ESPAÑA
Víctor: la pasión por el fútbol americano tiene nombre propio
Víctor Martín Rodríguez, viajó de Plasencia a Madrid y superó una gravísima enfermedad para conseguir alcanzar el sueño de su vida: jugar en un equipo de fútbol americano.
Esta es una historia que a muchos nos tiene totalmente maravillados, una historia de tesón, de coraje y de amor por un deporte, por el football. Víctor es un chaval extremeño de 23 años que jugaba al baloncesto y que un día vio un partido de football. A partir de ahí todo cambió, lo que vio le conquistó y decidió que tenía que jugar a eso que ponían en la tele.
Mejor que nos lo cuente él mismo: “Soñar con algo que parece imposible, verlo por la tele, tenerlo lejos… Pasaba el tiempo y cada vez más ganas de practicarlo, no paraba de buscar información de ligas, equipos, partidos y lo más cercano estaba a 2 horas".
Decidí hablar con algunas personas de Sevilla Linces para ir a un camp de 3 días y probar, me parecía un equipo bueno para probar, no quería ir y hacer el ridículo tampoco, pero salió un cartel de un training camp de Osos Rivas de 12 días y pensé que en 12 días disfrutaría mucho más que en 3, pero Osos juega en primera y quizás me estaba metiendo en un jardín muy grande.”
Víctor decide salir de su Plasencia natal y vivir, lo que pensaba sería, una aventura de dos semanas: “primera vez que cogía un tren, un cercanías, un metro, primera vez en Atocha, mucha gente, mucho estrés. Primer día de camp, 86 jugadores en el campo y muchos entrenadores, cuando volví al hotel me di cuenta de que en unas horas me había enamorado del equipo, de la gente, del club y de la ciudad, era el sueño cumplido y con el ambiente perfecto. Doce días de calor, de ver muchos balones volar, muchos golpes, muchos moratones, doce días de Football.”
Pero no todo iba a ser disfrutar, una inoportuna enfermedad complica más las cosas: “a los 3 meses ingresado… hospital, operaciones… despertarme sin saber que me pasaba, sin poder hablar, respirando por un agujero en el cuello y pasando el peor mes de mi vida. Alucinaciones de la mierda que me tuvieron que meter, días eternos sin saber realmente que me pasó, solo me miré una vez al espejo, nunca me había visto tan delgado, perdí 12 kilos necesitaba ayuda para todo.”
Tuvieron que pasar varios meses para que Víctor pudiera hacer vida normal y recuperarse física y mentalmente. Decidió, aún con más convencimiento, que tenía que ir a jugar a Rivas. Se puso a trabajar en cualquier cosa que saliera y le permitiera ahorrar algo de dinero. Una semana antes de que empezará la temporada y con una miseria de dinero ahorrado hace la maleta y alquila una habitación en Rivas para buscar trabajo y materializar su sueño: “casi sin dinero y dejando a mi familia, mis amigos y todo en Plasencia, no podía esperar otra temporada, me había dado cuenta que no sabes lo que pasará mañana.”
Cuando llegó al equipo los entrenadores se lo dejaron claro. Apuntaba maneras, buen físico, pero estaba muy por detrás de sus compañeros. La segunda parte del milagro de Víctor es la increíble evolución que ha tenido en cuatro meses, evolución que le ha llevado no solo a tener minutos, incuso a ser nombrado Capitán en un partido como premio al trabajo y progreso demostrado. Su adaptación al equipo y al deporte ha sido tal, que tiene a todo el mundo impresionado: “tengo el placer de entrenar, viajar y jugar con esta gente, estar en un partido y que se te pongan los pelos de punta y ver como cuando se juega a football se dejan los huevos en el campo, les da igual salir lesionados con tal de darlo todo, y se pasa muy mal cuando ves a uno de tu equipo tirado en el césped…En definitiva venir a cumplir un sueño y que te regalen una familia…”
Víctor está siendo el jugador revelación de la temporada, no solo porque se ha ganado un puesto en las rotaciones como WR, hecho excepcional dada su experiencia, si no que es un ejemplo por su impresionante actitud y una lección vital de cómo luchar por tus sueños merece la pena. Gracias Víctor por lo que nos has enseñado estos meses.