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SEATTLE SEAHAWKS

Bruce Irvin amenaza a los Seahawks con irse a los Falcons

Los problemas contractuales del equipo de Seattle se multiplicarán con el fin de los contratos rookies de sus estrellas, entre ellas Russell Wilson.

Bruce Irvin trata de placar a Rob Gronkowski en la Super Bowl XLIX.
Getty Images

Bruce Irvin, linebacker, ha dicho que piensa jugar la temporada 2016 en los Atlanta Falcons. No es más que una amenaza a su equipo, los Seattle Seahawks, porque aún tienen tiempo de sobra para solucionar cualquier problema contractual y cualquier diferencia de percepción salarial que tengan tanto el jugador como el equipo, pero lo cierto es que es una declaración lo suficientemente contundente, y explica un problema que tienen los Seahawks con tanta crudeza, que harían bien en Seattle en mirar de cerca el asunto.

Irvin hizo estas declaraciones en un contexto que invita a la prudencia. Estaba viendo a los Atlanta Hawks ganar a los Washington Wizards el quinto partido de las semifinales de conferencia Este de la NBA. Sumado a eso que es nativo de Atlanta y que en los Falcons entran Dan Quinn, que fue su coordinador defensivo hasta la pasada temporada, nos da una combinación muy fácil de ser tachada de exaltación del regionalismo y de la amistad.

Sin embargo una verdad subyace en la apuesta, en la amenaza, y es que los Seattle Seahawks se han convertido en un equipazo gracias a una capacidad brutal para draftear bien y, consecuentemente, para tener a jugadorazos, a estrellas de la liga, cobrando muy por debajo de su rendimiento. El propio Irvin cobrará este año 2.8 millones de dólares.

Ante la escalada de salarios que tiene que afrontar la franquicia para renovar a toda esa gente que ha sido santo y seña en el último trienio, John Schneider, general manager de los Seahawks, ha optado por la extrema prudencia. Por eso no ha ofrecido al LB una extensión de quinto año y, por eso mismo, se juega el perderle en la agencia libre de 2016.

Es toda una plaga en la plantilla: Bobby Wagner cobra 1.3 millones y, sobre todo, Russell Wilson cobra 1.6 millones esta temporada, una broma al lado de su rango. Es obvio que van a exigir unos contratos acorde a su estatus y que el equipo no podrá pagarles a todos. Sólo el QB ya va a pedir cobrar como los más grandes, y, de aceptar Schneider, sería un dolor de cabeza considerable para poder cuadrar la plantilla con la misma cantidad de talento.

Gente como Richard Sherman y Earl Thomas ya han recibido su nuevo contrato y son temas solucionados, pero en Seattle van a seguir llegando las demandas de dinero. No se pueden jugar dos Super Bowls seguidas, ser poco menos que la mejor defensa que hemos visto en un campo de fútbol americano, y pretender que los jugadores no exijan su parte económica justa, la que seguro ofrece el mercado.

Es por eso que la amenaza de Irvin suena creíble y puede ser la primera de más de un disgusto de la franquicia en su objetivo de mantener todo el talento posible.