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EL DIARIO DE DANI SÁNCHEZ

Día 2. De turismo por Katmandú

El redactor y fotógrafo de AS, Dani Sánchez, acompaña a la expedición Diabéticos en el Everest 2014 al campo base (5.350 metros) del ochomil.

Día 2. De turismo por Katmandú

Rima no para de sonreir. Lo puede hacer en cualquier idioma. Tiene tres hijos y se dedica a vender collares a la entrada de Pashupatinath, el principal templo hindú de Katmandú. Lo hace con una insistencia que ya he visto en otros lugares. Dibuja una mueca pícara cuando el turista responde que no tiene dinero, con cara de pensar “anda que yo”, e insiste con el tema de los collares. Me cuenta que los americanos son los más tacaños, pero los españoles tenemos mucho dinero. Pienso también para mí “anda que yo”.

Caminamos junto al sagrado río Bagmati mientras los cuerpos amortajados arden sobre piras de madera. Sus familiares guardan silencio sólo roto por algún irrespetuoso clic de turista. Un yogui pide dinero por una foto y un mendigo para algo de comer. Nos quieren vender ajedreces, inciensos, caracolas, fósiles y bálsamo del tigre. Y muchas cosas más que no sé reconocer bien.

Cerca de allí visitamos la stupa budista de Bodhnath, donde los peregrinos realizan la vuelta ritual observados por los atentos ojos de buda que presiden la torre central. Los comerciantes rezaban allí antes de conducir sus yaks rumbo a Lhasa para pedir protección en el camino, así que tampoco está mal que hagamos la vuelta. Las banderas de oración se agitan con el aire y así envían sus plegarias al cielo según la tradición budista.

Mientras tanto, Rima seguirá sonriendo a los turistas en alguna calle de Katmandú. Ofreciendo sus collares a cambio de muy poco y no vendiendo casi ninguno. Sonriendo ante la indiferencia de los que pasan a su lado sin sonreírla. Los que responden a un pobre que no tienen dinero. Los que fotografían todo sin ver nada. Esos turistas en los que a veces, sin querer, nos convertimos.