudian Matemáticas en la Universidad Autónoma. Eva está en tercero y Marta en primero. “Le dejo los apuntes míos y de amigos. Aunque todavía no hemos sabido aplicar las matemáticas al taekwondo”, se ríe Eva, que guía a Marta en el tatami y también con los libros. Aunque la impulsora de que hicieran taekwondo fue Marta, que la animó a apuntarse a la recién nacida escuela que dirigía José María Martín Xixo, el entrenador que las ha llevado a la élite. “Su forma de ver el taekwondo, como un deporte y no como un arte marcial”, dice Eva. Marta confiesa lo rápido que ha ido todo: “A mí me hacía ilusión ser campeona de Leganés, imagina ahora”.

A sus rivales las analizan por vídeos: “Hay una web con imágenes de campeonatos. Nos juntamos y las vemos. Antes veíamos más, pero ya sabemos lo que hacen de memoria”. Y ellas también se autodefinen. Eva se ve así: “Soy de aprovechar los huecos, no pego por pegar. Aunque soy ofensiva. Muy pesada pegando”. Marta también “es pesada”: “A mí me gusta. Agobias a la rival, hasta que se descuida”.

Entre ellas se conocen a la perfección: “Cuando hacemos combates no nos metemos puntos. Sabemos lo que va a hacer la otra. Hay que inventarse cosas”, dicen. Aunque Eva confiesa: “¡Marta me metió una en la cara el otro día que...!”.

Eva competirá ahora en los Juegos Europeos de Bakú con la tranquilidad de tener el billete olímpico. “Llegaré con 24, la edad perfecta. No era mi objetivo fijo, pero en estos dos últimos años ha salido”, dice la mayor de las Calvo. Marta no irá a Bakú y tiene que ganarse el pase para Río 2016 en la Universiada de Corea y los Grand Prix (Turquía, Rusia, Inglaterra y México). Su objetivo es ser de las seis mejores del mundo. “Antes no pensaba ir a Río. Ahora sí, aunque es difícil”. Si viajan juntas, valen doble. Ya son figuras a nivel mundial.