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BALONMANO

Un Qatar internacional y Francia luchan por el título mundial

El mérito del español Valero Rivera es haber unificado una torre de Babel de jugadores de segunda fila y meterla en la final mundialista.

Doha
Los jugadores de Qatar celebran su victoria ante Polonia y el pase a la final del Mundial, que se celebra en su país.
EFE

La final de este Mundial (17:15) es tan sorprendente como polémica, porque la presencia en ella de Qatar ha levantado las suspicacias y la crítica internacional. Nadie ve a los qataríes como una selección, y sí casi como un equipo de club formado por una Torre de Babel a la que Valero Rivera ha puesto orden y un idioma único para que sus jugadores se entiendan en la pista, y ese es su gran mérito.

Porque Qatar es una selección mundial sin jugadores de primera fila, salvo Saric, que juntos han conseguido del combinado asiático acabar con el monopolio europeo. Entre los 16 convocados para la final sólo hay dos autóctonos: Al-Karbi y Mallash. El resto, de España, Francia, Macedonia, Montenegro, Bosnia, Cuba, Túnez, Egipto e Irán. Porque en Qatar en teoría sólo hay 600 licencias de jugadores de balonmano, en un país de dos millones de habitantes, de los cuales la gran mayoría está de paso, emigrantes cualificados, o mano de obra barata, para ahorrar y regresar a casa.

Onesta, el entrenador francés, no quiere polémicas, “son las reglas de la IHF”, y por otra parte hay quien recuerda que Austria, Alemania y España, por ejemplo, también se han aprovechado de las nacionalizaciones. Pero Qatar lo ha llevado al extremo, aunque como dice Juan Gutiérrez, el médico español de los qataríes, “es muy importante para el balonmano internacional que un país de este nivel invierta en este deporte”.

Y la realidad es que sus jugadores actúan con una enorme pasión, como si en realidad se moviesen por el sentimiento y el orgullo de defender a un país. La mayoría sabe que vive un sueño, como Capote, el cubano que desertó de su país en Brasil, pasó por España y se ha afincado en Doha a la espera de que algún dìa le abran la puerta en La Habana: “Nunca pensé que podría estar en la final de un Mundial”. Y la pena para él es que a lo peor se pierde el partido, lesionado ante Polonia.

Enfrente de los qataríes, que estarán apoyados por miles de seguidores, aunque seguramente no harán tanto ruidos como los franceses, estará Francia, que aspira al triplete. Es decir, es la vigente campeona olímpica y europea, y la gran favorita. Juega con pocos efectivos, porque sólo hace un cambio en la primera línea, con lo cual con ocho hombres afronta más de 40 minutos , y poco más, porque los Karabatic, Porte, Sorhaindo…son de los que aguantan todo el choque.

Son los favoritos, por calidad, por juego, por estrellas, por experiencia, pero a estas alturas nadie duda de que si Qatar está en la final, a un partido y con los arbutrajes erráticos de este Mundial, cualquier cosa puede ocurrir.