Marcus Mariota y Chip Kelly no consumaron su amor eterno
Cuentan los que saben del tema, que en la Edad Media los Reyes celebraban su noche de bodas con lo más selecto de la nobleza confirmando en vivo y en directo que el matrimonio era consumado, y que el rey y la reina estaban perfectamente preparados para tener principitos. En la noche del draft todos los aficionados a la NFL tenían dos grandes curiosidades. La primera era saber quién iba a ser el elegido por su equipo favorito. La segunda era certificar que Chip Kelly y Mariota consumaban su amor.
Todos llevábamos semanas escuchando rumores, leyendo artículos convertidos en cartas de amor, viendo cómo Kelly se rodeaba de damiselas más o menos apetitosas para embaucar a sus rivales y llevarse a la reina de la fiesta. Y sospechando que el entrenador de los Eagles estaba dispuesto a dejarlo todo. “Si tú me dices ven…”.
Y ahí estábamos todos. Diez minutos de tensión antes de que empezaran las guarrerías bajo las sábanas. Sospechando que en el draft room de los Titans los teléfonos echaban humo y la pasión se desbordaba. Pero todo quedó en llamada frustrada a número erótico: “le comunicamos que su llamada ha sido cancelada por falta de crédito”.
Así que nos quedamos sin ‘salto del tigre’, sin ‘helicóptero’ ni ‘flor de loto’. Sin misioneros ni acrobacias imposibles. El rey y la reina no consumaron porque nunca llegaron a darse el sí quiero. Una historia de amor ficticia. Fuegos artificiales y sueños de Oregón trasladado a Filadelfia convertidos en chufla después de meses de rumores.
Y ahora Chip Kelly tendrá que negociar al alza para recuperar a su amor Mariota en segundas nupcias (lo que no hay que descartar), o se verá obligado a construir su proyecto de fantasía y quarterbacks móviles con Bradford y Tebow. Y ya me imagino al bueno de Tim acicalándose y sospechando que esta vez no será cortado en agosto. Que Chip Kelly podría consolar su decepción declarando que lo de Oregón fue un desliz, y que el siempre soñó con fundar su reino en Florida.
Mariota a los Titans con el segundo pick del draft. Un matrimonio de conveniencia en el que el amor es sospechoso y el divorcio parece anunciado, por algo será que el gesto del jugador tras hacerse pública la elección no pasó de sonrisa forzada. The Chip way of Life no está de moda en Nashville. Allí les va el Country.