OLIMPISMO | HOMENAJE
“En los Juegos de 1964 fuimos pioneros del deporte español”
El COE homenajeó a los deportistas españoles que participaron en los Juegos de Tokio e Innsbruck. Ellos rompieron barreras en España.
Un viaje de 40 horas, que pasó por Teherán, Karachi y Bangkok, llevó en 1964 a 53 deportistas españoles a Tokio, donde disputaron los Juegos Olímpicos de verano. “Éramos unos pioneros, que ayudamos a construir el deporte español”, dice el pertiguista Ignacio Sola, que cerró en el COE el acto homenaje a los 50 años de las citas de Innsbruck (invierno) y Tokio, donde España consiguió cuatro diplomas.
“Al ruso le obligaron a no dar relevos y no pude ganar medalla”, asegura José Manuel López Rodríguez, ciclista leonés (74 años), quinto en fondo, que recuerda: “La novedad de viajar a Japón y la ilusión superaba cualquier incomodidad”. Otro quinto puesto fue el del boxeador Domingo Barrera. Un escalón arriba estuvo Francisco Amat con la Selección de hockey hierba. Fueron cuartos al caer con Australia en la prórroga. “Una pena, pero disfruté mucho con mis primeros Juegos. Ahora todo ha cambiado. El juego, la cultura olímpica...”, relata con aspecto juvenil el “orgulloso padre” de Pol Amat, que intercambió siete reverencias con un tendero japonés: “Él me saludaba y le devolvía el saludo. ¡Es que tenía que acabar él!”.
Una de las familias era la de los atletas, que lideraban el propio Ignacio Sola y Luis Felipe Areta. “Éramos colegas que lo pasábamos fenomenal y nos queríamos. Con el tiempo, la memoria va fecundando y ahora somos una hermandad”, relata Areta, que recuerda su sexto puesto en longitud: “En la pista de ceniza llovía y se convirtió en un lodazal. Me clasifiqué por la repesca”, cuenta Pipe, sacerdote como indica su alzacuellos. Le impresionó Japón: “Parece una perogrullada, pero está lleno de japoneses y me impresionó. Ellos, recién salidos de una guerra, se volvían a presentar al mundo”. Aritmendi, único español oro Mundial de cross, también formaba parte del clan: “Fueron unos Juegos entre amigos. Competíamos como amateurs y no había intereses”.
Sólo tres mujeres acudieron a Tokio. Una de ellas era la nadadora Rita Pulido: “Tenía 19 años. El desfile, la Villa... Aquello me maravilló. Había lavadoras automáticas, televisión a color, cámaras de fotos... Eso en España no existía. Me di cuenta que nos habíamos adelantado una década o más”, sonríe la canaria, que se considera “una privilegiada”: “Descubrí que mi vida había sido diferente a la del resto de chicas de mi época”. Su hija Natalia fue olímpica, y admira a Mireia. Rita es otra pionera, igual que los seis que fueron en invierno a Innsbruck. Luis Sánchez, de Navacerrada, estuvo allí: “La hazaña estaba en ir a competir a ese nivel”. Son los héroes de 1964.