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Nina Zhivanevskaya

“Lo de Mireia es algo inhumano, yo no llegaba ni a la mitad”

Zhivanevskaya pertenece al Patronato de Deportes de Torremolinos, es entrenadora, sus dos hijos nadan y es vocal de la Federación Andaluza. Fue oro olímpico y espejo de Mireia.

“Lo de Mireia es algo inhumano, yo no llegaba ni a la mitad”

—¿Qué es lo que más destacaría de la primera jornada?

—El tiempo de Melani Costa en 200 espalda. Ella nadaba conmigo esta especialidad y luego la cambió por los 200 y 400 libre. Ha vuelto y lo ha hecho muy bien.

—¿Cuánto ha cambiado la natación española desde que usted ganaba medallas?

—Cambiaron muchas cosas. Hay más seguimiento mediático y eso es un gran paso. Ha subido el nivel de chicos pero aún no ha alcanzado a las chicas. Hay muchas promesas y tenemos un mejor nivel europeo que en mis tiempos.

—¿Y qué puede decir usted del talento de Mireia?

—Mireia tiene mucho corazón. Está sufriendo. Detrás de estos éxitos hay un gran trabajo y ella es capaz de sufrir. Es inhumano, yo no llegaba ni a la mitad. Esto es gracias al entrenamiento. Mireia tiene talento pero hay que darle gracias a Fred. Mireia siempre destacó, pero el cambio de júnior a absoluto le costó. El entrenador le ha enseñado a disfrutar machacándose. El técnico no solo es un sargento que exige, sino que es una persona que te ayuda a que te lo pases bien y a saber que si trabajas habrá frutos. Recuerdo en Pekín 2008, cuando viajamos juntas, que Mireia se bloqueaba, le costaba competir... Y eso ahora lo ha mejorado muchísimo. Ella ahora cree en sí misma.

—Phelps y Bowman. Hosszu y su marido, que es su técnico. La historia de los nadadores va muy ligada a los técnicos. ¿Son tan clave?

—Lo ideal para un técnico es encontrar esta pareja. Mireia ha tenido muchos entrenadores y ninguno le sacó provecho. Ella lo ha encontrado. Incluso cuando hubo aquella crisis en el Sabadell, yo siempre decía que dejar a Fred era un error. Había química y eso no se puede cambiar tan fácilmente.

—Usted fue la última nadadora española que ganó el oro mundial en piscina olímpica. ¿Ve a Mireia destronándola?

—Mireia consigue todo lo que uno puede soñar. Ella quiere oros, quiere ser la mejor... Siempre hay la otra cara de la medalla. Consigues una cosa y luego, ¿qué? ¿Cuál es el listón? ¿Qué te pedirán? Llega un momento que uno se pregunta si hay un tope de exigencia. Ahora, desde mi posición de retirada, valoro más lo logrado que cuando competía. Es una lástima porque a veces no lo saboreas y no te das cuenta. ¡Tengo hasta cien campeonatos de España!

—Mireia siempre recuerda el Mundial de 2003 cuando ella era una niña y usted ganaba. ¿Se siente su espejo?

—Es como un cuento que se ha hecho realidad. Una niña que tenía su sueño y lo ha cumplido. Es un cuento de hadas.