La cabeza de López-Pinedo lleva al Barceloneta a semifinales

La cabeza del portero López-Pinedo metió al Atlètic-Barceloneta, por segundo año seguido, en las semifinales de la Euroliga, que se disputa en la piscina Bernat Picornell de Barcelona. Pese a que el conjunto marinero llegó al último cuarto con un cómodo 6-3, el Szolnoki, campeón húngaro, les exigió hasta una emocionante tanda de penaltis (6-6) en la que el meta español y el acierto de los de Chus Martín les llevaron a pasar de ronda y a medirse mañana ante el Pro Recco italiano por un puesto en la final (19:30).

Como ya ocurrió en la pasada edición de la final a seis, disputada también en Barcelona, el Atlètic-Barceloneta se agiganta. Será por el aroma de la Montaña Mágica de Montjuïc, pero los de Martín arrancaron como un ciclón. El triunfo se sustentó en las manos de Dani López-Pinedo, el portero que, incomprensiblemente, no acude a la Selección, y en la cohesión de un grupo que supo parar el lanzamiento exterior magiar y aprovechar sus debilidades en defensa.

Después de unos primeros minutos de imprecisión bajo el sol barcelonés, Marc Minguell abrió el marcador en la segunda superioridad del Barceloneta. Los de Martín eran conscientes de que la victoria pasaba por un alto porcentaje de acierto en estas ventajas numéricas. Y de igual forma llegó el 2-0, de Echenique. El partido adquirió color marinero, gracias a la buena defensa, a los errores del Szolnoki y la rigurosidad arbitral en zona húngara: 1-3 en exclusiones en el primer parcial. Vámos acortó distancias cuando la primera parte suspiraba.

Lejos de reaccionar, los magiares jugaron a cuentagotas. No alcanzaron su regularidad y los húngaros parecían rusos, y en este choque les tocaba dar la cara amarga. Perrone al contraataque y Ubovic, en una jugada protestada por el técnico del Szolnoki, pusieron un delatador 4-1. Madaras anotó el 4-2 antes del descanso, pero los marineros pronto recuperaron esa cómoda ventaja de tres tantos.

En el tercer acto, el partido se equilibró en los ataques, pero no en la pegada. Lo que López-Pinedo paraba, Nagy lo encajaba. Marc Roca y Tahull, de un bello reverso, anotaron por parte de los anfitriones, mientras que Aleksic aprovechó una de las pocas superioridades en las que encontró el gol el conjunto visitante (6-3).

Pero el partido no estaba resuelto. El Szolnoki encontró en Madaras un francotirador eficiente, capaz de, ataque a ataque, acortar distancias. Tras el 6-4 de Vámos, suyos fueron los goles hasta lograr la igualada (6-6), el último gol a falta solo de un minuto para la conclusión. Los marineros ya no lograban exclusiones tan fácilmente y erraron en los lanzamientos, protagonizando situaciones surrealistas como cuando fallaron una superioridad en la que no estaba el portero, sino un jugador de campo. Los penaltis decidieron el finalista.

Por el Barceloneta anotaron Minguell, Echenique, Fran Fernández y Perrone, justo después de la parada de López Pinedo, una edición más un muro y el héroe de un equipo que mañana seguirá persiguiendo la gloria.