PATINAJE ARTÍSTICO
Javier Fernández: "No todo el mundo puede mantenerse arriba"
El patinador ya piensa en el Mundial de Shanghai. "Con tus ahorros a lo mejor te puedes comprar un piso o un coche, pero vivir para toda la vida, no", dice en una entrevista.
Es martes y Javier Fernández (Madrid, 1991, 23 años) coge el teléfono en Toronto para atender a la Agencia EFE. Disfruta de su primer día libre tras colgarse en Estocolmo su tercera medalla de oro consecutiva en un Europeo de patinaje artístico. Atrás ha dejado el ruido mediático de su último éxito y, desde la soledad de la rutina, ya piensa en su próximo reto.
No es otro que el Mundial de Shangai que se celebrará en marzo. Javier Fernández ya es elite, pero le falta un título global que en pocos meses intentará conseguir. Mientras llega esa cita, tiene tiempo para pensar en su última medalla, meditar sobre su futuro, su pasado y, sobre todo, para reconocer que mantenerse arriba, ganando títulos, es muy duro.
Pregunta: Acaba de regresar a Toronto. ¿Qué es lo primero que se le ha pasado por la cabeza una vez que se ha alejado del mogollón del oro en Estocolmo? ¿Hay pereza de retomar el día a día?
Respuesta: De momento, no. Pedí un día libre, aunque tengo cosas que hacer. Vuelvo a la rutina para empezar como antes, de cero. Voy a prepararme para la siguiente competición.
P: ¿Cómo va a ser esa rutina a partir de mañana?
R: Vamos a ver qué vamos a hacer exactamente. Quedan ocho semanas para el Mundial. Nos sentaremos y veremos el calendario y el programa que tenemos que hacer y si vamos a trabajar cosas especiales.
P: ¿En qué ha cambiado Javier Fernández desde que se marchó con 17 años a entrenarse con el ruso Morozov a Nueva Jersey hasta hoy, con 23 años y en Toronto a las órdenes de Brian Orser?
R: En muchas cosas. En el tema deportivo, he mejorado muchísimo. He aprendido a competir a un nivel mucho más alto. Eso no es nada fácil. No es lo mismo aprender a ganar y a aprender a estar al más alto nivel. Es un trabajo duro y no todas las personas pueden mantenerse arriba en este deporte. Muchas veces vemos que una persona gana un Mundial, un Europeo o unos Juegos y es lo único que tienen. Luego no vuelven a subirse al podium. Es una de las cosas en las que he mejorado además del trabajo duro. No necesitar a nadie, aunque tengo a mi entrenador, que en los días malos empuja un poco. El trabajo que tengo que hacer viene más de mí. Muchas veces no necesito a nadie que me diga lo que tengo que hacer. Soy yo el que quiero mejorar día a día. Eso es importante, que la misma persona aprenda a trabajar duro porque sabes lo que hay en juego.
P: Orser, Tracy y David Wilson, sus entrenadores, ¿tiene mucho que agradecerle a los tres?
R: Por supuesto. Hacen un trabajo excepcional y unas planificaciones muy importantes para las competiciones. Tener las cosas ordenadas marca la diferencia y son muy buenos en este aspecto. Planificar y saber lo que tenemos que hacer, un trabajo duro, viene de ellos. Aparte del día a día, están en la pista y es bastante duro. Dan mucho apoyo. Mejoramos casi siempre todas las veces por ellos. Si mejoro, es por ellos.
P: ¿Son de celebrar mucho o son de los que en seguida le ponen a trabajar?
R: Depende del momento. Celebran cuando hay que hacerlo, pero cuando hay que trabajar, se trabaja. Son muy estrictos. Saben cuándo empujar y cuándo no. Hay que tener inteligencia en esas cosas.
P: ¿Su margen de mejora es amplio para ponerse al nivel de los japoneses para luchar por un Mundial y por unos Juegos?
