LAS LOCURAS DE LA NFL
Del botellazo de Manziel a los vagabundos de los Rams
La NFL ha vivido un fin de semana en el que los jugadores de Cleveland, San Luis y Buffalo se han convertido en protagonistas fuera del campo.
En algo hay que entretenerse. Esa es una frase que se dice por mi tierra cuando alguien hace algo disparatado o poco común. Suele decirse, además, cuando el sujeto de la aventura es alguien notoriamente desocupado. Lo que en tiempos más en blanco y negro se llamaba vagos y maleantes. No es que los jugadores de la NFL lo sean, por supuesto, pero están en esa época del año que sigue al draft y precede a los campos de entrenamiento formales (los de ahora son voluntarios y, por definición, de menor exigencia para los jugadores importantes) en la que nos regalan anécdotas casi cada fin de semana. Estos días han sido pródigos en historias surrealistas.
Empezando por Johnny Manziel, el siempre amigo de los titulares y las tonerías varias Johnny Football. El reformado jugador de los Cleveland Browns, recordemos que se ha pasado el invierno en una clínica de desintoxicación de no-sabemos-qué-sustancias, afronta una temporada clave en su carrera pues su entrenador le ha relegado no sólo a suplente de Joh McCown sino que está estableciendo un sistema que le es ajeno.
Para relajarse de tanto apuro como habrá pasado en la primera semana de entrenamientos ante tal panorama, Johnny decidió acudir a un torneo de golf de la PGA en Texas. Mala idea. El mundo, y no sólo twitter como podría parecer, está lleno de gente que tiene por costumbre provocar a los demás para reirse a su costa, mucho más aún cuando este es famoso. Nada que haga tanta ilusión a uno de estos llamados trolls, gamberretes de los de toda la vida, que el personaje popular en cuestión les responda. Les hace sentir importantes.
El caso es que un grupo de gente comenzó a provocarle al punto de que Manziel no se aguantó y les tiró una botella de agua... que no dio a ninguno de los gamberros por lo que uno de ellos exclamó "¡buen lanzamiento, Johnny!" ante la carcajada general y un notable enfado del jugador y su cohorte de acompañantes que hizo que el incidente creciese hasta hacer necesaria la presencia de la seguridad.
No es que esto vaya más allá de una tonta anécdota, pero demuestra que a Manziel aún le queda por madurar, por aceptar en que mundo vive y que ha de dejar de preocuparse por gente cuyo objetivo es tan pueril y ridículo.
Los vagabundos de los Rams
Madurez es lo que han demostrado, por ejemplo, Chris Long y William Hayes. Ambos hombres de la línea defensiva de los Saint Louis Rams llevaban años donando 1.000 dolares por cada sack conseguido a un lugar de ayuda a vagabundos llamado St. Patrick, en la propia San Luis.
Pero Hayes quiso llevar su compromiso un paso más allá. De familia muy humilde, nunca sintió en su infancia que le iba a faltar un techo o comida en la mesa. Sólo cuando creció se dio cuenta de los tremendos sacrificios de sus padres. Por eso ahora se toma tan en serio el ayudar a aquellos que puede y por eso ideó pasar 24 horas como un vagabundo para saber como se vive. Chris Long, hijo de la leyenda de la NFL Howie Long, ergo multimillonario de nacimiento, decidió poner cara a aquellos que estaba ayudando sólo monetariamente y decidió que iba a acompañar a su gran amigo en este experimento. La ESPN les siguió, a pesar de que Hayes no quería cámaras de inicio, pero entendió que era lo mejor para la difusión de la historia y para tratar de concienciar a quien viese el programa.
Los resultados fueron emocionantes para ellos, como era de esperar. Pasaron miedo durante la noche, les llovió, les echaron de una fogata por no ser su zona y amanecieron sin saber cual podría ser su siguiente paso.
"No entendemos lo que realmente pasa. Sólo queríamos tomar algo de perspectiva y poner sentimiento a aquello que habíamos hecho desde la distancia el último par de años", aseguró Long.
Golf en vez de entrenamiento en Buffalo
La historia de estos días de los Bills tiene relación con las dos anteriores porque también es una causa benéfica... y porque también pasa en un campo de golf (sí, cogido por los pelos, no hay duda).
El caso es que Jim Kelly, la leyenda más grande del equipo, el QB que lideró a la franquicia a una hazaña única e irrepetible como es ganar cuatro veces seguidas la AFC (algunos cínicos de alma pequeña prefieren decir que perdieron cuatro Super Bowls seguidas), que pelea su batalla más difícil contra un cáncer de mandíbula, organiza un torneo de golf para recaudar fondos que invertir en diversas obras de caridad.
El torneo de este año tenía especial importancia porque en el 2014 Kelly no pudo estar en él debido a estar en tratamiento por su enfermedad. Así que para celebrar su vuelta Rex Ryan, actual entrenador de los Bills, decidió que sus muchachos se saltarían los entrenamientos programados e irían todos a acompañar a "Metralleta Kelly" en el campo de golf.
Ryan tiene muy claro que ha de buscar lazos con el pasado glorioso de la franquicia. Una de las primeras cosas que hizo según firmó su contrato en Buffalo fue salir a tomar un par de cervezas con Jim. Y también sabe que este tipo de "excursiones" son muy agradecidas por los jugadores en pleno periodo de entrenamientos iniciales de la pretemeporada. Además, por supuesto, del positivo efecto que tenga en las donaciones. Todos ganan.