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Juan Carlos Bolaños

“Me arriesgo porque podemos jugar la final de la Champions”

Juan Carlos Bolaños (43 años) es junto a su hermano José Luis (53) dueño de Noozhoh. El veneno del turf les entró en Gran Canaria, donde tienen una cadena de supermercados.

Juan Carlos Bolaños esta viviendo un sueño.
Rafa Aparicio

—¿Quién llama a su puerta para llevarse a ‘Noozhoh’?

—Después de la famosa victoria en Burdeos, llegaron muchas ofertas de todas partes. Un montón de dinero. La más alta fue de 1,5 millones de euros, pero no está en venta. No queremos escucharlas porque entonces podríamos caer en la tentación... Y lo que queremos es mantenerlo.

—Debe ser muy difícil resistirse. Se podría lesionar y perder una oportunidad de oro…

—Complicadísimo. No estamos hablando de un edificio o un solar. Los jeques pueden tener quince Noozhoh en su cuadra. Para la nuestra es único y corremos un alto riesgo. Pero la ilusión está ganando al dinero. Me arriesgo porque tenemos la oportunidad de jugar la final de la Champions, está a un paso y vamos a darlo. Nadie ha llegado a ese límite en España.

—¿Ya se ha imaginado ganando las 2.000 Guineas?

—¡Ufff! Muchas veces y de muchas formas. En las 2.000 Guineas, Noozhoh se va a encontrar con lo mejor. Con caballos cuya cubrición ha costado 200.000 euros, de casas reales… Él, con la última carrera de París, ya podría ser semental, pero queremos redondearlo.

—El año pasado, antes de correr en Burdeos, pagó por la hermana de ‘Noozhoh’ 80.000 euros en una subasta. ¿No fue arriesgarse demasiado?

—¡Me tiré a la piscina sin agua, pero de momento voy nadando! Nos gustó mucho y sabíamos que Noozhoh lo iba a hacer bien en París e iba a ser una buena compra. Posiblemente debutará en Madrid en mayo y en la misma carrera que su hermano para caballos de dos años. Entonces se me volverá a poner el corazón a cien. Cuando compras, te llevas una cajita con un lazo y cuando lo abres descubres si es un regalito o un regalazo como Noozhoh. Aquí el factor suerte es lo primero. Te puedes gastar una millonada y que no funcione.

—¿Cómo fue verse rodeado de la nobleza del turf en París?

—Te ves en el paddock, miras a tu alrededor y dices ‘me he equivocado de sitio’. Pero creo que al final salimos por la puerta grande.

—El caballo sigue estabulado en La Zarzuela cuando a lo mejor prepararlo en Francia o Inglaterra sería mejor para su futuro ¿Por qué?

—Aunque suene duro, el caballo aquí no pinta nada, no dice nada, pero es que en Madrid me siento en casa y por eso quiero que corra una vez más aquí. Posiblemente, la última vez sea el domingo 30. Es mi idea, pero dependerá de cómo esté el terreno. Lo razonable sería hacerlo reaparecer en Inglaterra o Francia, en un Grupo 3 o Grupo 2, en un 1.400 en línea recta con gran nivel… Pero no quiero tirar la toalla en casa.

—Cuando le ve galopar, ¿qué siente?

—Que estás ante un lujo. Si no tienes ni idea de caballos y le ves galopar entre cien, notas la diferencia. Por su amplitud de paso, su corazón, su elegancia… ¡Es un caballazo!

—¿Y no es muy ambicioso presentarse en Newmarket?

—Es una apuesta dura, sin duda. También lo era ir a Francia y algunos nos llamaron locos. Pero seguro que correrá bien… Y que nadie olvide que corremos para ganar.

—¿Se vivirá una peregrinación a Newmarket?

—Ya me he encontrado gente que me dice que ha comprado los billetes sin saber seguro si corremos. Eso es lo que me enorgullece, que el aficionado quiera ser partícipe, que sienta el caballo como suyo. Cuando hablan a sus amigos de carreras, les hablan de Noozhoh, de que han tenido la suerte de verlo correr. A París se desplazaron más de 500 españoles, en Burdeos ya fueron casi dos centenares… Es un aliciente más para desplazarse a clásicos mundiales.