R: Los entrenamientos son muy importantes, sobre todo el tema de los programas. Los hacemos todos los días. Se ha notado una mejoría, pero estos programas, los de este año, son muchísimo más complicados que en el pasado. Mi nivel de patinaje, cuanto mayor es, más difíciles son los programas. Aunque hayas entrenado muy bien, en las competiciones, se pueden ver diferencias. No son iguales que los entrenamientos. Tenemos que ser más constantes en los entrenamientos e ir bien preparados. En las competiciones te puedes llevar una sorpresa. A lo mejor tienes un día malo o un día estupendo. Nunca se sabe, es difícil saber quién va a estar en el podium.
P: La música de las coreografías es importante. Ha usado rock de los 70 con Ran Jam y, sobre todo, mucha banda sonora de películas y series. Hasta música clásica con el "Barbero de Sevilla". ¿Lo que patina en la pista es lo que le gusta en la realidad?
R: La elegimos entre todos en general. Exponemos nuestras ideas y escogemos lo que me va como estilo. Es cierto que me gusta probar estilos diferentes y renovar. La música, es cierto que viene de series o de cosas de cine. Las escogemos más porque podemos ver el carácter de esa persona. Y como a mí me gusta hacer cosas carismáticas, puedo explicárselas a la gente patinando. Que la gente sepa lo que patinas, ayuda. Si patino Charlie Chaplin, la gente lo conoce. Así se transmite mejor lo que estás patinando. Los espectadores también son jueces.
P: ¿Patina música que no le gusta y que no escucharía nunca fuera de la pista?
R: Tengo unos oídos muy abiertos para la música, me gusta de todo tipo. Sé apreciar cuando es buena o cuando no. Soy el que tengo que patinar lo que escucho. Si no me gusta la canción o la música, se lo digo a mis entrenadores antes de hacer nada. En ese caso, siempre buscamos otras músicas.
P: ¿Tienen alguna idea para la siguiente competición?
R: No, hasta que no acabe la temporada no nos pondremos a buscar. A veces escuchamos canciones y pensamos que puede ser buena para el año siguiente o para un programa, pero no nos hemos sentado ni puesto a pensar en ninguna otra música.
P: El patinador supongo que tendrá que tener cierta sensibilidad hacia el ballet, el baile, la música...
R: Los patinadores, además de tener diferentes estilos, tienen que tener algo especial. Hay gente que le gusta mucho hacer ballet y música súper clásica. Otros les gusta el hip-hop y te montan músicas más movidas. Depende del estilo de cada uno. A mí me gustan estilos diferentes e innovar. Pero tengo que ser inteligente. No sé mucho de hip-hop y tengo que buscar mis puntos fuertes para meterlos en una música y en una coreografía. Hay jueces y espectadores y no puedes hacer algo que no se te dé bien o que no se vea bien.
P: Lo suyo se asemeja un poco a la película Billy Elliot, ¿se acuerda de aquellos que se reían de usted en el colegio?
R: En el colegio he compartido clase con las mismas personas que me han conocido desde pequeño. Siempre me han seguido como deportista. Da igual lo que hagas, es la juventud, la niñez, siempre hay cosas.
P: ¿Alguno de los que se reía de usted ahora es un amigo que le admire?
R: (risas) Muchas veces eran bromas entre amigos. Luego ellos están ahí ayudándote, los que animan en los malos momentos. Lo que se queda son las cosas buenas de ellos.
P: ¿Cómo se lleva económicamente su profesión? Se financia con premios, exhibiciones... pero, ¿cómo le ayudan las instituciones desde España?
R: Tengo becas, con las competiciones siempre se gana un premio. En verano hago exhibiciones alrededor de Asia, Europa... Con eso me hago un poco el bote para ir pagando el año. La federación también ayuda, paga mucha parte del patinaje. La federación no es muy grande y por el país en el que estoy, es muy caro. La suma que realmente hay que pagar es muy alta. Entre unos y otros, becas y ayudas, ahora algún patrocinador. Estoy trabajando con Barcelona Pirineos para la candidatura. Poco a poco vamos tirando.
P: Vamos, que vivir de esto, complicado.
R: Con tus ahorros a lo mejor te puedes comprar un piso o un coche, pero vivir para toda la vida, no.
P: ¿Se considera como uno de los miles de jóvenes españoles ingenieros, arquitectos, que han tenido que irse al extranjero para buscarse la vida por la crisis?
