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Cuando el récord es hacer el ridículo

Los Tampa Bay Buccaneers es un equipo acostumbrado a varios de los capítulos mas dantescos de la NFL: peor porcentaje ganador de la NFL, único equipo capaz de encadenar 26 derrotas seguidas, nunca un QB les ha durado más de 5 temporadas (36 QB titulares en sus 39 años de existencia), etc... De entre todas sus “proezas” está escondido uno de los capítulos más vergonzosos y vergonzantes de la NFL.

El 16 de diciembre de 1984 los Buccaneers cerraban la temporada regular recibiendo a los New York Jets. El partido carecía de toda transcendencia, ambos estaban eliminados, Tampa llegaba con un récord de 5-10, mientras que los NY Jets lo hacían con uno de 7-8. El único atractivo del partido era que John McKay, el único Head Coach que había conocido Tampa hasta entonces, entrenaba su último partido, era su despedida de los campos.

Faltando 1 minuto y unos pocos segundos Tampa anotaba el 41-14, el partido estaba casi finalizado, se suponía que los Jets recibirían el kickoff y se acabaría el partido. Entonces John McKay cayó en un detalle, su RB James Wilder estaba a tan solo 16 yardas de superar el récord de yardas desde la línea de scrimmage, que esa misma semana el RB Eric Dickerson de Los Angeles Rams había fijado en 2.245 yardas.

John McKay se propuso dar una oportunidad a su jugador para batir la marca, pero para eso necesitaba tener posesión. En el kickoff después de la anotación ordenó a su kicker Obed Ariri ejecutar un “onside kick”, pero un jugador de Tampa tocó la pelota y cometió falta. Unos desconcertados Jets, no entendían lo que sucedía, también cometieron falta y hubo que repetir la patada. Para entonces, unos cabreadísimos Jets estaban lanzando toda clase de improperios y descalificaciones a la banda de Tampa.

No contento con eso, John McKay ordenó ejecutar un segundo “onside kick”, y esta vez la pelota se fue fuera de banda sin que nadie la tocara, por lo que nuevamente había que repetir la jugada. Los jugadores de los Jets ya habían pasado del cabreo a las declaraciones de guerra y muerte, aquello atentaba contra el código del buen honor deportivo. En algo mas insólito aun, John McKay ordenó un tercer “onside kick”, pero esta vez Russel Carter, de los NY Jets, recuperó la posesión en la yarda 35.

El partido se tenía que terminar allí, pero John McKay quería el récord como fuera y ordenó a su defensa que no mostrara oposición. En los dos primeros downs los NY Jets, en sendos pases de Ken O´Brien, avanzaron en 23 yardas en 10 segundos sin la más mínima presión ni oposición de Tampa.

En el tercer down llegó el mayor de los ridículos, Ken O´Brien ejecutó un hand-off al RB Johnny Hector, que vio como la DL se abría de par en par mientras que el resto de jugadores de Tampa caían de forma simultánea al suelo al mas mínimo contacto dejándole pista libre hasta la end zone. Entonces apareció el safety Mark Cotney, un histórico de la franquicia, pasó de las instrucciones de la banda y placó al RB en la yarda 2 impidiendo la anotación. Mientras Mark Cotney celebraba el placaje, su público le abucheaba a la vez que sus compañeros y entrenadores, especialmente el coordinador defensivo Wayne Fontes, lo abroncaban. En el siguiente down de nuevo Tampa, y con un Mark Cotney bien atado, repitió la misma jugada y los NY Jet anotaban su TD dejando el marcado en 41-21.

En la banda de los NY Jets el Head Coach Joe Walton se dio cuenta de qué iba aquello, los Buccaneers querían la posesión para ir tras el récord. Decidió entonces que no iba a participar en aquella farsa, y tras su anotación, ordenó a su kicker Pat Leahy ejecutar el “onside kick” en el kickoff. La patada cayó en manos de George Peoples, jugador de Tampa, los Bucs disponían de 54 segundos para lograr el record, pero los Jets, dispuestos a darlo todo, sacaron su defensa titular para evitar el récord.

En las siguientes jugadas John McKay ordenó solamente jugadas de “sweep”, pero la defensa de los Jets jugó aquellos downs como si le fuera la vida en ello. En la primera jugada James Wilder perdió 2 yardas y 7 segundos, distancia que pudo recuperar en el siguiente down pero consumiendo 20 segundos. En tercer down, faltando 27 segundos no pudo avanzar una sola yarda al ser bloqueado por Mark Gestineau. Faltando 10 segundos los Buccaneers no pudieron ejecutar el cuarto down y los Jets lo celebraron como si hubieran ganado la Super Bowl entre los abucheos del estadio.

En el camino hacía los vestuarios hubo toda clase de incidentes, peleas, insultos, descalificaciones. Hubo que separar a John McKay de los intentos de agresión de varios jugadores y coordinadores de los Jets. Johnny “Lam” Jones, WR de los Jets, fue agredido por un espectador que le lanzó una silla a la cabeza.

La búsqueda de un récord es siempre algo legítimo, aunque en ocasiones hemos visto en los últimos años, especialmente a QB y WR, rozar el ridículo. Un récord es siempre algo bonito, pero es mucho más bonito cuando llega sin mas, no cuando se persigue sin otro objetivo que el récord, y hasta para eso Tampa Bay puede presumir de hacer las cosas de manera grotesca.