Silvia Navarro tumba al vigente campeón para estar en la final

Otra espina fuera: Montenegro también cayó, el tercer equipo con el que las Guerreras tenían cuentas pendientes (de las semifinales olímpicas). Y quizá la victoria más importante, frente al vigente campeón de Europa y subcampeón olímpico. Fue sólo por un gol (19-18) por lo que España estará el domingo en la final de este europeo, aunque no debió sufrir tanto para ganar tras llegar al descanso con un claro 13-8.

En este encuentro hay dos claves fundamentales que explican la victoria: la defensa y generosidad de todas las jugadoras, y la soberbia aportación de Silvia Navarro en la portería, que sacó lo posible y hasta lo imposible. Y su actuación, que llegó a superar por momentos el sesenta por ciento, llevó en volandas al equipo.

Montenegro no es un rival de medio pelo. Es una selección con una defensa formidable, dura, casi de pedernal, que juega al límite y que se encontró con un nivel permisible hasta el punto de que cuando en la segunda parte subió el nivel de contundencia, los árbitros no señalaron ninguna exclusión.

España, que había sujetado bien a Kristina Bulatovic, que había atacado de maravilla en la primera mitad, en la segunda bajó el nivel de juego ofensivo tal vez porque en el embrollo le va mal desarrollarse. No había manera de circular. Dos pases, y falta. Era la manera montenegrina de frenar la eficacia española, que entró en una enorme depresión en ataque, pero que se mantuvo a flote gracias al pundonor defensivo.

Sólo marcó seis tantos la Selección en toda la segunda parte, suficientes: tres de Eli Pinedo, incluido el último, dos de Marta Mangué y otro de Nerea Pena (tras 14 minutos sin subir un gol España). Con otro comportamiento defensivo, o sin Silvia Navarro, las Guerreras hubiesen claudicado. Pero no: ganaron, y se meten en su segunda final Europea. Hace seis años, en Macedonia, lograron la plata; ahora tienen razones para soñar con todo.