R: España sigue siendo un país de deportes de verano más que de invierno, aunque ahora estamos luchando para conseguir que los deportes de hielo se practiquen más, se hagan más pistas... En un país como Canadá, acostumbrados a este deporte, cuando estás al más alto nivel, pues los detalles marcan las diferencias y son los que ayudan a mejorar. Hay gente que se ha tenido que ir porque no había trabajo y yo me he ido porque hay mejores condiciones para este deporte de alto rendimiento.
P: ¿Le da vértigo un vacío cuando acabe su carrera? ¿Va pensando a qué se va a dedicar?
R: Lo llevo pensando hace mucho tiempo, pero son cosas que son a largo plazo. No se me ha acabado la carrera y siempre se pueden hacer exhibiciones y "tours" por el mundo. Pero eso no es para toda la vida porque nuestro cuerpo dice "basta". Eso es una pequeña idea y siempre he querido ser entrenador de patinaje. Es lo que tengo en mente. He tenido muchas ofertas para cuando termine. Pero hasta el día que deje de patinar, tampoco pondré los papeles sobre la mesa en este tema.
P: Más o menos, con 26-27 años, un patinador va pensando en su retirada. ¿Lo próximos Juegos de 2018 serán el límite de su carrera?
R: Sí, en principio sí, aunque luego las cosas pueden cambiar. Se puede extender más según como esté física y mentalmente. O también se pueden acortar. Muchas veces hemos visto gente que lo dejaba con 24 o a gente que sigue con 32. Depende de la persona. Yo es lo que tengo planeado, a partir de los siguientes Juegos, plantearme si seguir o si me dedico a otras cosas.
P: Con todo el tiempo que entrena, todo se resume en ocho minutos. Para la tensión que hay... ¿Lo suyo está mal pagado?
R: Hay deportes peor pagados, pero te juegas todo en unos minutos. La presión es grande. Hay que estar preparado para ganar y perder. Aunque estemos horas, horas y horas y días, días y días y años, años y años, lo puedes perder todo en la competición más importante de tu vida pese a entrenar muy bien. Hay que estar preparado para eso.
P: En otros deportes, como el fútbol, se entrenan la mitad de la mitad que usted y tienen portadas porque un jugador se ha cortado el pelo. ¿Se le llevan los demonios cuando ve eso?
R: Cada deporte tiene sus cosas. Si el patinaje lo miras en Japón, es lo mismo. A lo mejor hacen un periódico con un patinador que se le ha roto la uña. Como en España el fútbol lleva muchos años siendo el mejor deporte de nuestro país, hay que entenderlo. Tenemos que intentar que el patinaje año tras año evolucione con personas que consigan detrás de nuestra generación sus medallas internacionales. Tiene que ser continúo. Ojalá que no sea en vano lo que hayamos hecho y que se siga viendo este deporte.
P: ¿Dónde le paran más por la calle? ¿En España o en Toronto?
R: En Japón. Es el país donde más se sigue este deporte y la gente está más involucrada. En España, de vez en cuando. En Canadá a veces. No es una cantidad muy elevada.
P: ¿Ha aumentado su popularidad después del primer oro o sigue igual?
R: Sí. Cuanto más sales en el prensa y se ganan cosas, te conocen más. Pero quedarte con una cara y un nombre, a veces es complicado. Y si no estás saliendo en portadas, periódicos o estás en boca de las personas, es difícil que te puedan reconocer.
P: Mañana volverá a entrenarse en un pabellón, sin el público de hace días que le apoyaba y sin la prensa. ¿Cómo se lleva esa soledad que tendrá que tener encima durante meses?
R: Hay veces que después de una competición con su ajetreo, rodeado de personas y con entrevistas... pues volver, relajarte y decir que solo hay que ir a la pista, entrenar y volver a casa, a veces gusta. Lo hago desde toda la vida. Como no he empezado este deporte a lo más alto ni era un deporte conocido, estoy acostumbrado.
P: Entonces, mejor no ser un Cristiano de turno que no puede ni salir tranquilo a la calle.
R: A veces lo pienso y digo... "imagínate un Cristiano que no puedes ir a por el pan". A lo mejor ni me gustaría.