Es norma común en la actual NFL decir que el talento en la posición de quaterback está cayendo a mínimos históricos. No creo que sea para tanto pero lo cierto es que la proliferación de los ataques spread en el fútbol americano universitario, que exigen poco a los QBs como pasadores, ha hecho que el necesario proceso de formación de estos jugadores cambie drásticamente.
Y lo cierto es que en esta clase se puede observar esa tendencia pues detrás de los archiconocidos Jameis Winston y Marcus Mariota apenas si se atisban jugadores capaces de pelear si quiera por estar en una plantilla de la NFL, ya no digamos disputar la titularidad. Es más, hasta ambas estrellas son cuestionadas por no pocos especialistas.
Sin embargo, la necesidad en el puesto estrella de la liga es tan acuciante que no hay duda de que los equipos apostarán a todo o nada las veces que haga falta con la intención de encontrar ese mirlo blanco que es un quaterback franquicia.
Jameis Winston
A estas alturas no hace falta presentar a la figura más polarizante de esta draft y, muy probablemente, al primer elegido en la noche del jueves por los Tampa Bay Buccaneers.
Winston es un jugador complicado de analizar. Por un lado tiene un brazo espectacular y, aún más importante, una capacidad para hacer al balón cubrir distancias aéreas en situaciones comprometidas que es puro oro en la NFL. Sin embargo, ese puede ser el causante de uno de sus defectos más visibles: no cuida en exceso la colocación de su cuerpo en el pase. Es decir, es tan capaz de jugar sin el debido equilibrio que, a veces, se arriesga en exceso y eso lleva a un montón de intercepciones, como demostró este año en Florida State. No obstante, fue capaz de ser la estrella que luego remontó todos esos partidos, salvo la semifinal del campeonato frente a Oregon.
No es rápido, pero es muy duro, y a nadie le cabe duda de que, por condiciones, es un talento excelso NFL. Además, ha jugado en su periplo colegial en un sistema similar a los que usará en el mundo profesional, por lo que está preparado para ello. Y, no lo olvidemos, en el año 2013 fue el mejor jugador de la competición y su equipo salió campeón.
Sin embargo, lo que echa para atrás a mucha gente es su comportamiento fuera del campo, con varios episodios de inmadurez en el campus, que no irían más allá de chiquilladas propias de la edad sino fuera porque, además, se ha visto envuelto en un muy turbio asunto de agresión sexual, y digo turbio porque aún no está claro lo que realmente pasó.