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LA NFL VUELVE A LOS ÁNGELES

Los Chargers negocian un nuevo estadio en San Diego

La amenaza de marcharse a Los Ángeles ha puesto en marcha un plan municipal para tratar de mantener al equipo en su actual localización.

Fans de San Diego en la presentación de la maqueta del nuevo estadio.
Mike BlakeReuters

Los Chargers han comenazdo a negociar con los representantes de la ciudad de San Diego para construir un nuevo estadio. La noticia no es como la de cualquier equipo que tiene que afrontar el modernizar unas instalaciones, que en el caso de los Chargers datan de 1967, sino que tiene unas implicaciones mayores pues está en juego la muy esperada, y muy renombrada, vuelta de la NFl a la ciudad de Los Ángeles.

El proyecto para mantener a la franquicia en San Diego tiene su sede en Mission Valley. Allí se construiría el nuevo estadio. Costaría mil cien millones de dólares y tendría una vida estimada de treinta años. El equipo habría de poner 300 millones de dólares, más pagar un alquiler de un millón de dólares por partido. Al cabo de esos treinta años se estima que tendría que desembolsar unos mil millones de dólares.

Por la parte de la ciudad y los contribuyentes, la inversión temporal sería similar, alcanzando los mil millones de dólares pasadas esas tres décadas. La ventaja para el alcalde, y también para los representantes del condado, es que no habría que crear ningún impuesto específico por lo que podría aprobar el gasto tirando de fondos propios y, por lo tanto, sin tener que someterlo a consulta pública.

La NFL, por su parte, pondría 200 millones de dólares.

La idea parece atractiva y, en condiciones normales, se firmaría y asunto concluido. Pero la situación actual es desesperada para San Siego. Los Chargers son los impulsores, junto a los Oakland Raiders, de un plan de construcción de un estadio en Carson, Los Ángeles, en el que ambos podrían jugar y que costaría mil setecientos millones de dólares. Con ese as bajo la manga, en la mesa de negociación quien tiene la sartén por el mango es Alex y Dean Spanos, el padre e hijo dueños de los Chargers.

Y no sólo en esta negociación. Con este proceso lo que hacen es meter más prisa aún a los Raiders y, de paso, a los Saint Louis Rams cuyo dueño, Stan Kroenke, ha diseñado él mismo, en solitario, un plan de llegada a Los Ángeles con un tremendo estadio en Inglewood que está dispuesto a financiar aunque no tenga apoyos en la liga. Que los Chargers puedan decir a todas las partes implicadas "nosotros estamos cubiertos" les ofrece una seguridad de la que carecen todos los demás, y en cualquier proceso negociador eso es oro puro.

Es probable que la discusión sobre este proyecto llegue tarde para la ciudad de San Diego, pero también es verdad que en el juego de las sillas en el que se ha convertido la vuelta de la NFL a Los Ángeles alguno se va a quedar de pie cuando la música pare de sonar, y los Chargers tienen claro que no serán ellos.