RUGBY
Los All-Blacks se dejan su prestigio empatando en Sidney
Mal partido entre Australia y Nueva Zelanda. Los campeones fueron un espejismo y los Wallabies apenas aportaron en ataque.
Impropio del nivel que se presuponía en la previa. Australia y Nueva Zelanda firmaron tablas en el arranque del Championship (el IV Naciones del Sur). Los All-Blacks, que tenían ante sí la oportunidad de batir un récord mundial con su 18ª victoria consecutiva, fueron un espejismo de sí mismos. Como si la historia no fuera con ellos hasta encontrar su próxima motivación: ganar un Mundial organizado fuera de su país (Inglaterra 2015). A los Wallabies también se les presuponía más. El favorito era el rival, pero tras el buen papel de sus clubes en el SuperXV los australianos llegaban cargados de esperanza, pero no de rugby. Ni en un mal día de los All-Blacks fueron capaces de derrotarles. Porque un batacazo de los kiwis debe ir acompañado de un recital del rival, de un partido digno, como el hizo Inglaterra en Twickenham en noviembre de 2012... Nada que ver con lo visto esta vez en Sidney.
Un 12-12, sin un solo ensayo en 80 minutos, sin chispa, con escasamente un par de acciones a menos de 5 metros del feudo rival. Toda una serie de señales que muestran lo poco atractivo que resultó lo que se antojaba, a priori, un partidazo. Los All-Blacks salieron con ganas y a las primeras de cambio encontraron un 0-3 con golpe de Cruden. Los locales, sobre todo con las imprecisiones de Folau, se mostraban nerviosos, pero en su primera aproximación al campo rival, Beale ponía el 3-3. En ese momento Nueva Zelanda metió una marcha más y aunque sólo fuera por su presión, encontraron tres golpes más y en el 21 vencía 3-9. White no era capaz de armar el juego de backs de los Wallabies y todo indicaba que los All-Blacks ganarían, con lo justo, pero de forma sencilla. Ni siquiera jugando en superioridad numérica y apenas a 10 metros del ensayo se la jugó el cuadro australiano en el último minuto del descanso.
Una amarilla a Crockett previa motivó a Australia en el arranque del segundo periodo y dos pateos de Beale ponían el 9-9. En ese momento parecía que Nueva Zelanda podía apretar, sabedor de que el triunfo corría peligro, pero el chispazo duró para un nuevo golpe de castigo de Cruden y nada más... Después los Wallabies se lo creyeron, pero con más corazón que rugby. Una amarilla de Barrett dejaban el camino despejado a 10 minutos del final con el 12-12 y un jugador más para los locales. Era un ahora o nunca y los australianos volvieron a ser los de siempre tirando por tierra la ilusión de todo un planeta que sigue esperando que los All-Blacks pierdan, algo que no ocurre desde noviembre de 2012. Tras los test de junio contra Inglaterra y este arranque de Championship queda en evidencia que Nueva Zelanda necesita una motivación para volver a ser la que era. ¿Australia? Sin juego de ataque no se llega a ningún sitio. Sin atrevimiento, sólo dependiendo del pateo de Bale, no es suficiente para lucir en el Championship.