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SALUD Y NFL

La delgada vida en el retiro de los lineas gordos de la NFL

Nick Hardwick, OL de los San Diego Chargers, encontró la motivación en perder peso y volverse saludable tras dejar de jugar en la liga.

Nick Hardwick en su rueda de prensa de retirada.
Getty Images

Que el fútbol americano no es un deporte saludable es algo obvio. De hecho, que ningún deporte jugado a nivel profesional lo es resulta igual de obvio. Pero pocas ligas tan brutales para el cuerpo y la mente como nuestra querida NFL. Normalmente se habla de la destrucción que puede producir la somanta de palos que se reciben en toda una carrera profesional en el cuerpo y en el cerebro, y también de los problemas psicológicos que produce la retirada pues esto es como una droga de tanta adrenalina que genera que, cuando se la quitan, les deja huérfanos. Pero poco se habla de otro aspecto, también relacionado con la salud, como es el engorde artificial que sufren muchos de los que juegan en las líneas, en las trincheras.

Un buen ejemplo de ello es el que relata Sports Illustrated con Nick Hardwick de protagonista.

Hardwick fue, hasta la temporada 2014, center de los San Diego Chargers. Durante 11 años jugó, y jugó muy bien, en una línea ofensiva de la NFL. Pues bien, Hardwick, de forma natural, no es un tipo gordo. Lo que consiguió fue a fuerza de engordar artificialmente todo lo que pudo y en tratar de transformar toda esa grasa, ese volumen, en la máxima cantidad de músculo.

Hardwick en su etapa como jugador.
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Hardwick en su etapa como jugador.Getty Images

Llegó a pesar 140 kilos. Comía a todas horas. Incluso ponía el despertador a las tres de la mañana para engullir montañas de proteínas. Hamburguesas de mil tamaños, filetes pantagruélicos, helados con mezclas que asustarían al mismísimo Homer Simpson, cinco huevos con salchichas de una sola sentada, yogures de esos que no te caben en la balda de la nevera y tienes que poner tumbados para merendar. Todo con tal de jugar en la NFL.

Pero llegó el momento de su retirada y supo que tendría que adelgazar. "O lo hacía en ese momento o ya no lo haría nunca", dijo el jugador. Así se lo habían explicado sus entrenadores. Así lo había visto en otros líneas como Alan Faneca, Brad Culpepper, Matt Birk, Jeff Saturday o Jordan Gross.

Por eso, con gran fuerza de voluntad, se empeñó en buscar una dieta saludable y comenzó a hacer yoga. Incluso tuvo que pelear con un principio de depresión, cuando le llegó el momento. En su rueda de prensa de despedida ya pesaba sólo 103 kilos, y ahí se ha quedado.

Y es que la NFL no es saludable, no, y una vez que los jugadores llegan al retiro han de hacer un gran esfuerzo para volver a la vida civil en las mejores condiciones posibles. Físicas, mentales y, sí, de peso.